El charango: Orgullo musical peruano
Los recientes fallecimientos de los charanguistas peruanos Jaime Guardia Neyra (16 de julio, 85 años) y Ángel "El Torito" Muñoz Alpaca (5 de agosto, 89) han entristecido a la comunidad artística y amante de la música folklórica nacional. Ambos fueron los máximos representantes del sonido de sus regiones: Guardia, al frente de La Lira Paucina y como solista, fue maestro del huayno y carnaval de Ayacucho. Por su parte, Muñoz Alpaca alcanzó popularidad como integrante del Trío Yanahuara, maestros del yaraví de las alturas de Arequipa. Ambos músicos definieron el sonido del charango con sus amplias y fructíferas trayectorias musicales, que alcanzaron su máximo punto en las décadas de los cincuenta y sesenta, durante el primer proceso de migración del campo a la ciudad, que trajo a Lima la belleza de la música andina en estado puro, de la cual el charango es uno de sus principales elementos.
La historia del charango nos remite a la región andina del Perú y Bolivia, denominada comúnmente como Altiplano. En épocas coloniales, hablar de Puno y de Potosí era hablar de lo mismo, como parte territorial del Virreinato del Perú (de hecho, lo que hoy se conoce como Bolivia era llamado en esos tiempos, siglos 15, 16 y 17, como el Alto Perú). Y es en estos tiempos en que nace formalmente el charango, una adaptación de la guitarra española, a su vez una evolución de la antigua vihuela.
El charango ha llegado a nuestros tiempos con mínimas modificaciones de fondo, aunque las formas por supuesto han experimentado transformaciones relacionadas al tipo de materiales y aplicaciones tecnológicas para potenciar su calidad y mejorar su sonido. Los especialistas coinciden en no ponerse de acuerdo dóno surgió este entrañable instrumento de cuerda. Sin embargo, revisando investigaciones de etnomusicólogos e historiadores la conclusión es una sola: el charango es 100% andino, y si quisiéramos establecer una nacionalidad concreta, peruano por su extenso uso y desarrollo de estilos y técnicas de construcción y ejecución.
Esto no significa que Bolivia no pueda reclamar la paternidad del charango. Y de hecho lo hace desde hace mucho tiempo, atizando la polémica del mismo modo que ocurre con la diablada y la tuntuna, bailes altiplánicos que se practican en ambos países. Personajes como el investigador Ernesto Cavour o Mario Núñez -considerado el padre del folklore boliviano- han realizado valiosísimo aportes al desarrollo y difusión del charango. Y, más recientemente, los hermanos Wilson, Ulises y Gonzalo Hermosa, líderes del conocido grupo Los Kjarkas, han llevado al charango al mundo entero e incluso desarrollaron una versión diferente -más grande de tamaño y de registro sonoro más grave- del charango, el ronroco.
Un charango convencional mide hasta 40 centímetros del clavijero a la base. Tiene 10 cuerdas ordenadas por pares (cinco órdenas) y son, generalmente, de nylon. lo que le da el sonido cálido y dulce que lo caracteriza. Actualmente su caja de resonancia está hecha, como las guitarras, de maderas como la caoba, el cedro, el pino báltico o el palisandro. Pero en la antigüedad se hacían con el caparazón de un armadillo, un simpático mamífero. Hoy aun se construyen charangos con estas caparazones pero en menor cantidad, por supuesto, para proteger a esta especie animal.
En el Perú, además de los fallecidos Jaime Guardia y Ángel Muñoz, destaca el charanguista y lutier (constructor de instrumentos) Jesús Alvarado Gutiérrez, quien a sus 85 años aun trabaja en un casa/taller de Villa El Salvador y mantiene vivo el estilo de digitación y rasgueo que ha hecho popular al charango en el Perú y en el mundo. Entre los charanguistas jóvenes destacan Chano Díaz Límaco (que fue director musical del famoso documental Sigo Siendo y es integrante del grupo El Polen), Ricardo Silva (del grupo Del Pueblo Del Barrio), Julio Mendívil, Pedro Arriola (Grupo Yawar), José Meza Muñoz (Grupo Antología), o el joven solista Johnatan Simón, más conocido como Puka.
En otros países de Sudamérica hay excepcionales charanguistas que han contribuido a que este instrumento se haga conocido en el mundo: Jaime Torres y Gustavo Santaolalla en Argentina, Horacio Durán y Roberto Márquez, de los grupos chilenos Inti Illimani e Illapu, respectivamente; están entre los mejores charanguistas del mundo.
Interesante artículo sobre el charango peruano…pero dentro los jovenes charanguistas se olvidaron del puneño OMAR PONCE VALDIVIA,extraordinario y multifacético músico, compositor, investigador del charango, antropólogo, Director de la Comunidad Musical "Los Jaukas", docente en la ENF.JMA-Lima, PUCP-Lima. Amerita una entrevista.