Salvador Dalí: Cuando la locura y el genio se hacen una sola cosa
El superrealismo o suprarrealismo -mal llamado comúnmente "surrealismo"- es el movimiento literario y artístico que intenta sobrepasar lo real impulsando con automatismo psíquico lo imaginario y lo irracional, que se inició en la segunda década de los años 20s con André Breton, genial artista francés. A partir de ese momento, surgieron infnidad de manifestaciones suprarrealistas que impactaron al mundo con sus imágenes pesadillescas, reflejadas tanto en el arte pictórico como en la cinematografía, la música y la literatura. Pero no cabe duda que es en la pintura donde se expresa mejor esta tendencia a transgredir todo lo conocido para introducir al consumidor de arte en una realidad paralela, alternativa y sorprendente. De todos los grandes nombres asociados a esta corriente que desborda creatividad y sentido provocador, destacó el español Salvador Dalí, de quien hablamos en esta nota, con motivo de un aniversario de su fallecimiento, un 23 de enero:
El suprarrealismo fue un movimiento estético surgido en Francia después de la Primera Guerra Mundial. Aunque su ámbito de origen fue la literatura, este movimiento se extendió al campo de las bellas artes, entre ellas, la pintura. De entre los pintores más representativos de este movimiento cabe destacar a Salvador Dalí.
Salvador Dalí nació en Figueras, Cataluña un 11 de mayo del año 1904. Este pintor español fue alumno de la Escuela de Bellas Artes de la ciudad de Madrid. Dalí comenzó cultivando una pintura de gran corrección y sentido lírico, mostrando dotes de consumado dibujante y virtuoso en el uso de los colores.
De forma muy temprana, Dalí empezó a elaborar cuadros cubistas bajo la influencia de Juan Gris. En 1928, a la edad de 24 años, Dalí hace su ingreso formal al movimiento cubista para satisfacer su díscolo temperamento, completamente saturado de las obras y teorías de Freud.
Las obras de Dalí daban más valor a las visiones del subconsciente que a las percepciones reales de los sentidos. En 1929, el excéntrico pintor contribuyó con el realizador cinematográfico, también español, Luis Buñuel en la creación del cortometraje Un perro andaluz. La colaboración de ambos artistas ha quedado en la historia del cine como una de las películas más extravagantes y mejor realizadas del cine mundial. Una serie de escenas suprarrealistas sorprenden al espectador que, sin darse cuenta, se ve introducido en un mundo onírico y extravagante de gran poder imaginativo.
A fin de representar la realidad sin ataduras, la realidad que escapa al control de la lógica, o en otras palabras la “suprarrealidad”, este formidable representante del suprarrealismo siguió básicamente dos caminos: el del automatismo y el de la exploración de los sueños. De esta época datan por ejemplo sus cuadros: El sentimiento de la inminencia y La persistencia de la memoria, ambas del año 1931. Estas obras de arte cuentan con abundantes alusiones sexuales y yuxtaposiciones de objetos y figuras.
Se podría decir que la contribución más grande que hizo Dalí a la escuela suprarrealista fue su método crítico paranoico. Dalí definió a esta forma de trabajar como un método espontáneo de conocimiento racional basado en una asociación interpretativo-crítica del delirio y la locura.
La vejez de Guillermo Tell es una de las pinturas en las que Dalí hace uso de su particular método para deleitarnos con su arte. En esta obra, el pintor español interpreta la historia del famoso héroe según una perspectiva de carácter erótico. El dilatado escenario en que se desarrolla la acción y la minuciosidad al detalle con que trabaja el artista son características inmediatamente reconocibles de muchas de sus pinturas.
De 1935, cabe resaltar su extraordinario cuadro, La jirafa en llamas. El fondo de la pintura asemeja al crepúsculo y las figuras principales están trabajadas con una paleta cromática de colores muy fríos. El único color vivo de esta obra es el fuego con el que arde la jirafa que se deja ver casi sobre la esquina inferior izquierda.
Entre 1940 y 1956, Dalí residió en Estados Unidos de Norteamérica (Dalí junto a otros artistas e intelectuales como Luis Buñuel, escaparon al extranjero buscando refugio del régimen dictatorial de Francisco Franco). En esta época es que el artista que había revolucionado la pintura con su particular percepción de la realidad alcanza un status de figura y artista de renombre mundial. A este periodo pertenecen obras muy personales en las que demuestra un pincel de colores brillantes y refinados con temas que daban a conocer su mundo interior: La Madona de Pòrt Lligat (1950), Cristo de San Juan de la Cruz (1951), Última Cena (1955), entre otras.
También de su larga estadía en los Estados Unidos de Norteamérica data una genial contribución que hizo con el maestro del cine de suspenso Alfred Hitchcock. Para 1945, Hitchcock estaba rodando Spellbound, una película que incluía una secuencia de un sueño muy influenciada por el suprarrealismo. Dalí aportó la decoración para esa inolvidable escena en la que los doctores intentan analizar los sueños del personaje principal de la cinta, el Dr. Edwardes (interpretado por Gregory Peck).
Hacía 1980 la salud de Salvador Dalí se deterioró notablemente. Nueve años más tarde, en 1989, y mientras oía el que él consideraba su disco de ópera preferido (Tristán e Isolda de Richard Wagner) falleció este genio de la pintura y arte universal. Es importante manifestar que, con Salvador Dalí, se inició una época revolucionaria para el arte mundial porque se experimentó utilizando una nueva forma de percibir la realidad y de plasmarla para el deleite de todos los amantes del buen arte.
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