Page 11 - REVISTA AD MAESTRO N° 28 (abril - junio 2023)
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tencias si identifica situaciones de
          riesgo, pero sin una implicación
          activa de la misma familia difícil-  "LA EDUCACIÓN FAMILIAR PARTE DE
          mente cuajarán los modelos de
          comportamiento y las actitudes      UNA SITUACIÓN ÓPTIMA DE INICIO, QUE
          que se quieran fomentar. Por eso,   ES EL AMOR QUE SE PROFESAN PADRES/
          resulta tan difícil reconducir situa-  MADRES E HIJOS, QUE ES UN FACTOR
          ciones peligrosas cuando existe un
          entorno familiar desestructurado    IMPORTANTE PARA FAVORECER LA
          o prácticamente inexistente. En-    IDENTIFICACIÓN DE LOS MENORES CON
          tonces no restan más posibilidades   SUS EDUCADORES PROGENITORES, Y ESTO
          que las que pueda ofrecer la aten-
          ción social para proteger a los me-  FACILITA LA PRÁCTICA DE LA IMITACIÓN DE
          nores de posibles males.            COMPORTAMIENTOS Y ACTITUDES...
            Si nos centramos en el caso de
          las  familias  que,  legítimamente,
          pretenden fomentar en su seno un
          modelo educativo que encaje en
          el contexto democrático en el que
          vivimos y que queremos preser-
          var, deben saber que en muchos
          casos tendrán que luchar contra
          corriente, y que la principal fuerza
          para su aplicación reside en sí mis-
          mas. Ahora ya no vale aquello de
          preguntar “¿esto te han enseñado
          en la escuela?”, porque un posi-
          ble mal hábito se puede adquirir
          fuera de casa, incluída la escuela,
          por múltiples vías. Por todo ello,
          actualmente la familia resulta más
          decisiva en la educación de niños
          y adolescentes que en tiempos pa-
          sados. Los padres ya no pueden in-
          hibirse pensando que la escuela o
          la iglesia harán su trabajo. Solo los
          abuelos y familiares próximos, por
          ejemplo, pueden ayudar eficaz-
          mente a la educación familiar, si
          previamente hay un acuerdo bien
          explícito de los valores, actitudes y
          comportamientos a fomentar.
            Pero la actuación educativa fa-
          miliar requiere de toda una serie
          de condiciones para que resulte
          eficaz. Una primera condición es la
          coherencia, entre lo que se deman-
          da a los hijos y aquello que los pro-
          pios padres o equivalentes se de-
          mandan a sí mismos. La educación
          familiar parte de una situación óp-
          tima de inicio, que es el amor que
          se profesan padres/madres e hijos,
          que es un factor importante para
          favorecer la identificación de los
          menores con sus educadores pro-
          genitores, y esto facilita la práctica
          de la imitación de comportamien-
          tos y actitudes. Aquí se hace reali-
          dad ese gran principio pedagógico
          de “predicar con el ejemplo”. Pero
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