Reflexiones Magisteriales: ¿A qué edad debe comenzar la Educación Inicial?
Esta pregunta abre un debate pedagógico de lo más interesante, sobre todo porque muchas de sus aristas cuestionan el ordenamiento socioeconómico moderno y el sistema educativo y laboral con la preponderancia de las escuelas privadas y la filosofía de la competitividad orientada al éxito expresado en la capacidad de acumular grados, títulos y cosas a cortas edades. Hace treinta años como mínimo, la Educación Inicial comenzaba a los 5 años pero con el pasar de los años esto ha cambiado hasta el punto en que hoy es normal que los infantes hagan tres años de lo que hoy se conoce como "preescolar", asistiendo a establecimientos educativos desde los tres años de edad. En este artículo recogemos interesantes reflexiones de un psicólogo y maestro de la Pontificia Universidad Católica del Perú, experto en este tema:
¿A qué edad empezar la educación de los hijo?
por Diego Fernández Castillo (extraido del Blog de la PUCP)
En las últimas décadas se ha instaurado la costumbre de poner a los niños en guardería, nido o jardín desde muy chiquitos. He visto casos en que son matriculados al año y medio, y muchísimos que empiezan a los dos años. Hay por lo menos tres factores en juego: uno, que las parejas de padres, o padres solteros, trabajan. Son cada vez más escasas las familias con uno de los padres dedicándose a la crianza de los niños al menos los primeros años.
Un segundo factor tiene que ver con una sociedad cada vez más competitiva, que exige a los individuos ser más precoces. Por ejemplo, a los 20 tener una carrera y a los 23 una maestría, y mejor si es en el extranjero. Este tipo de exigencias hace que las personas vayan apuradas en sus etapas, y, en consecuencia, los papás apuren a sus hijos.
Un tercer factor tiene que ver con un fenómeno económico. Las empresas educativas particulares han tergiversado los avances en la investigación en neurociencias y han creado todo un mercado para vender productos educativos, como el auge de la estimulación temprana, hace algunos años. Así como las universidades ingresan a los colegios a intentar ganar alumnos instándolos a ingresar a academias preuniversitarias antes incluso de acabar su último año escolar, del mismo modo, las empresas educativas llaman a los padres en bloque a consumir programas de educación de inicio muy temprano.
Lo más recomendable es que los niños estén en casa hasta los 3 o 4 años, para que tengan dos años de educación inicial, como máximo. La idea es que cumplan 6 o 7 en primero de primaria. Tres años de educación inicial es demasiado y trae consecuencias: por ejemplo, expone a los niños a manifestar problemas de conducta (al repetir los mismos contenidos, el displacer y el aburrimiento los exponen a convertirse en factor de desorden en su grupo, con la consecuente estigmatización desde temprana edad) o la sobreadaptación (que también es peligrosa). Dos años de educación inicial está bien, como máximo.
No es aconsejable adelantar estas etapas. Una gran cantidad de papás tiende a apurar las cosas y los resultados muchas veces salen mal. A los centros educativos esto puede no importarles y animan a los padres a sabiendas de los riesgos. De 2 para 3 años, sacando a los niños de la casa para iniciar su educación no se consigue en realidad ningún adelanto, y, en todo caso, si el niño se sobreadapta y realmente acaba el colegio antes que todos los de su edad, se tendrían muchos riesgos de que ese adelanto le pase la factura al final del colegio o en estudios superiores. Como compensación a la sobreadaptación, el niño podría hacer una crisis muy larga de interfase de colegio a estudios superiores, crisis vocacionales también muy largas, fracasos en estudios superiores, mayor riesgo de elecciones equivocadas de carrera, etc. La elección de carrera profesional debe hacerse, idealmente, a los 16-17 años. A los 15 hay muchos riesgos, los chicos no están en la edad para ese tipo de decisiones.
Hay más riesgos aun. Pongo otro ejemplo: si el niño cumple 9 años, pero comparte grupo con niños de 10 u 11, va a estar expuesto a la sexualización de la pubertad antes de tiempo, lo que también generará problemas o incluso peligros. Si fuera niño, también se le expone a estar en desventaja física en comparación al grupo, aunque esto también, a veces, en centros educativos más patológicos, también afecta a las niñas (por ejemplo, acoso escolar entre niñas). También he visto casos en que el grupo sobreprotege al más pequeño, adoptándolo como el pequeñito del grupo o como una especie de mascota, y eso tampoco es conveniente.
Una de las situaciones más penosas producidas por estos adelantos es cuando la persona acaba una carrera superior y se da cuenta de que no era su vocación estando ya en ejercicio laboral. Estamos hablando de profesionales muy jóvenes (20, 22 años). Esto pasa porque no tuvieron la madurez suficiente para darse cuenta de la elección equivocada e interrumpir la carrera a tiempo. Al final acaban atrapados en una profesión que los hace infelices. Me ha tocado atender varios casos de adultos con ese problema. Encontrarse en esta situación es muy desagradable y en psicoterapia las personas tardan varios años en sobreponerse a la insatisfacción, al sinsentido y a la sensación de haber echado a perder su vida.
Todo tiene que ser a su edad, lo que sucede es que cuando en el campo educativo el mercantilismo ha encontrado una provechosa oportunidad de vender educación, ésta como en muchas cosas rompe los valores de lo objetivo y es sustituido por el negocio encontrando a su mejor socio; El Estado quien abandonó su rol social de educar a sus ciudadanos. Es evidente que la universidad privada vaya al colegio a ofrecerte sus aulas no por benevolencia ni bondad humana, sino por querer ganar dinero en nombre de la educación. Que pena verdad?.