Plaza Dos de Mayo: Homenaje al combate de 1866
El pasado lunes se celebró el 150mo. aniversario del Combate del Dos de Mayo, importante hecho de armas en el que se sella, de manera definitiva, la independencia de España. Tras la declaración de independencia de 1821 y la victoria peruana en Ayacucho tres años después, nuestra vida republicana vio cómo se sucedían, uno tras otro, diversos gobiernos y dictaduras que daban cuenta de una libertad aun en pañales, incapaz de estructurarse de manera ordenada. En ese contexto, España intentó recuperar sus colonias en esta parte del continente y la emprendió contra el Perú, lanzando una escuadra que llegó amenazante hasta nuestras costas. Ya en el Callao, se encontraron con un valiente y poderoso grupo de peruanos que repelieron el ataque haciendo retroceder a los hispanos, hasta obligarlos a retirarse. Pocos días después, el presidente Mariano Ignacio Prado determinó la construcción de una plaza y monumento que honrar esta victoria naval, en la cual pasó a la inmortalidad don José Gálvez Egúsquiza. La plaza, construida en una zona que entonces era conocida como el Óvalo de la Reina, es nuestra conocida Plaza Dos de Mayo, ubicada en el cruce que conforman las avenidas Colonial, Alfonso Ugarte y Colmena (Nicolás de Piérola). El monumento que se erige en esta conocida plaza limeña es uno de los más impresionantes de la arquitectura republicana de nuestra ciudad capital y tiene una historia que es digna de contarse:
Mes y medio después del combate naval frente a las costas del Callao, se ordenó la construcción de un monumento que conmemorara esta sonora victoria, que marcó el final de las pretensiones colonialistas españolas. La plaza fue diseñada por el arquitecto Louis-Léon Cugnot y el monumento se le encargó al escultor Edmond Guillaume. La construcción duró un total de siete años, tras los cuales la obra (en mármol y bronce) fue trasladada al Perú, desde Francia, por don Pedro Gálvez Egúsquiza, hermano del héroe de la batalla.
Se hicieron dos versiones del monumento, que representa la victoria alada del ejército nacional. Una es la que hasta el día de hoy permanece en la Plaza Dos de Mayo pero la otra, de dimensiones más grandes, terminó en la ciudad chilena de Talca, como parte de los saqueos producidos durante la Guerra del Pacífico. Precisamente, esta versión de la victoria alada del Dos de Mayo, sufrió las consecuencias del devastador terremoto del año 2010 y quedó reducida a pedazos que hoy están en proceso de reparación.
Con respecto al monumento de nuestra Plaza Dos de Mayo, también padeció los embates de un terremoto, el que Lima tuvo en 1940. En aquella ocasión, la estatua se desprendió de su pedestal y se partió en dos, pero no sufrió mayores daños por lo que pudo ser restaurada y repuesta en su lugar original. Usted puede visitarla este fin de semana, en recuerdo de la gloriosa gesta de nuestra armada, que defendió con valor el territorio peruano.
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