Día de la Bandera: ¿Conoces la historia y significado de las banderas?
Cada 7 de junio el Perú celebra el Día de la Bandera, en conmemoración de la valiente defensa que Alfonso Ugarte hizo de nuestro pabellón en la Batalla de Arica, hace 138 años. Todos conocemos la historia de nuestra bandera: que fue soñada por el general San Martín, que primero fue un rectángulo dividido por dos líneas diagonales y después, fue cambiada por la actual, el paño de extremos rojos y centro blanco, en líneas verticales, que todos identificamos desde que somos niños y que este mes ondeará con motivo de los Juegos Panamericanos 2019. Sin embargo ¿qué sabemos de las banderas y su historia?
Hoy por hoy, hablar de la bandera de cualquier país o institución es hablar de su máximo, más preciado y respetado símbolo nacional, que se porta en eventos, desfiles, y en el pecho en forma de escarapelas o camisetas. No hay mayor ofensa para una nación que su bandera quede mancillada, rasgada, ni mayor valioso botín de guerra entre fanáticos del fútbol que el estandarte robado al equipo rival.
Las banderas comenzaron a usarse, presumiblemente, en los últimos años anteriores a la Era Cristiana, por los ejércitos de legionarios romanos que, dirigidos por sus emperadores, avanzaban conquistando territorios mediante la fuerza de sus caballos y el acero de sus armaduras y espadas.
Es posible considerar a los vexilos (palabra origen del término vexilología, que denomina a la actual disciplina o estudio de las banderas) utilizados por los soldados romanos como las primeras enseñas empleadas en Europa. Los visigodos siguieron usando este tipo de vexilos rígidos con alguna clase de paño; pero no fue sino hasta la conquista musulmana de la península ibérica y las primeras cruzadas cuando se comenzaron a emplear en Europa lo que conocemos actualmente como “banderas”.
Los musulmanes y los cruzados fueron los primeros en implantar su uso en el continente europeo, puesto que fue en tierras orientales donde se comenzaron a usar telares finos como la seda para los paños que eran izados en estandartes para identificar a los ejércitos y caballerías. Posteriormente se utilizaron como emblemas de Reyes y Señores terratenientes, sus casas reales y linajes familiares, y no como símbolos de países o naciones.
La palabra “bandera” proviene del latín antiguo “bandum” que, a su vez, generó los vocablos “bannière” (francés), “bandiera” (italiano), “bandeira” (portugués) y “bandera” (español). De esta raíz se desprenden otros términos como “banda” (grupo de personas identificadas por una bandera), e incluso el “abandono” surge de una acepción arcaica que hace referencia a cambiar de bando, ser desleal a la bandera.
La importancia simbólica de la bandera como símbolo patrio es tan antigua como su existencia misma pues, al ser la insignia principal en el campo de batalla, posee una fuerte e indesligable carga emocional con todo lo que significa defenderla de todo ataque o intento de doblegarla. Con el correr de los siglos, las banderas han ido evolucionando y aplicándose a muchas otras actividades, desde las religiosas e institucionales hasta las deportivas, todas con el mismo significado. Portar el banderín -versión más pequeña de la bandera– es responsabilidad, por ejemplo, del capitán de un equipo deportivo. En la vida escolar nos enseñan que es un honor ser “el abanderado”, esto es, la persona encargada de llevar la bandera en actos protocolares y desfiles, uno de los máximos honores en la simbología castrense.
De todos los usos que se les da hoy a las banderas, el más ceremonial y significativo sigue siendo el de símbolo patrio. La bandera nacional, flameando al viento, es la expresión sublime del orgullo de un país. Otro uso contemporáneo de las banderas es durante las ceremonias inaugurales de las Olimpiadas, estos juegos deportivos en los que compiten países de los cinco continentes. Para este acto de apertura, las delegaciones de deportistas de distintas disciplinas desfilan y llevan por delante su bandera, creando al final un bosque de banderas colorido que funciona poderosamente como símbolo de integración.
Además de las banderas nacionales, que pueden verse sobre los techos de toda institución pública, gubernamental o militar de cada país; también son muy conocidas las banderas religiosas (tanto los ortodoxos rusos como los católicos, los musulmanes como los budistas, las utilizan en grandes y vistosos formatos verticales), las banderas marítimas (que funcionan como señales para marcar distancias), las banderas institucionales y, por supuesto, las deportivas, entre las cuales destacan las famosas banderas a cuadros negros y blancos características en las competencias de automovilismo. Cada una tiene su propia e interesante historia, lo cual nos hace suponer que la vexilología debe ser una de las ramas más fascinantes de estudios histórico y semiótico.
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