Acerca de lo ocurrido en Brasil: Algunas reflexiones

El último fin de semana, mientras en la siempre primaveral Trujillo, cientos de jóvenes participaban de la 53era. edición del tradicional Festival de la Marinera, derrochando alegría, entusiasmo y talento; en Río Grande so Sul, estado sureño de Brasil, cientos de jóvenes murieron en una discoteca, reducidos a cenizas por el fuego estridente e irresponsable provocado por una de esas «instituciones modernas» que tanto estimulan a las agencias publicitarias y a los medios de comunicación masiva: la fiesta interminable, la diversión sin límites. Este contraste entre lo tradicional y lo moderno, entre el baile elegante y emblemático de un país y el desenfreno desagradable e importado de otro, debería generar algunas reflexiones en el entramado social.

En nuestro país, hace poco más de una década, 29 jóvenes peruanos fallecieron también en una discoteca, la tristemente célebre Utopía, y luego de grandilocuentes titulares, reportajes con fondo musical melodramático y juicios que aun no brindan paz a los padres de las víctimas, las lecciones parecen no aprenderse. En las playas del sur de Lima, cada fin de semana hay varias bombas de tiempo, esperando su momento para ocupar las primeras planas. Se salvan por suerte. Y todo es producto de las campañas publicitarias y mediáticas que han convencido a la sociedad en su conjunto que nada hay más importante que salir «de juerga» y que en ese sentido, el exceso es la norma que nadie debe quebrantar para no ser considerado un «aburrido».

La presión social a la que son sometidos nuestros jóvenes, a través de esta irracional y sobredimensionada noción de lo que significa divertirse, ha generado un «modelo de fiesta» que incluye actividades peligrosas como el uso de bombardas y bengalas en locales cerrados. Así se inició el fuego mortal en Brasil. Un supuesto «músico» convirtió la Discoteca Kiss en una trampa mortal. Si a eso le sumamos la necedad de «empresarios» que optan por cerrar las puertas para que los adolescentes no escapen «porque aun no han pagado» y una serie de irregularidades como los permisos o licencias de funcionamiento a lugares que no cumplen con las mínimas medidas de seguridad, tenemos el escenario perfecto para que, a razón de una tragedia cada cierta cantidad de tiempo, jóvenes de cualquier nacionalidad fallezcan horriblemente, en medio del pánico y el dolor.

Nosotros como profesionales interesados en la educación, necesitamos reactivar la conciencia crítica frente a estos hechos ya que los medios tradicionales participan de un juego de contradicciones que resulta, por decir lo menos, macabro: mientras se indignan y entristecen cada vez que cubren una tragedia como la ocurrida en Brasil, cotidianamente validan estos modelos de comportamiento que, tergiversando las ideas de libertad, juventud y estilos de vida «elevado», venden esta dinámica discotequera, asociada al consumo de alcohol y drogas, como si fuera la única fuente de entretenimiento para los jóvenes. No se trata de prohibir las fiestas, se trata de incluir, hasta en las salidas de fin de semana, un elemento de raciocinio que sirva para evitar esta clase de lamentables eventos mortales.

Nada de eso ocurre, porque las agencias de publicidad y sus poderosos clientes corporativos no se plantean la posibilidad, latente en cada discoteca, de que pueda producirse un incendio. Porque si lo hicieran, perderían algunos miles de dólares. Si no, ¿cómo se explica uno que ese administrador brasileño ordenara cerrar la única vía de escape a pesar de que el fuego y el humo tóxico ya había cundido en la discoteca? Esa combinación de avaricia e ignorancia es la misma que domina las programaciones de la televisión y las secciones de espectáculos de la prensa local, ávidos por conseguir las fotos más tristes de los familiares, cuando la nueva tragedia «enluta a todo un país», como reza una de las más famosas frases hechas de los reporteros actuales.

Desde aquí, nuestras oraciones para todas aquellas familias que, también inmersas en esta sociedad de consumo y diversión descuidados, han perdido a sus hijos. Ojalá estos desastres hicieran que el ser humano cambie radicalemnte y busque nuevamente el equilibrio. Irse de fiesta un sábado por la noche no está mal, pero pensar que tomar precauciones y exigir seguridad es cosa de aburridos o que todo es permisible a la hora de bailar (uso de fuego en lugares cerrados, uso de animales, etc.) habla muy mal de la inteligencia de las masas.

http://www.andina.com.pe/Espanol/noticia-aumenta-a-235-los-muertos-incendio-discoteca-brasil-445339.aspx

 

(Visited 63 times, 1 visits today)

One Response to Acerca de lo ocurrido en Brasil: Algunas reflexiones

  1. Norma Aguilar de Morales dice:

    Es lamentable que ocurran estas situaciones, que el dinero prime más y no se tenga en cuenta la seguridad de las personas, por la mezquindad de no invertir para proteger la vida de las personas.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *