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Editorial INCLUSIÓN, DESCENTRALIZACIÓN Y ECONOMÍA
na de las palabras que seguramente definió la opción electoral por el cambio fue inclusión,
entendida en términos económicos, sociales, políticos, culturales y de educacativas para
todos los peruanos; más aún, porque en estos campos se reflejan todas las desigualdades
y falta de oportunidades para las futuras generaciones.
La inclusión es una deuda histórica pendiente. La equidad y la justicia social es una
política y objetivo del Estado considerado por el Acuerdo Nacional: “el desarrollo humano integral,
la superación de la pobreza y la igualdad de acceso a las oportunidades para todos los peruanos
y peruanas sin ningún tipo de discriminación.”
Con una visión integral sobre la violencia política que se vivió en el Perú entre 1980 y 2000, la Comisión
de la Verdad y Reconciliación concluyó “que conjuntamente con las brechas socioeconómicas, el
proceso de violencia puso de manifiesto la gravedad de las desigualdades de índole étnica-cultural
prevalecientes en el Perú, manifestada en la existencia de una notoria relación entre situación de
pobreza y exclusión social.”
La sola implementación de acciones de impacto mediático del Gobierno anterior en Educación,
dejó a las poblaciones vulnerables más excluidos aún. En este contexto, la descentralización es la
aspiración de inclusión y equidad de las regiones y provincias para lograr su desarrollo.
En lo referente a la descentralización educativa, ha estado en agenda por largo tiempo. En los 80, para
facilitar el manejo administrativo de las Direcciones zonales; en los 90 con los Gobiernos Regionales
recién electos y luego disueltos por la dictadura fujimontesinista. Y en la última década, con tres
enfoques paralelos: regionalización, municipalización y autonomía escolar. Lamentablemente, cada
uno avanzando a su manera, siguiendo las recomendaciones del Banco Mundial, impuestas y sin
debate ni consenso por los agentes educativos. Lo que hace evidente la necesidad de definir, con
mayor claridad, el modelo de descentralización educativa para el Perú.
La descentralización educativa trae consigo, además, la reconfiguración de los mecanismos de
financiamiento, el principio central es que debe tener los recursos económicos para ejecutarlo. Sin
embargo; el nuevo Gobierno deberá trabajar con el presupuesto aprobado por el Congreso saliente,
que le negó a la escuela pública los fondos suficientes para acceder a la mejora de su calidad y
progreso científico. Esperamos que el próximo año, la voluntad de cambio y la preocupación por la
inclusión educativa esté reflejada en los fondos que se destinen a Educación.
¡Cómo no creer en los nuevos tiempos, viendo la esperanza del pueblo!, decía el Maestro Arguedas.
Por ello es que los docentes debemos aportar al cambio, a la lucha permanente contra el poder
que abusa, contra la hegemonía que absorbe toda libertad y, como orienta el Maestro José Antonio
Encinas, contra el orden social símbolo de la desigualdad y de injusticia.
El director