Día del Libro: 23 de abril

Día del LibroEsta semana celebramos el Día del libro -también conocido como el Día del Idioma-, una fecha en la que todos los lectores del mundo rinden homenaje a ese compañero de ruta que siempre está presto a ofrecernos distracción, compañía, conocimiento y muchas emociones al recorrer sus páginas. No piensen en el libro electrónico, ese artilugioo tecnológico y frío que es capaz de contener cientos de libros en una sola memoria. No. Hablamos del libro impreso en papel, que huele a libro, que pesa como libro, que ocupa espacio en nuestros portafolios. Recordamos también en este díaa tres de los más grandes escritores de la literatura universal: Miguel de Cervantes Saavedra, William Shakepeare y Garcilaso de la Vega, todos fallecidos en 1616. ¿Qué tan importante es la lectura para ti?

La lectura representa, sin lugar a dudas, un ejercicio intelectual y reflexivo irremplazable para la formación exitosa y normal de las cualidades y facultades mentales de cualquier persona. La lectura supone también el uso de la capacidad de abstracción e imaginación del cerebro humano.

Mediante el consenso de la palabra, el hombre ha convenido en nombrar objetos, personas o animales, pero también a propiedades, aspectos y atributos intangibles, lo que denota una capacidad de pensamiento superior a la de las otras especies que habitan en este planeta (los animales también tienen capacidad comunicativa, pero no es tan elaborada como la forma de comunicación desarrollada por el hombre).

La lectura es alienante porque mediante la lectura de un libro apasionante, el lector cambia de espacio, lugar y tiempo. El tiempo que rige nuestra vida se detiene y pasamos a vivir el tiempo de la novela y a vivir en el lugar que nos sugiere la obra. ¿Quién puede negar que, cuando leemos la inmortal novela de Herman Melville, Moby Dick (1851), nos encontramos viajando dentro del Pequod, el barco ballenero del odioso capitán Ahab, dispuestos a encontrar finalmente a Moby Dick, la gran ballena blanca? Así de poderosa es la novela de Melville.

El efecto positivo que tiene la lectura sobre las personas que la practican es innegable. La lectura requiere de un grado de concentración que ayuda a mejorar y ensanchar nuestra inteligencia, pero también nos ayuda a conocer las formas de pensar, discernir y apreciar que tienen personas de culturas diferentes, una herramienta formidable en el desarrollo de nuestra empatía.

La lectura es estimulante en todo sentido porque nos empuja a descubrir realidades distintas, lugares distantes y remotos. ¿Quién no ha sentido el impulso de viajar hasta Egipto, Alejandría para conocer esta fascinante ciudad africana después de haber leído el maravilloso relato de Lawrence Durrel El cuarteto de Alejandría?

Si conocemos el pasado, las tradiciones culturales, costumbres, ritos, rituales, usanzas y hábitos de nuestros ancestros, es gracias a la lectura, de otra manera, ¿cómo hubiera sido posible descubrir el Perú y los avatares de la conquista del Imperio Incaico y la época colonial de no haber sido por el eximio padre de las letras latinoamericanas el Inca Garcilaso de la Vega y su monumental obra Los comentarios reales de los Incas que data del siglo XVII?

Las insondables profundidades del alma humana y sus inexplicables estados de ánimo también han sido expresados de una manera muy sensible por poetas como el peruano César Vallejo, el francés Charles Baudelaire, la argentina Alejandra Pizarnik y el alemán Heinrich Heine, solo por nombrar unos pocos ejemplos.

La lectura es susceptible de transmitir sensaciones, pareceres, perspectivas, impresiones y emociones porque son el reflejo subjetivo del universo interior de los autores y precisamente en esta cualidad radica el invalorable valor de la lectura.

Un individuo lector es capaz de asociar, ordenar y relacionar exitosamente contextos tanto geográfico-espaciales como cronológicos de la historia de la humanidad, permitiendo una mejor compresión y emplazamiento más preciso, conciso y exacto de la realidad que lo rodea. O acaso, ¿no son una predicción, premonición y presagio del futuro las vicisitudes del “joven salvaje” en un mundo completamente deshumanizado que nos es revelado en el increíble libro del inglés Aldous Huxley, Un mundo feliz del año 1932?

La lectura nos remite y estimula a conocer otras formas de expresión cultural como pueden ser el cine, la pintura, la escultura, la fotografía, etc. O ¿quién puede negar la sensible y aguda impresión que nos deja la apreciación que hace Henry Miller de la obra del pintor francés Henri Matisse en su libro Trópico de Cáncer?

La época moderna, con sus nuevos adelantos y tecnologías, ha desplazado a la lectura como ocupación enriquecedora de la inteligencia y alma humana, por esta razón es preciso invocar a una toma de conciencia con respecto a lo que significaría la pérdida total del riquísimo hábito de leer.

El poeta alemán de origen judío Heinrich Heine tuvo palabras más que elocuentes con las que nos advirtió sobre el peligro de la destrucción de los libros y la consecuente pérdida del hábito de la lectura: “Allí donde se queman y arden los libros, terminan también por arder y desaparecer los hombres”. Heine no podía estar más cerca de la verdad, la lectura es un hábito que no debe ser sustituido.

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