Colección Pensamiento Educativo Peruano: Tomo 5
Las historiadoras peruanas Magdalena Chocano y María Emma Mannarelli son las autoras del Tomo 5 de nuestra Colección Pensamiento Educativo Peruano, titulado Educación del ciudadano y disciplina social, 1827-1860, en el cual se examinan las propuestas educativas y el debate sobre la educación que surgió tras la crisis de la Independencia. Las investigadoras analizan el modo en que las ideas sobre cómo educar estuvieron ligadas a una percepción del orden social, a través de la revisión de los conceptos que, sobre educación, se incluyeron en las primeras constituciones políticas de nuestra naciente república. En ese sentido es notable el estudio y descripción que hacen de la obra pedagógica de personalidades de ese periodo de nuestra historia como Bartolomé Herrera, Francisco de Paula González Vigil, entre otros personajes que influyeron, con sus prácticas educativas (a menudo opuestas), muchas de las cuales se plasmaron en documentos escritos, en el desarrollo de la educación peruana en las primeras décadas del Perú libre de la dominación española. Mannarelli, quien es además responsable del tomo 9 e integrante del Comité Editorial de la colección en su conjunto, es una de las principales impulsoras de este proyecto editorial de Derrama Magisterial y, más que un producto terminado, lo considera un primer paso hacia la construcción definitiva de una memoria histórica sobre la educación peruana, herramienta de investigación para estudiantes de educación e historia que permite, a partir de las fuentes bibliográficas que reúne, abrir nuevas líneas de investigación para comprender mejor la evolución de nuestro sistema educativo. Todo sobre la Colección Pensamiento Educativo Peruano haciendo click aquí.
Colección Pensamiento Educativo Peruano
Tomo 5: Educación del ciudadano y disciplina social, 1827-1860 (262 págs.)
Autoras: Magdalena Chocano y María Emma Mannarelli
Estudio Introductorio
«La independencia supuso la apertura de un espacio público que se desarrolló con intermitencia y fragilidad debido a la recurrente violencia de las luchas caudillescas, que limitaron la consolidación de la administración estatal y el asentamiento de una institucionalidad civil. Las movilizaciones militares, las levas, los levantamientos de distinto signo, entorpecieron la expansión de regulaciones escritas que fueran respetadas en todo el territorio republicano. Pese a los ideales proclamados y a ciertos canales que se abrieron para la movilidad social -como el ejército, según algunos autores- las desigualdades sociales persistieron. La esclavitud fue legal hasta 1854, es decir, casi todo el periodo del que se ocupa este volumen. A poca gente le llamaba la atención que un niño se dirigiera a la escuela acompañado por un esclavo…» (págs. 3-4)
«La organización del sistema escolar, de sus métodos pedagógicos y de las ideas que la sustentaban, suponía una sociedad y una vida familiar más o menos estables. Si bien sabemos que el matrimonio no fue una institución tan difundida durante la época colonial, las pugnas por el poder, propias del periodo republicano, inhibieron también la conyugalidad formal…» (pág. 5)
«Según la Constitución de 1834, promulgada por Orbegoso, el Congreso debía «formar planes generales de educación e instrucción pública para los establecimientos dotados de los fondos nacionales». Aquí aparece por primera vez explicitada la relación entre educación y disposición de recursos. Se señalaba también que «la educación primaria es gratuita para todos los ciudadanos, y también la científica en capitales o en el lugar más apropiado de cada departamento…» (pág. 9)
«En este contexto, podemos preguntarnos: ¿hasta qué punto la educación fue considerada como un elemento para reconducir la sociedad hacia un periplo más constructivo? En parte, la fundación de escuelas y colegios, y su dotación en el papel, ofrecía a los gobernantes la oportunidad de exhibir una retórica republicana de elevación moral frente a la época colonial: al fundar una institución educativa, se pretendía desterrar «los vicios del coloniaje y de la fatal esclavitud que trajo consigo…» (pág. 11)
«En 1850 se aprobó el Reglamento de Instrucción, cuyo rasgo más notable era que establecía los grados de instrucción correspondientes a las escuelas de primer y segundo orden, a los colegios menores y mayores, y a las universidades. Reconocía la distinción entre escuela pública y privada y señalaba la necesidad de una educación específica para ser maestro…» (pág. 15)
«Según (Francisco de Paula González Vigil, las asociaciones tienen implicancias morales e intelectuales que contribuyen a configurar la cultura pública. Ve en los «buenos ejemplos» una forma de contrarrestar los «egoísmos individuales», con lo cual sugiere una idea de beneficencia más moderna y menos jerárquica… Las asociaciones también debían tener una función educativa, «convencer e ilustrar», para lo cual habían de contar con escritos y periódicos… Para González Vigil, la educación popular es una empresa prioritaria del asociacionismo ciudadano… define la educación como la formación del hombre «con arreglo a su naturaleza y a los fines de la sociedad…» (págs. 23-24)
«La educación del pueblo, juzgaba González Vigil, no tenía que cubrir toda la gama del conocimiento. Se reducía a que cada miembro del pueblo supiera leer, escribir y contar. Asimismo, deberían conocer el catecismo cristiano y el patriótico, y también tendrían que hacerse de un oficio…» (pág. 28)
«González Vigil atribuye a la mujer una gran influencia, pero deja claro que no deben tener derechos políticos y mucho menos derecho al sufragio: «Haría mucho mal a la mujer quine pretendiera darla lugar en los destinos políticos y sacarla del hogar doméstico que es su recinto propio». González Vigil no formula una propuesta institucional definida para la educación femenina. Aunque admite la necesidad de que reciban una instrucción, para él lo ideal es que las niñas se eduquen en el hogar…» (pág. 30)
«En lo referente al contenido de los estudios, (el sacerdote arequipeño Bartolomé) Herrera reformó la enseñanza que había estado basada en los principios liberales de Toribio Rodríguez de Mendoza. Pensaba que las ciencias exactas y naturales se hallaban en un estado de adelanto en el colegio y no requerían mayores cambios, pero juzgó que era indispensable reformar los cursos de Derecho y Filosofía…» (pág. 35)
«En su perspectiva, los indios no eran incorporados ni al cuerpo político ni a la educación. Aunque repetidas veces menciona su «atraso mental» como una situación concreta y no como un rasgo innato, Herrera no veía en la expansión de la educación una forma de subsanarla, tal como proponían otros contemporáneos suyos…» (pág. 38)
«Para (el pintor Francisco) Laso la escuela es una «republiquita», una nación en miniatura, donde el niño aprende conductas nocivas que son apoyadas por los padres indolentes y, por lo mismo, carentes de autoridad… Laso casi exclusivamente se refería a la educación moral, a la inducción de las buenas costumbres…» (págs. 42-43)
«La antología de este volumen también nos permite constatar que pensar la educación pasa por examinar diferentes ámbitos de la organización social como la familia, su organización interna y la naturaleza de los espacios públicos… Estas discrepancias y sus diferentes correlatos en la práctica se mantuvieron vigentes más allá de la época que estudiamos y nos recuerdan que no se trata de debates agotados, sino que permiten tomar conciencia de cuán larga ha sido y es la lucha por proteger las ocasiones para la discusión y promoción de la opinión personal en la formación de la ciudadanía…» (pág. 44)
Antología de Textos (de la pág. 53 a la pág. 259)
- Constituciones de 1823, 1826, 1834, 1839, 1856, 1860
- Reglamento de las escuelas lancasterianas, 1836
- Reglamento del Colegio San Carlos, 1843
- Reglamento General de Instrucción Pública, 1855
- Francisco de Paula González Vigil, Compendio de la defensa de la autoridad de los obispos contra las pretensiones de la curia romana, 1857
- Francisco de Paula González Vigil, Importancia de la educación del bello sexo, 1973
- Francisco de Paula González Vigil, Importancia de las asociaciones, 1973
- Francisco de Paula González Vigil, Catecismo patriótico, 1859
- Bartolomé Herrera, Escritos y discursos, 1929
- Bartolomé Herrera, editoriales en El Correo Peruano, 1846
- Francisco Laso, Aguinaldo para las señoras del Perú, 2003
- Juan Espinosa, Diccionario para el pueblo, 1855
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