Pedagogía moderna: ¿Te imaginas un mundo sin internet?

Este año se han cumplido tres décadas de la aparición de la “world wide web” –traducción literal: “red mundial” o “red que cubre el mundo entero”-, la casa matriz de todas las páginas, aplicaciones, juegos, redes sociales y portales de búsqueda o noticiosos que conocemos y utilizamos bajo una sola palabra, hoy omnipresente en nuestras vidas personales y laborales: Internet. La red global, también conocida en sus primeros años como “red de redes” se ha convertido en parte inevitable del desarrollo de las relaciones humanas a todo nivel. ¿Te imaginas un mundo sin internet?

 

En una crónica publicada hace dos años en un medio local, el escritor peruano Juan Manuel Robles relató la increíble historia que le había ocurrido a él tras tomar la decisión de cerrar su cuenta de Facebook: apenas pasaron tres días sin que actualice su perfil para que sus amigos comenzaran a llamarlo, insistentemente, por teléfono para saber si estaba bien, si su PC o su celular habían sido robados. Estimulado por esas reacciones, el escritor y columnista decidió continuar su experimento y alargó su ausencia en redes sociales. Incluso llegaron a llamar a su madre para preguntar si le había pasado algo y, en el extremo de la historia, si acaso Juan Manuel había muerto.

Vivir sin internet, vivir sin redes sociales, es actualmente casi impensable. Y el “casi” sirve solo para no ser determinantes ni generalizadores. Pero la verdad es que ya no hay prácticamente ningún ámbito o actividad humana que pueda desarrollarse totalmente al margen de la tecnología y la sociedad computacional. Ya sea una conversación por teléfono, un chat por WhatsApp o la búsqueda sofisticada de información en Google, todo pasa por el lenguaje universal del hipertexto, la posibilidad de alojar, en plataformas virtuales y entornos de computación, una ilimitada cantidad de información que puede ser consumida, difundida, compartida y procesada por varias personas al mismo tiempo, además de trasmitirse en tiempo real, acortando distancias y eliminando demoras que antes eran normales.

La world wide web, es decir, la famosa “triple ve doble” que anteponemos a cualquier página de internet, es definida de la siguiente forma en la enciclopedia virtual Wikipedia: “la red informática mundial es un sistema de distribución de documentos de hipertexto o hipermedia interconectados y accesibles a través de Internet. Con un navegador web, un usuario visualiza sitios web compuestos de páginas web que pueden contener textos, imágenes, vídeos u otros contenidos multimedia, y navega a través de esas páginas usando hiperenlaces”. Y añade lo siguiente: “La Web, tal y como la conocemos hoy día, ha permitido un flujo de comunicación global a una escala sin precedentes en la historia humana. Personas separadas en el tiempo y el espacio, pueden usar la Web para intercambiar- o incluso desarrollar mutuamente- sus pensamientos más íntimos, o alternativamente sus actitudes y deseos cotidianos. Experiencias emocionales, ideas políticas, cultura, idiomas musicales, negocio, arte, fotografías, literatura. Todo puede ser compartido y diseminado digitalmente con el menor esfuerzo, haciéndolo llegar casi de forma inmediata a cualquier otro punto del planeta”.

¿Te imaginas un mundo sin internet? Quienes pasamos la barrera de los 40 años solo necesitamos recordar cómo fueron nuestras niñeces y adolescencias. Pero para tus alumnos, que tienen entre 4 y 16 años, sería una experiencia difícil, traumática. Lo cierto es que, entre 1989 –año en que se presentó la primera versión de la world wide web- y hoy, la tecnología ha avanzado a velocidades enormes y su uso es tan extendido que puede equipararse, por su impacto e influencia en la vida del ser humano, como otros inventos/descubrimientos como la rueda, el fuego, la energía eléctrica o la imprenta.

 

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