Horas pedagógicas: El eterno dilema de la distribución
Desde que se instauró la Jornada Escolar Completa, que aumenta las horas pedagógicas de 35 a 45 horas semanales para los colegios, varios temas transversales a esta medida ocupan la atención y preocupación de los docentes de aula, en especial relacionadas a las condiciones en que estas horas adicionales se dictan -si se van a pagar o no- o los efectos que realmente tienen en la educación de niños y adolescentes unas jornadas tan largas, en especial cuando no existe una política generalizada de refrigerios en las escuelas. Ahora que se ha publicado el nuevo cuadro de distribución en la web del Ministerio de Educación, el tema se ha reactivado en la comunidad docente. ¿Y tú ¿qué opinas sobre esto?
La Jornada Escolar Completa equivale a 9 horas de clase diarias, lo cual significa que el alumno estudia hasta las 3:30 de la tarde. Conceptualmente, según los gestores de esta normativa, a más horas de estudio más posibilidad de aprender mejor. Esta visión cuantitativa que condiciona el aprendizaje al tiempo que el alumno permanece en el aula tiene, como todo, sus pro y sus contra.
Mantener a niños y adolescentes la mayor parte del día en el colegio sería ideal si cada institución educativa contara, como en otros sistemas educativos, no solo de una buena plana docente, preparada y conforme con sus pagos, y de infraestructura básica (salones, bibliotecas, laboratorios, computadoras) sino también de asesoría psicológica permanente e instalaciones que favorezcan también su esparcimiento como patios, losas deportivas, etc.
Por otro lado, si los alumnos deben estar en clase hasta las 3:30 pm, la escuela debería proveerle también de un refrigerio sano y balanceado. Si bien esto se da en algunos colegios que ya están aplicando las JEC, aun no es a nivel nacional y esto genera serios cuestionamientos a esta política.
Según datos del periodo 2015-2016 (en quse se comenzó a implementar la JEC), una de las críticas a esta estrategia nacional es la falta de refrigerio para los 345,000 escolares de secundaria que estudiaron ese año. El presidente de la Asociación de Apafas de Lima y Callao en ese tiempo, Édgar Trejos, aseveró que solo el 10% de los alumnos lleva alimentos al colegio porque sus padres no cuentan con recursos económicos para prepararles una lonchera (fuente: Diario La República).
Teresa Tovar, experta educadora e integrante de Foro Educativo, opina que esto esto es contraproducente porque si los niños no comen a sus horas no asimilan los aprendizajes que se les brindan a esas horas.
Si en la capital se encuentran problemas con respecto a la lonchera de los alumnos, imaginense en los distritos donde la principal actividad economica del poblador es la agricultura y la ganaderia donde los padres no pueden preparar las loncheras de sus hijos por que tienen que salir al campo muy temprano dejando el almuerzo de sus hijos listo para calentar y comer por esta situacion obligan a los profesores para que se trabaje en dos bloques haciendo que los alumnos retornen a almorzar a sus casas y la hora de salida es a las cuatro y treinta o mas tarde y los docentes son los mas perfudicados por que viajan desde un determinado lugar hasta su lugar de trabajo, en muchos casos ya no tienen tiempo para sus propios hijos. El MINEDU debe evaluar la realidad del alumnado y docente de las entrañas de nuestra patria.
Como maesro soy testigo de muchas alumnas que proceden de comunidades lejanas y la condición económica de los padres de familia es escasa. esta realidad de los padres de familia repercute en la alimentación de sus hijos que, al momento del horario de almuerzo solo se alimentan de arroz graneado con papa frita. ¿Con esta realidad se puede garantizar la Jornada escolar completa? A esto se agrega la existencia de familias disfuncionales en el que son sus hijos que viven abandonados.
Señores del MINEDU no sigan maltratando y experimentando con la educación, alimentación y salud de los hijos del pueblo,,