Sabiduría japonesa: El viejo samurai
A veces, los mejores mensajes y reflexiones las podemos extraer de historias simples, cotidianas. Esto es algo que han entendido muy bien las culturas orientales a lo largo de los siglos, configurando una sabiduría popular basada en la enseñanza diaria, sencilla pero que es a la vez portadora de contenidos profundos, elementales para la vida en comunidad. En el Japón, uno de los países más castigados por la historia reciente -recordemos las bombas de Hiroshima y Nagasaki que prácticamente lo destruyeron durante la Segunda Guerra Mundial- existe una cultura filosófica milenaria que establece sus principios en algunas de las virtudes más olvidadas por la civilización occidental: el respeto a la experiencia que dan los años, el honor y la valentía para reconocer los errores, la capacidad de controlar emociones negativas, el autocontrol y la autoregulación. Y los samurais, ancestrales guardianes de todas estas cualidades humanas, son hasta hoy una permanente fuente de inspiración para esta clase de reflexiones, metáforas relacionadas a cómo debería vivirse la vida de manera honorable. Aun cuando muchos de sus preceptos parezcan demasiado rígidos para la laxa y ultra relajada sociedad occidental, siempre es bueno leer y recordar sus historias pues podemos aprender mucho de ellas. Y este es un buen ejemplo de ello:
De la página de Facebook Historias Mitológicas y Fantasías, hemos extraído esta narración, basada en uno de los personajes más fascinantes del país conocido como El Imperio del Sol Naciente. Los samurais, guerreros de una élite militar que gobernó el Japón durante centurias, han sido siempre la plena imagen del autocontrol, el honor y la valentía. Eran además, maestros en el arte de la meditación y la subordinación de los impulsos en favor de la inteligencia. En esta historia aprendemos cómo lidiar con la ira, la rabia y la provocación, emociones que pueden nublar nuestro criterio. Que la disfruten:
“Había una vez en el antiguo Japón, un viejo samurai ya retirado, que se dedicaba a enseñar el arte de la meditación a sus jóvenes alumnos. A pesar de su avanzada edad, corría la leyenda que todavía era capaz de derrotar a cualquier adversario.
Cierto día apareció por allí un guerrero con fama de ser el mejor en su género. Era conocido por su total falta de escrúpulos y por ser un especialista en la técnica de la provocación. Este guerrero esperaba que su adversario hiciera el primer movimiento y después, con una inteligencia privilegiada para captar los errores del contrario, atacaba con una velocidad fulminante. Nunca había perdido un combate.
Sabiendo de la fama del viejo samurai, estaba allí para derrotarlo y así aumentar su fama de invencible. El viejo aceptó el reto y se vieron en la plaza pública con todos los alumnos y gentes del lugar. El joven empezó a insultar al viejo maestro. Le escupió, tiró piedras en su dirección, le ofendió con todo tipo de desprecios a él, sus familiares y antepasados. Durante varias horas hizo todo para provocarlo, pero el viejo maestro permaneció impasible. Al final de la tarde, exhausto y humillado, el joven guerrero se retiró.
Los discípulos corrieron hacia su maestro y le preguntaron cómo había soportado tanta indignidad de manera cobarde sin sacar su espada, asumiendo el riesgo de ser vencido.
– Si alguien te hace un regalo y tú no lo aceptas, ¿a quién pertenece ese regalo? – preguntó el samurai.
– A quien intentó entregarlo – respondió un discípulo.
– Pues lo mismo vale para la rabia, la ira, los insultos y la envidia – dijo el maestro -, cuando no son aceptados continúan perteneciendo a quien los cargaba consigo.
Estas historias son pequeñas pero dejan una enseñanza que nos sirve para reflexionar y poder evitar muchas cosas negativas
¡Qué interesante, esta historia enseña a controlar la ira la cólera es bueno que así sigan compartiendo historias sobre los valores,control de emociones negativas que muchas veces hacen daño.
Es un ejemplo a seguir, lo tomare en cuenta y lo pondré ne practica. Gracias.
Muy interesante y podríamos reflexionar sobre este texto del viejo samurai, los que todavía no hemos podido aprendido a controlar la ira, en una sociedad que se resquebraja por tanta violencia en los hogares, colegios y en las mismas calles. Cuanto ganaríamos.
muy bueno, poner en practica y yo también lo practicare
Muy buena la enseñanza, así aprendemos a controlarnos, a no reaccionar bruscamente