¿Cómo se elige a un nuevo Papa?

PapaLa semana comenzó con una noticia de importancia internacional: el Papa Benedicto XVI, el alemán Joseph Ratzinger, anunció su renuncia al máximo cargo eclesiástico del Catolicismo, debido a problemas de salud que lo aquejan desde hace ya algún tiempo. Según el comunicado oficial, Benedicto XVI se mantendrá al frente de la Iglesia Católica hasta el jueves 28 de febrero. Las renuncias papales no son muy comunes en la historia, previamente habían dimitido Celestino V (fue Papa solo unos meses durante 1294) y Gregorio XII (quien inició su período en 1406 y renunció en 1415, en un clima de múltiples controversias y contiendas en el Colegio Cardenalicio. A partir del 28 de febrero de 2013, la Iglesia tiene entre 15 y 20 días para reunirse en Cónclave y elegir al nuevo Papa, según procedimiento y tradiciones que no han cambiado desde hace siglos. ¿En qué consiste la elección del nuevo Papa?

Como hemos podido notar en las informaciones que llegan desde el Vaticano, los Cardenales de todo el mundo (actualmente son 148) ya están haciendo los preparativos para viajar a la sede del Catolicismo y participar del Cónclave. Será la segunda vez en plena era de la información en tiempo real que el mundo observará con detalle esta ceremonia. Aun se recuerdan las imágenes previas al anuncio de Benedicto XVI, 265to. Papa desde San Pedro, con los purpurados ingresando a la Capilla Sixtina en actitud solemne y reflexiva, todos vestidos de rojo, rumbo al recinto en el cual se aislarán de todo contacto con el mundo exterior hasta elegir al nuevo Sumo Pontífice.

Las medidas de seguridad son muy estrictas para mantener en reserva las votaciones de los Cardenales, quienes están prohibidos de utilizar sus teléfonos celulares, computadoras, recibir correspondencia, ver televisión o revisar periódicos. Mientras en el interior se produce esta especie de retiro espiritual, a puertas cerradas, escuadrones de expertos en seguridad recorren cada centímetro del recinto para detectar la presencia de indiscretas cámaras o micrófonos que amenacen el absoluto secreto que impone el protocolo eclesiástico.

Este Cónclave (palabra que proviene del latín “cum clavis” o “bajo llave”) puede durar horas, incluso días. Según el derecho canónico, se contemplan hasta tres descansos entre votaciones, si estas no resultan con un ganador. El proceso de votación tiene tres etapas (pre-escrutinio, escrutinio y post-escrutinio), y cada dos votaciones conforman una sesión o ronda. Para que un cardenal sea elegido como el nuevo Papa, deberá obtener una mayoría de dos tercios, si al 11avo. día ningún candidato obtiene dicha mayoría, se limita la votación a los dos cardenales que tengan mayor cantidad de votos y se elige por mayoría absoluta. Ningún Cardenal puede realizar propaganda ni personal ni para apoyar a alguno de sus colegas.

Cada vez que concluye una ronda de votación, y después de haber redactado un acta oficial con los resultados, las balotas deben ser quemadas para anunciar que aun no se ha elegido al Sumo Pontífice. Este momento es cumbre para la feligresía – y la prensa – que aguarda en las afueras de la Capilla de San Pedro. Si el humo producido por las balotas incineradas es negro, significa que no ha habido ganador y que el Cónclave continuará. Si el humo es blanco, significa que ya hay un ganador.

En el interior de la iglesia, el decano del Colegio Cardenalicio pregunta al elegido si acepta el cargo y con qué nombre desea gobernar. Según esta tradición, cada Papa puede escoger libremente un nombre: el de uno de sus antecesores, el de un santo de su devoción o una versión latinizada de su propio nombre. Un dato curioso: en casi dos mil años de Papados, ninguno ha escogido llamarse Pedro, por respeto al apóstol de Jesús, el primer Papa de la historia.

Una vez cumplida esta formalidad, el decano del Colegio Cardenalicio sale al balcón y exclama la frase en latín “¡Habemus Papam!” (“¡tenemos Papa!”), dando por concluida la elección. El nuevo Papa sale al balcón y pronuncia su primera bendición, Urbi et Orbi (A la ciudad y al mundo).

El Sumo Pontífice actual, de 85 años de edad, asumió el Papado en abril del 2005, pocos días después de haber cumplido los 78, tras cuatro rondas de votación. En ese entonces, teniendo en cuenta el perfil de desempeño papal que había impuesto Karol Wojtyla, Juan Pablo II, ya se comentaba que el nuevo Prelado tenía una edad muy avanzada. Como todos recordamos, Juan Pablo II fue conocido como “el Papa Peregrino” por su intensa labor evangelizadora presencial, que le exigía realizar viajes por todo el mundo, a veces de manera ininterrumpida, cubriendo largas distancias en períodos relativamente cortos. Sin embargo, Benedicto XVI asumió el reto y aunque su estilo como autoridad de la Iglesia Católica fue diferente desde el comienzo de su período, las tensiones que produce dirigir el Vaticano han mellado su salud y de ahí su decisión de renunciar.

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