¿Cómo diseñar un currículo por competencias?
La gestión de competencias era, hasta hace relativamente poco tiempo, un tema "novedoso" en escuelas de administración de empresas, liderazgos y todas esas otras vertientes de la educación superior moderna que pretenden hacer de cada tópico obvio, una carrera profesional. Sin embargo, resulta que gestionar competencias es algo que no solo deben aprender los aspirantes a "exitoso", categoría que le roba importancia a la de ser "felices", parafraseando al Padre Jesús Herrero Gómez, impulsor de la cadena de colegios Fe y Alegría. En realidad, tiene que ver más con nuestra educación desde las aulas escolares, más de lo que comúnmente pensamos.
Derrama Magisterial, en conjunto con Magisterio Editorial de Colombia, publicó hace algunos años (2014) el libro Cómo diseñar un currículo por competencias, del colombiano Julián de Zubiría Samper, investigador pedagógico y profesor de postgrado en varias universidades latinoamericanas.
Esta obra trata de explicar la importancia del trabajo por competencias para la educación de hoy y a la vez valorar las verdaderas herramientas que los alumnos aplicarán en las actividades de su mundo cotidiano.
Asimismo, Zubiría reflexiona sobre la transformación del currículo que ahora establece un diálogo más abierto entre las ideas y las acciones, con el fin de vincular el diseño de las pautas con la tarea de innovar y reinventar la escuela.
“La educación humana es un proceso intencionado de formación de las nuevas generaciones y el currículo es la manera que tiene una sociedad para delimitar las finalidades que la cultura le ha asignado a este proceso”, señala Zubiría en su libro, haciendo énfasis en los componentes filosóficos, políticos, éticos y teóricos de alto nivel de abstracción y fundamentación que se involucran en toda construcción curricular.
Se explica también que las competencias son aprehendidas y generan una transformación estructural y permanente en el pensar y actuar de los individuos que las desarrollan. Por ende las competencias son flexibles, pues se pueden transferir a otro contexto o situación.
Las competencias ayudan a que el alumno piense, actúe y ame. Por ejemplo quien sabe que Cristóbal Colón descubrió América en 1492 no mejora sus procesos de pensamiento e interpretación, solo sabe eso, pues la información específica no genera procesos más generales, más abstractos, más jerárquicos o más integrales para pensar. En tal sentido, la información no conduce al desarrollo, en tanto que las competencias sí.
Privilegiar el desarrollo, la integridad, la generalización, la contextualización, flexibilidad y la profundidad frente a la extensión, son los principios que se enumeran en el libro, con el fin de orientar el diseño curricular desde la perspectiva del desarrollo humano.
En los cinco capítulos el lector puede ir encontrando fundamentos teóricos y directrices para mejorar e implementar las estrategias del diseño curricular. Uno de los puntos en los que hace hincapié en autor es la contextualización que se necesita hacer para poder plasmar las estrategias adecuadas para cada trabajo, de acuerdo a las dificultades u oportunidades que existan en cada área.
Pueden encontrar ese libro en la librería Crisol de nuestra Sede Central, ubicada en Av. Gregorio Escobedo 598, Jesús María. Y para los profesores de provincias, pueden solicitar sus ejemplares en las oficinas desconcentradas de Derrama Magisterial a nivel nacional.
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