Page 61 - Revista 62 palabra de maestro

desde su actuación en las diferentes
funciones que encierra la actividad
pedagógica profesional.
Los juguetes
Llamamos juguete a aquellos
objetos elaborados para que los
niños jueguen. Sin embargo, son
juguetes también todos aquellos
artilugios que crean los más
pequeños para su diversión y
otros tantos objetos que no fueron
elaborados con ese fin, pero que
igualmente son usados por ellos
para entretenerse.
Así, podríamos llamar juguetes
también a una rama, un pedazo de
madera, una escoba, una cacerola,
unas piedritas…, pues si los niños las desarrollo.
emplean para jugar, son
válidas también dentro
de este término. En ese
sentido, es irónico que
se consideren juguetes
a peluches o enormes
aparatos que, por lo
complejo o grandeza de
su estructura, terminan
empolvándose en el
salón de juegos y no
se les da el uso para el que fue
creado. Desde este punto de vista,
consideremos el juguete no solo
como aquel artículo que compramos
en la sección Juguetería de una
tienda por departamento, sino
como todo aquello que el niño
considera como elemento de juego.
De esta forma estaríamos
aislándolo de lo que verdaderamente
es el juego. Porque, para empezar,
los juguetes son herramientas
para desarrollar y potenciar
sus características personales
y formales en el aprendizaje, la
exploración y la realización con
el mundo que le rodea, lo que
ayudará a la maduración de su
sistema nervioso central y a su
desarrollo intelectual y afectivo.
Serán herramientas con las que
los niños construyen sus propios
puentes entre la fantasía y el mundo
real. Es, por tanto, indudable la
importancia que tiene que ser para
los profesionales encargados de la
primera infancia la elección de un
juguete.
El cuerpo es el primer juguete
del niño, desde sus primeros meses
de vida disfruta descubriendo y
explorándolo. Paulatinamente su
interés varía y pone su atención
en los objetos de su medio. Por
ejemplo, utiliza las telas para jugar a
esconderse o cubrirse, o las sonajas
para producir sonidos. Las telas
y las sonajas se transforman en
su juguete, adquiriendo un nuevo
sentido para él.
Veamos que dice la Psicología
respecto al juguete:
La Psicología Genética,
representada por Wallon, Gesell
y Piaget, considerada el juguete
como “objeto de experiencias”
del niño y el elemento vital de su
El psicoanálisis, representado
por Anna Freud, Melanie Klein y
Winnicott, considera el juguete
como el instrumento de canalización
de emociones, superación de
angustias, proyección de fantasía,
etc.
Un juguete es un objeto con el
que se entretiene. Por tanto, un
buen juguete es aquel que:
1. Promueve el impulso creativo:
es decir que motive al niño o
niña a imaginar y darle nuevas
posibilidades al objeto que tiene.
2. Posibilita aplicaciones múltiples:
supone la motivación al niño
por realizar la mayor cantidad
de operaciones posibles,
potenciando su inteligencia y
logrando despertar en él sus
profundos afectos. Por ejemplo,
la arcilla le permite un campo
de acción más amplio que un
rompecabezas .
3. Es acorde con la edad del niño /
niña: un juguete debe adaptarse
a las posibilidades de interés del
momento en que vive el niño.
4. Es durable: este criterio está
asociado a la edad del niño
o niña y al nivel de actividad
que tenga, pues un sonajero
de tela para un niño de 6 o 7
meses, quien es muy activo
en la exploración, tendrá una
durabilidad más corta que para
otro que solo lo hace sonar.
5. Es seguro: esta característica
es fundamental en relación con
el niño o niña; por ello deben
considerar el tamaño del juguete
o de sus piezas. Evite las puntas
o bordes filosos, o las cosas
pequeñas, y, si son pintados,
verificar que sea pintura no
tóxica. Del mismo modo, evitar
los juguetes cuyos materiales
sean alérgicos.
6. Está limpio: los juguetes deben
ser lavables, ya que en su
exploración, los niños y niñas se
lo meten a la boca, poniéndose
en contacto con gérmenes que
pueden afectar su salud.
7. Genera interacciones sociales:
con sus pares o con la persona
que lo acompaña. Por ejemplo,
un carro electrónico es muy
atractivo y llamativo, pero
no genera mayor interacción;
en cambio, la pelota ofrece
múltiples posibilidades para
desarrollar su imaginación e
interactuar entre otros.
8. E s p e r t i n e n t e s o c i a l y
culturalmente: es decir que
rescate la riqueza del entorno
cultural para brindar al niño o
niña elementos propios de su
zona que puedan servirle como
juguetes. Por ejemplo: carrizos
para hacer sonajeros llenándolos
de semilla.
9. Enseña y divierte: en este sentido,
cumple una doble función.
Cabe señalar que no es
recomendable rodear el niño o
niña con un número exagerado de
juguetes, pues en lugar de favorecer
una adecuada exploración, lo
distrae o satura.
Estimado colega: si tienes más
interés en conocer el trabajo que
he expuesto en este artículo, tienes
mi apoyo en esta dirección de
correo: sintia12_5@hotmail.com.
Todos los que se muestran en las
fotos que ilustran este artículo
forman parte de mi colección,
diseñados y confeccionados bajo
mis orientaciones. ■
59Palabra de Maestro Nº 62 - Julio, 2014