Lecturas: Habilidades que deben desarrollar tus hijos/alumnos en el siglo 21
Muchos de nuestros colegas son, al mismo tiempo, padres y madres de familia, por lo que es una constante preocupación para ellos el avance tecnológico y los cambios sociales no solo a nivel profesional, de desempeño en las aulas, sino también a nivel personal, en lo más íntimo pues todos quienes somos padres queremos lo mejor para nuestros hijos en un futuro que se presenta incierto e impredecible. ¿Cómo podemos encaminar las cosas para que nuestros hijos y alumnos alcancen una formación académica y humana sólida que les permita moverse en el mundo laboral, cada vez más competitivo y exigente? ¿Cómo será el mundo de aquí a 15 o 20 años? ¿Qué habilidades deben desarrollar las nuevas generaciones?
1. Inteligencia Emocional. Gracias a la neuropsicología, sabemos que las emociones desempeñan un papel determinante en la vida de las personas, que dirigen nuestras decisiones, que condicionan nuestras motivaciones y que siempre son el poderoso motor que guía e impulsa a la razón. No es el positivismo infantil del “todo va a estar bien”, no es el “si quieres, puedes”. Es autoconocimiento, es superar las frustraciones sin quedarnos atrapados en el fracaso, es regular nuestros estados de ánimo, es empatizar con nosotros mismos y con los demás.
2. Trabajo en Equipo. El modelo de sociedad individualista, donde nadie necesite de nadie, enferma a las personas y atenta contra nuestra verdadera esencia. Saber trabajar en equipo no es juntar niños y pedirles que hagan determinada cosa; para crear las condiciones de cohesión y colaboración necesarias deben interiorizar que para que el proyecto tenga éxito, necesita de todos, es decir, el éxito individual pasa por el éxito del equipo al igual que el fracaso. Este paradigma no es incompatible con ser competitivo.
3. Gestión de Personas. Las organizaciones más punteras saben que su principal activo son las personas. Las habilidades relacionadas con la comunicación efectiva, la capacidad para motivar, para influir, para empatizar, son el engranaje que hace que un sistema funcione, ya sea empresarial o familiar. Hablamos de inteligencia interpersonal siguiendo el esquema de Howard Gardner. Si la comunidad se va volviendo cada vez más compleja, se impone dirigir el foco hacia la forma de vincularse de quienes la integran.
4. Pensamiento crítico. Competencia imprescindible para preservar un mínimo de libertad personal en una sociedad donde, tanto la manipulación ideológica con fines económicos entre otros, como la ingente cantidad de información que recibimos por segundo, pueden colapsar nuestro propio criterio. Se vuelve entonces un ejercicio esencial aprender a ser capaces de analizar y evaluar, de cuestionar. Enseñar en la escuela a ser críticos es enseñar a ser libres, es facilitar las herramientas para que nuestros hijos sean un poco más dueños de su propio futuro.
5. Resolución de problemas complejos. No sabemos cómo será la sociedad en la que nuestros hijos tendrán que desenvolverse, pero lo que sí podemos asegurar es que la velocidad a la que se producen los cambios es de vértigo. Potenciar la capacidad de resolver problemas complejos es una competencia que va a liderar un mundo donde se valorará más resolver un problema que saberse las respuestas de memoria. Igual que las otras, se trata de una competencia que hace al individuo más adaptativo a la sociedad que le toque vivir.
6. Creatividad. Es la madre de la capacidad de adaptación al medio. Y la buena noticia es que puede potenciarse, en la escuela y en casa, pues no se trata de un rasgo genético que se tiene o no, sino que la conforman una serie de características tales como la curiosidad, la asunción de riesgos, el gusto por la dificultad, la imaginación, la independencia del juicio externo, la flexibilidad, el cuestionamiento de la norma y de la autoridad, la tolerancia a la frustración y a la ambigüedad, el entusiasmo, la intuición, la iniciativa, la sensibilidad y la apertura a la novedad.
7. Velocidad para aprender. Tener el conocimiento será menos valorado que tener la capacidad para aprender rápidamente. Los llamados “nómadas del conocimiento” (knowmad), se caracterizan por ser innovadores, creativos, capaces de trabajar en colaboración con casi cualquier persona, en cualquier lugar y en cualquier momento. Se trata de que las escuelas y las familias enfaticen más el “aprender a aprender” que “lo que se aprende”.
8. Capacidad de Negociación. Somos una generación educada en el concepto “ganar-perder”, es decir, si yo no gano, gana el otro. La sociedad ya no camina en esa dirección, sino en fórmulas de negociación que nunca antes como ahora, implican el concepto “ganar-ganar” como fórmula efectiva y saludable de éxito. Saber negociar es la forma más eficaz de llegar a una meta respetando y cuidando la autoestima y la dignidad de los otros. Es enseñar a nuestros hijos una mirada que contempla el mundo y sus necesidades desde un lugar más amable.
9. Orientación de Servicio. Hay una satisfacción netamente humana en ayudar a otros, un impulso cooperativo que habita en cada niño y que debe ser protegido y estimulado. Ningún profesional será lo suficientemente bueno si no tiene como fin último de su trabajo una misión de servicio que aporte sentido a lo que hace. Es fácil distinguir un profesor con vocación de servicio de otro que no la tiene. Enseñar a nuestros hijos que la felicidad es diferente del placer hedonista y que en esencia tiene que ver con lo que sean capaces de ofrecer y aportar a los otros.
10. Juicio y Toma de decisiones. El criterio no se desarrolla por ósmosis, necesita entrenamiento de menor a mayor, de acuerdo con cada etapa de la vida. Desde muy temprana edad, los niños y niñas muestran capacidad de elección, desde qué zapatos prefieren ponerse a cómo celebrar su cumpleaños. Hay cientos de decisiones cotidianas que es necesario que tomen ellos, porque es la base que trabaja la formación del criterio personal, competencia necesaria en la adolescencia y esencial en la etapa adulta.
Fuente: El País.com
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