9 de agosto: Día de las Poblaciones Indígenas

El 9 de agosto se celebra, en el mundo entero, el Día Internacional de las Poblaciones Indígenas y las actividades son múltiples: se presentan libros, se condecora a personajes ligados a las culturas ancestrales que todavía sobreviven entre nosotros, se leen discursos y felicitaciones. La prensa lanza notas en las cuales se dan cifras, conceptos y números de las leyes existentes para proteger su existencia, la perdurabilidad de sus costumbres, el respeto a la diversidad étnica, lingüística y social que ellos representan. Es una fecha importante cuyo valor se concentra en aquellas cosas ligadas a nuestro origen elemental, nuestras identidades regionales y el respeto que merecen a pesar de que siguen padeciendo, en muchos casos, de marginación y abandono.

 

Sin embargo, ¿cuánto de ese discurso oficial se refleja de maneras concretas en la vida diaria? Más que una fecha establecida por la Organización de las Naciones Unidas, lo que se necesita es realizar campañas de concientización para que el habitante urbano aprenda y reconozca que las poblaciones indígenas son tan dignas como las sociedades modernas y que nada ni nadie tiene derecho a discriminarlas o hacerlas invisibles.

Esta problemática no solo es peruana, también se vive en los demás países de nuestra región latinoamericana y, sin duda, en otras latitudes continentales. Y ocurre porque hay un aparente divorcio entre ser citadino y ser respetuoso de lo indígena, de lo rural. Aunque ciertamente naciones como Chile, Bolivia y Paraguay han avanzado trechos más largos en cuanto a la protección de sus lenguas originarias (mapuche, aimara y guaraní, respectivamente), el avance de la modernidad va reduciendo los espacios de protección de estas personas, sus costumbres y decisiones de no ser insertados en un esquema de vida que no es el suyo propio.

Se trata, desde luego, de un tema controvertido y complejo, que no se limita a cuestiones idiomáticas, como puede verse en las constantes noticias relacionadas a la permanente discusión entre Estados y comunidades indígenas. La escuela es el espacio central desde el que podemos, como profesionales de la educación, quebrar con aquellos prejuicios y desinformaciones que no permiten a las nuevas generaciones superar de una manera cabal con la discriminación hacia las poblaciones indígenas.

En el Día Internacional de las Poblaciones Indígenas, preguntémonos nosotros mismos cuáles son nuestros niveles de tolerancia y aceptación frente a aquello que es totalmente ajeno a nuestro modo de vivir y, luego de ello, aprendamos más respecto de nuestros compatriotas indígenas, sean de la sierra o de la selva, así como de aquellos indígenas de otros lugares del mundo que luchan diariamente por sobrevivir conservando su identidad.

 

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