Genios y Maestros de la Humanidad: Jorge Luis Borges (1899-1986)
Contaba el famoso y recordado cantautor argentino Facundo Cabral, asesinado sin razón hace tres años en Guatemala, que la memoria de Jorge Luis Borges era simplemente prodigiosa, superdotada, al punto que podía decir en qué anaquel y en qué orden se ubicaba cualquier libro dentro de su biblioteca, que tenía dimensiones incalculables. Y lo hacía desde la oscuridad de su ceguera que, para esos años, ya había alcanzado su máximo grado de gravedad. Cabral fue muy amigo del genial escritor argentino, quien lo invitaba a leer poesía de la era victoriana y los clásicos del siglo de oro. La vasta cultura de Borges y su profundo conocimiento del idioma español lo convirtieron en el narrador más admirado de una generación virtuosa dentro de la literatura en nuestro idioma. De ingenio agudo y trato poco convencional, el establishment literario le negó a Borges el Premio Nobel pero jamás pudo contener su influencia y fama mundial, que crece con los años. Conozcamos un poco más a este genio y maestro de la literatura universal:
¿Quién no recuerda a Funes el memorioso? Aquel personaje de la ficción que perfectamente hubiera podido ser real, un singular individuo ermitaño que, en la soledad de sus aposentos, fue capaz de crear un lenguaje que solo era comprendido por él. Funes se preguntaba “¿Por qué a un mismo objeto, animal o cosa se les denominaba siempre de igual forma si estos cambiaban no solo a través del tiempo sino con cada movimiento que realizaban o de acuerdo a la perspectiva desde la cual se les observaba?” En Funes el memorioso, Jorge Luis Borges nos da una clase maestra sobre la arbitrariedad del lenguaje y el consenso efectuado por las distintas comunidades de hablantes de una determinada lengua a fin de llegar a comprenderse.
Jorge Luis Borges procedía de una familia de próceres de la milicia que contribuyeron a la independencia de su país. Su padre, Jorge Borges Haslam, rompió con la tradición familiar y trabajó como profesor de psicología e inglés. Su madre, la frágil Leonor Acevedo Suárez, era de nacionalidad uruguaya. Esta mujer logró aprender el inglés a través de clases que le dio su marido y tradujo varias obras de esa lengua al español. La familia del padre de Borges tenía orígenes españoles, portugueses e ingleses y la de su madre, españoles y posiblemente portugueses. En su casa, el pequeño Jorge Luis escucho hablar tanto el español como el inglés.
La relación de Borges con la literatura comenzó a muy temprana edad pues, a los cuatro años, el precoz Jorge Luis sabía ya leer y escribir. Debido a que en su casa se hablaba tanto español como inglés, Borges creció como bilingüe. Con apenas seis años de edad, le expresó a sus padres su vocación de escritor, e inspirándose en un pasaje deal Quijote redactó su primera fábula cuando corría el año 1907: La visera fatal. A los diez años comenzó a publicar, pero esta vez no una composición propia, sino una brillante traducción al castellano de El príncipe feliz de Oscar Wilde. Se trataba, sin lugar a dudas, de un niño brillante.
Con el tiempo, Borges llegaría a escribir narraciones fascinantes. ¿Quién no recuerda Deutsches Requiem o Réquiem Alemán? En esta historia, Borges nos relata la relación que tienen un alemán de religión judía y un alemán cristiano, militante del Partido Nacional Socialista. La amistad que los había unido queda completamente destruida a raíz de la ascensión de Hitler al poder, y la más grande ironía de esta historia es que incluso el alemán cristiano llega a ser el carcelero de su amigo judío cuando este queda prisionero en un calabozo a causa de su religión. Borges nos muestra, con su singular maestría, cómo los fenómenos de masas son capaces de influir en las relaciones humanas sin importar el tiempo que estas tengan, horadándolas hasta hacerlas llegar a límites escalofriantes.
A raíz de una ceguera que aquejaba a su padre, toda la familia Borges se dirigió a Europa con el objetivo de tratar este mal. La familia se instaló en Ginebra (Suiza), donde el joven Borges y su hermana Norah asistirían a la escuela. Borges estudió francés y cursó el bachillerato en el Liceo Jean Calvin. El ambiente en aquel establecimiento educativo era completamente distinto al de su anterior escuela de Palermo, sus compañeros, muchos de ellos extranjeros como él, apreciaban ahora sus conocimientos e inteligencia y no se burlaban de su tartamudez.
En 1921, a los 22 años, el joven Jorge Luis regresó a Buenos Aires y fundó con otros importantes escritores la revista Proa. Dos años después, publicó su primer libro de poemas, Fervor de Buenos Aires. En algunos de los relatos de Jorge Luis Borges se manifiesta su interés por dar a conocer las costumbres culturales y formas de pensar de su Argentina natal. ¿Quién podría olvidar al hombre de la esquina rosada? Aquel cuento de Borges que narra el duelo entre dos personajes del hampa de Buenos Aires que se encuentran una noche en un lugar concurrido por personajes de baja estofa en el barrio de Santa Rita, en una zona rural de la ciudad capital de la República Argentina. Todos los modismos, dialectos y el famoso lunfardo argentino (se refiere a la forma y vocabulario que utilizan los pobladores tanto de Uruguay como de Argentina) se encuentran perfectamente retratados en esta interesante y apasionada narración del maestro argentino.
Jorge Luis Borges nunca escribió una novela, porque era de la opinión que otras formas de expresión literaria como la poesía, la narración (cuentos) y los ensayos poseían una capacidad superior de transmitir la intención de los escritores que una novela. Por lo general, sostiene Borges, los escritores empiezan una novela con un estado de ánimo y conforme pasa el tiempo cambian de manera de sentir y pensar, algo que no ocurre en las narraciones, poesías y cuentos por ser estos vehículos de expresión más cortos.
Jorge Luis Borges nunca recibió el premio Nobel de Literatura, muy probablemente a causa de su pensamiento político que disentía del de la Academia. Borges murió un 14 de junio de 1986 en Ginebra, a los 86 años. Su legado a la cultura universal en el campo de la literatura es inconmensurable.
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