Curiosidades: ¿Qué significa «decir la vela verde»?

Curiosidades: ¿Qué significa "decir la vela verde"?Es común escuchar y leer en el habla cotidiana esta expresión, que sirve para referirse a la emisión de comentarios o juicios recriminatorios a otra persona. También se usa para describir una maledicencia, una expresión de negatividad ácida y manifiesta, una crítica sin concesiones. "Decir la vela verde" equivale a decir lo peor de algo o de alguien, y en ese sentido se asocia al raje y la crítica malsana, con intenciones subalternas, costumbres antiguas y nada halagüeñas que han definido nuestro ser social durante centurias. Incluso existió una conocida publicación semanal, caracterizada por su tono crítico hacia la actualidad política, que llevaba por título "Vela Verde", una alusión directa a esa naturaleza guiada por el comentario mordaz, crítico y agudo, aunque no siempre del todo exacto. Pero ¿cuál es el origen de esta pintoresca expresión? Aquí te lo contamos…

El color verde fue el color del inmaculado cargo durante la época de la Santa Inquisición. Todos los enseres, utensilios y mobiliarios de los sacerdotes durante este obscuro capítulo de la iglesia, eran de color verde: la Gran Cruz con la que se celebraban las misas y ceremonias, el campo central de la enseña, la cruz que portaban los inquisidores en su medalla, la carroza en que se transportaba al acusado y los cirios a los lados de la Gran Cruz que reposaba sobre un limpio mantel de terciopelo en el interior del ambiente que servía de tribunal para juzgar al procesado.

Ricardo Palma cuenta en sus tradiciones que, hacia la segunda mitad del siglo XVIII, año 1760 exactamente, los encapuchados del inmaculado cargo se vestían con sambenito (sotana de los reconciliados), la coroza (cono hecho de papel en la cabeza), una soga que llevaban en el cuello, un cepo que les impedía hablar y además, portaban una vela de color verde en la mano, lo cual era la humillación más grande a la que podía ser sometido un individuo.
Muy probablemente de esta antigua tradición denigrante de la época de la Santa Inquisición provenga la expresión utilizada en el Perú: decir, o decirle la vela verde a alguien.

En su obra Anales de la inquisición de Lima, Ricardo Palma narra muchísimos casos de inculpados que salían del Auto de Fe con una vela verde en la mano. En la obra de nuestro gran tradicionista, se reproduce una sentencia del año 1760 en la que un pintor y músico francés es obligado a salir en un Auto de Fe en su condición de arrepentido con Sambenito de media aspa, la coroza, el cepo y la famosa vela de color verde en la mano.

En su obra Peruanismos del año 1994, la conocida lingüista Marta Hildebrandt sostiene que en el habla coloquial del peruano promedio, la expresión “decirle la vela verde a alguien”, significa insultar a alguien profiriendo improperios. Hildebrandt, además, afirma que durante los procesos llevados a cabo por la Santa Inquisición, la vela de color verde que el inculpado llevaba en la mano, era apagada antes de la reconciliación y encendida después de la misma.

Esta vela tenía un fuerte simbolismo que representaba la fe que se había perdido pero que se podía recuperar cumpliendo la penitencia impuesta. En el libro de Hildebrandt también se asevera que, después de una consulta a un consejero del santo oficio, este confirmó que el penitente se representaba a sí mismo en la vela que llevaba en las manos, así como a las tres virtudes religiosas: la fe inquebrantable, en el pabilo que ardía; la esperanza, en el color verde de la cera; y la caridad o el amor, en la llama.

Hildebrandt cuenta la desafortunada experiencia del destacado erudito Pablo de Olavide (1725-1803), nacido en la ciudad de Lima. Olavide fue confrontado con un tribunal y sentenciado a cárcel en Madrid, España, en 1776, por haber leído las sacrílegas, irreverentes y agnósticas lecturas de los teóricos franceses de la ilustración Voltaire y Rousseau. Dos años después de su sentencia, Olavide fue visto con una vela verde en la mano. Este intelectual peruano fue sentenciado además por hereje a la confiscación de bienes, prohibición para ejercer cargos, destierro permanente de la corte y ocho años de internamiento en un convento.

Ante la cruel e inhumana pena a la que fue condenado Olavide, este solo atinó a interrumpir la lectura de la sentencia para comunicar a los miembros del tribunal que nunca se había alejado de sus creencias religiosas e inquebrantable fe, tras lo cual el intelectual cayó al suelo.

A partir de estas crónicas es comprensible colegir que, mientras la Santa Inquisición aplicó este tipo de duras penas a quienes consideraba herejes e irreverentes, el “decir la vela verde a alguien” era un eufemismo utilizado para nombrar a los herejes y todas las consecuencias que esta denominación podía acarrear.

Una vez terminada la época de la Santa Inquisición, esta expresión siguió siendo utilizada en Lima, para aludir a una situación en la que un individuo o una persona recibían una serie de insultos e improperios con el fin de hacerlo pagar por alguna falta o delito cometido.

La expresión “decir la vela verde” es también fiel reflejo de una época en que los valores religiosos estaban tan fuertemente impregnados en la sociedad y la iglesia católica tenía tanto poder, que su filosofía le daba forma, entre otras cosas, al vehículo de expresión de la población, nada más y nada menos que el lenguaje oral y escrito.

El origen religioso de “decir la vela verde” no necesariamente acompaña a dicha expresión actualmente, porque la frase es utilizada en casi todo tipo de contextos en los que la culpa como causa y el castigo como efecto caracterizan una situación que muchos preferirían evitar.

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