La sítara o sitar: Un instrumento enigmático y ancestral
Desde la lejana India nos llegan, desde hace muchos años, diversas manifestaciones artísticas que son siempre enigmáticas para nuestros ojos y oídos occidentales. Las películas hindúes, por ejemplo, conocidas desde siempre por su melodramatismo y exageradas actuaciones, conforman actualmente una industria -conocida desde los años 20 como Bollywood, una palabra que surge como una parodia del Hollywood estadounidense- que involucra no solo las historias que se cuentan en estas películas sino también toda una moda en cuanto a vestuarios, maquillajes, etc. Por otro lado, el auge en los años 60s, de la filosofía hinduísta, que llegó al mundo occidental a partir de Inglaterra y EE.UU., remeció la forma de pensar de nuestros países y hasta hoy sentimos, en la aparición de cantidades de gurúes y autores de libros de autoayuda, la aplicación -en muchos casos superficial- de preceptos y formas de vivir para nosotros difíciles de entender en toda su magnitud. Asimismo, la música hindú siempre ha ejercido una enorme fascinación entre nosotros, por sus intensos y enigmáticos sonidos. El rasgo más identificable de la música hindú está en la sítara o sitar, un instrumento de cuerdas que provee la principal características de las ragas, el género musical hindú por excelencia. ¿Quieres aprender algo más sobre la sítara? Lee atentamente esta nota:
La sítara -o sitar- es un instrumento de cuerda que se construye a partir de una calabaza seca y un diapasón largo, hueco y curvo, en el que se ubican los trastes. A diferencia de la guitarra convencional europea, los trastes son movibles y su ubicación contribuye a las distintas afinaciones con las que puede adaptarse su sonido según la raga que se va a tocar.
La “raga” es una de las formas básicas de música clásica hindú. Aunque el significado recto del término es “color, pigmento”, en la musicología de la India constituye “aquello que tiñe la mente de color y emoción”. Como todo en el arte y la religión hindú, la música va más allá de cumplir funciones de entretenimiento y solaz, para adentrarse en terrenos más profundos de espiritualidad y meditación.
Existen varias teorías sobre su origen pero ninguna ha sido aprobada, pese a que su denominación y estructura muestran una clara influencia persa. Su nombre proviene de una transcripción urdu de la palabra persa “sihtar” que significa “de tres cuerdas”.
La sitar, por sus dimensiones, es un instrumento que se toca sentado, en posición de meditación -con las piernas entrecruzadas- lo que permite que el músico la apoye entre su pie izquierdo y su rodilla derecha (o viceversa, si el ejecutante es zurdo) y así, permitir que ambas manos se muevan libremente para la digitación, la cual puede ser extremadamente simple con fines melódicas, o virtuosa con interpretaciones de gran velocidad y complejidad.
Una sitar puede tener entre 19 y 26 cuerdas, dependiendo del tipo de sitar (hay hasta tres según los expertos) que están divididas por grupos según su función, la cual puede ser melódica (para la voz cantante de cada composición), armónica (para acompañamiento, lo que conocemos en música occidental como acordes) y fondos que asemejan una onda doppler por su frecuencias sostenidas y penetrantes. La digitación se realiza generalmente con el dedo índice, pero no se pulsan directamente sino a través de una uña o pelcro llamado “mizraab”. El sonido penetrante y brillante de la sitar es similar al de los banjos, aunque debido a la afinación, la longitud y la caja de resonancia (lakadi ka tumba), que se ubica en la parte superior del diapasón o “taraf”, las notas son emitidas con mayor frecuencia y extensión.
Usadas desde tiempos ancestrales en toda la India -aunque básicamente se identifica con la música del Hindustani, sur de India- y con sus orígenes establecidos en el Medio Oriente (Persia) hace miles de años, la sitar se hizo muy popular en el mundo occidental, particularmente desde las décadas de los años 50s y 60s, gracias al trabajo de Ravi Shankar, un extraordinario compositor indio que introdujo el instrumento al lenguaje sonoro de diversas bandas de rock. Shankar enseñó al famoso guitarrista de The Beatles, George Harrison, no solo a tocar y componer en sitar sino a ver la vida desde la filosofía hindú. Otros conocidos artistas de rock de esa época incorporaron la sitar a sus producciones musicales, pero ninguna obtuvo el éxito de Harrison en esete esfuerzo por unir y combinar dos sistemas de notación y sonidos tan diferentes.
Una de las características que hacen especial a la sitar, además de su reconocible sonido, es el fino cuidado que tienen los artesanos que las construyen para decorar y pintar los materiales que usan para su fabricación. No es poco común ver, a lo largo del diapasón y en el cuerpo del instrumento, refinadas tramas y aplicaciones decorativas que la hacen aun más atractivas. Asimismo, los trastes y clavijas tienen acabados muy artísticos, lo que las convierte además en piezas de mucho valor.
Escuchemos un poco de sitar:
Excelente. Es un gran aporte a nuesra cultura artística. Lo difundiré en mis oyente de Radio que son los maestros, de preferencia.