El fallo de La Haya: Algunas reflexiones

fallo de La HayaLas últimas semanas vimos una avalancha de triunfalismos desde distintas áreas y con estilos y matices diferentes: desde las grandilocuencias «poéticas» de líderes políticos rancios, en búsqueda de puntos para sus intereses personales, hasta las sutilezas de la prensa convencional que estimulaba el embanderamiento de casas y el reparto de pitos, matracas y pancartas para celebrar en la Plaza mayor, frente a una pantalla gigante, el supuesto triunfo de Perú en la lectura del fallo del Tribunal Internacional de La Haya. Sin embargo, es necesario anotar que, aun cuando el resultado ha sido parcialmente favorable, hay algunas reflexiones pendientes que debemos hacer con relación a las actitudes, reacciones y propuestas de seguimiento que estamos llamados a hacer los ciudadanos de a pie, más allá de lo que puedan implementar desde las oficinas gubernamentales de ambos países.

Es perturbadora la imagen de una multitud de compatriotas gritando «¡Perú! ¡Perú! ¡Perú!» con polos rojiblancos, banerines y gorros de bufón, como si se tratara de un partido de fútbol, mientras en Tacna, en simultáneo a estas celebraciones desubicadas, los habitantes de la Ciudad Heroica expresaban su descontento por quedar prácticamente sin playa, tras escuchar y sobre todo, tras ver, el nuevo mapa de límites marítimos que los quince jueves, del más alto nivel, han trazado para poner fin y coto -por lo menos en lo que a ellos respecta- a este diferendo marítimo.

Y decimos que es «perturbadora» porque expresa, más allá de la desinformación, un sustrato preocupante de no reconocer al hermano peruano que no vive en Lima. ¿Por qué en el Centro Histórico se celebra a voz en cuello, casi de manera vulgar y descarada, mientras en la frontera con Chile nadie, ni siquiera las más altas autoridades, se presentó para dar ánimo y reconfortar a la población tacneña ante el resultado y sus verdaderas implicancias.

Leer en los principales medios escritos de Lima titulares como este «Perú ganó 50 kilómetros de mar» es otro tema sobre el cual vale la pena reflexionar antes de asumir una posición triunfalista. ¿Hemos «ganado» realmente algo? ¿No será que hemos, en todo caso, recuperado una porción de mar que fue abandonada por nuestra propia diplomacia y clase política durante años, tras la cruenta Guerra del Pacífico, también conocida como «del guano y el salitre»?

La actitud de los políticos chilenos -desde su actual presidente hasta agentes de menor rango y periodistas de todo tipo- demuestra que, además de no aceptar lo dicho por la Corte presidida por el eslovaco Peter Tomka, siguen sosteniendo que ellos son los dueños de todo ese mar y que el resto, si bien no les pertenece a ellos, tampoco debería pertenecerle al Perú, una cuestión que resulta abiertamente provocadora. Incluso el hecho de poner condiciones revela que no hay mucho de amistoso en el futuro Perú-Chile, aunque esa aseveración no sea del agrado de los empresarios fanáticos de las «cuerdas separadas».

Al fallar de esta forma, el Tribunal de La Haya lo que nos está diciendo a nosotros los peruanos es esto: ustedes dejaron hacer y dejaron pasar durante décadas esta situación, por lo tanto no te devolvemos todo lo que pides, por muy tuyo que sea, sino que damos solo una parte. Es decir, es como un castigo a la desidia histórica, a la inacción diplomática del pasado. De todas formas, tras seis años deliberaciones internacionales, con todos los gastos en tiempo y dinero que implican, es una sanción comprensible. Que se debe aceptar, mas no celebrar.

Y a los chilenos lo que les dice La Haya es que, en virtud a esta suerte de jurisprudencia, basada en la costumbre y en los Acuerdos de Pesca de 1952 (que no son Tratados como establece el fallo, por más que en Chile sigan llamándolos así), la línea trazada no es la bisectriz sino la perpendicular, en contra de cualquier ley geográfica y, que por respeto a la investidura del tribunal, tienen que aceptarlo e implementarlo de inmediato. Sin dilaciones ni condicionamientos ni rabietas. Esto último, como consta en todas partes, no lo están haciendo nuestros vecinos del sur.

Esta interpretación busca hacer un llamado a la cordura. Se iniciará otro año escolar y nuestros alumnos, por lo menos los más despiertos y menos embrutecidos por los programas de «entretenimiento» de los canales 4 y 9, nos lanzarán toda clase de preguntas sobre este tema. Y es necesario no solo que estemos preparados con la información general, la que abunda en internet. Sino también con algo de reflexión nacida del intelecto y no direccionada por los conceptos, a veces incompletos y otras veces, totalmente opuestos a la realidad -como se demuestra viendo la reacción de los tacneños, tan diferente a la de los limeños- que se difunden a través de la prensa común y corriente.

(Visited 196 times, 1 visits today)

2 Responses to El fallo de La Haya: Algunas reflexiones

  1. En su oportunidad-antes del fallo- hice un breve comentario y no me equivoqué. Con este fallo,lamentable es
    reiterarlo, el Peú no ganó abslutamente nada, tan sólo se ha recuperado una parte de nuestro inmenso mar perdido y en
    possión de nuestros»hermanos», los expancionistas chilenos
    que hoy por se quieren apoderar del famoso triángulo del punto Concordia que por el tratado de 1929 es peruano,y no
    sólo eso, actualmente, nuestros «hermanitos» van a dlatar la
    jecución del fallo y con ello acomodar todo a sus intereses mezquinos, como es la firma de la llamada convención del mar con el que se pretende desconocer nuestro derecho a ls 200 millas, veremos entonces el actuar de nuestros ineptos representanes del ejecutivo
    Nosotros debemos pregonar la verdad histórica a nuestros alumnos y dejarnos de falsas apreciaciones con los señores chilenos que de «hermanos sólo tienen el nombre

  2. Miriam Jeannina Córdova Arámbulo dice:

    Históricamente nuestro país ha cedido territorios a sus vecinos, porque nuestros políticos de ayer y de hoy siempre han olvidado procurar el desarrollo de nuestros pueblos fronterizos, eso sucedió y seguirá pasando con la complicidad de nosotros mismos, los habitantes de la costa, los que tenemos la suerte de vivir en las capitales de provincia o en la propia Lima y tratamos a nuestros compatriotas de la sierra, la selva, de la frontera, etc. como si fueran de tercera categoría como una vez lo insinuó el Sr. García Perez y luego tuvo que retractarse sólo para no perder votos.
    ¿Cuál habría sido la ganancia si La Haya nos hubiera dado la razón? Frente a Piura tenemos un rico y amplio mar territorial para que las grandes empresas se lleven el mejor pescado y a los piuranos nos toque consumir el pescado que sobra y más caro, esas divisas generadas por la sobre explotación del «Mar de Grau» no son empleadas por ejemplo para el desarrollo del DISTRITO DE SUYO que es una ciudad pobre y fronteriza con Ecuador.
    Nuestro deber como docentes es el desarrollo de la conciencia ciudadana de nuestros estudiantes, la vocación de servicio, la gratitud al pueblo que los vio nacer, formarse como profesionales en las capitales de provincia, pero luego retornar a sus pueblos para engrandecerlos, compartir sus conocimientos con aquellos que no tuvieron la oportunidad; y si deciden quedarse en Lima o en la costa no sufran de ceguera o amnesia convenida para no ver u olvidar que tenemos una deuda social con los pueblos alejados.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *