La opinión de los alumnos también cuenta: Interesante publicación del IEP
La Educación está en permanente debate, desde las alturas de la oficialidad hasta las sobremesas de las casas, todos hemos aceptado que hay algo por hacer: desde mediados de los años 60, las sociedades civiles han planteado la necesidad de acercar la escuela al niño, en el sentido de terminar con las estructuras rígidas, represivas de la escuela tradicional para dar paso a una relación más humana entre profesores, autoridades, padres de familia y alumnos. Sea que hablemos de la filosofía pedagógica de José Antonio Encinas (creador del concepto “escuela nueva” que dio origen a toda una corriente de pensamiento educativo nacional) o de los movimientos estudiantiles de Europa o EE.UU. en la era del pensamiento hippie, la idea de hacer participar a los alumnos de un proceso menos coactivo y más libre sigue siendo una asignatura pendiente.
La opinión de los alumnos, sin embargo, no ha cambiado en los últimos 50 años, como puede colegirse del libro Podemos aprender mejor: La educación vista por los niños, publicado recientemente. Se trata de una investigación realizada por el Instituto de Estudios Peruanos (IEP), institución amiga de Derrama Magisterial, que ha editado en colaboración con la UNICEF. Respuestas como “queremos que nos enseñen con paciencia” o “que los profesores nos respondan con buen humor”, que provienen de niños y adolescentes escolares de las tres regiones del país (de zonas urbanas y rurales), demuestran uno de los principales clamores de los educandos: el rechazo a la violencia en las escuelas.
Las investigadoras Patricia Ames y Vanessa Rojas afirman que “los principales que muchos niños son capaces de darse cuenta de que su entorno educativo no es el adecuado y exigen mejor infraestructura. Asimismo, en entornos rurales, son conscientes de los choques culturales y manifiestan que aprenderían mejor si les enseñasen en su propia lengua”.
Contrariamente a lo que se suele pensar, “los niños poseen una mirada compleja de su educación, pues entienden la escuela como un espacio de aprendizaje, pero saben que no es el único, por ello piden una mayor relación de ésta con el hogar y la localidad, lo cual se materializaría incluyendo en el currículo educativo conocimientos sobre arte, tecnología y preparación para el trabajo”. En ese sentido, el papel de la familia y de los medios de comunicación debe ser más participativo y comprometido. En el caso de los medios masivos, por ejemplo, hay una total desconexión entre el discurso permanente de intentos por mejorar la educación y las parrillas de programación, plagadas de entretenimiento y nulas en contenidos útiles.
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