La verdadera historia de Orión, la constelación
En los últimos días, la palabra «Orión» es para sotros, habitantes de la ciudad de Lima, sinónimo de accidentes de tránsito ocasionados por irresponsables «choferes» que más parecen depredadores de seres humanos, al volante de destartalados vehículos desde los cuales dan rienda suelta a sus ánimos más brutales. Sin embargo, el nombre que se ha hecho tristemente célebre en nuestra capital, gracias a estos irrespetuosos personajes que gozan de impunidad permanente a pesar de las innumerables faltas a las normas de tránsito y de urbanidad que cometen todos los días, es en realidad el nombre de un dios de la mitología griega, que aparece mencionado en clásicos de la literatura como la Ilíada y la Odisea de Homero y que además, fue durante años la constelación estelar más admirada por los astrónomos de civilizaciones ancestrales. Conocida también como «El Cazador», este conglomerado de estrellas ha sido además, fuente de inspiración para artistas y músicos de todos los géneros y épocas, así como para científicos modernos, programadores de computadoras y astronautas. Conozcamos, en esta nota, a la constelación Orión, la más grande de nuestra galaxia.
Orión es una constelación que sobresale, si se le compara con las demás, porque se trata de un conjunto de estrellas que puede ser divisado mucho más fácilmente. Las estrellas de Orión pueden ser apreciadas desde ambos hemisferios, siendo las noches de invierno las horas más propicias para observarlas desde el hemisferio norte y las noches de verano en el hemisferio sur. Las estrellas de esta asombrosa constelación se encuentran muy alejadas entre sí.
Esta constelación posee un cinturón formado por tres estrellas brillantes, ubicadas en línea recta. La estrella Rigel, una de las más brillantes del cielo nocturno, forma una de las piernas de Orión. Se trata de una estrella joven, supergigante, 40 mil veces más brillante que el sol que da vida a nuestro planeta. Los hombros de esta notable constelación lo forman las estrellas Bellatrix y Betelgeuse, siendo la segunda un astro tan luminoso, que no es necesario utilizar un telescopio para ver su intenso color rojo. Se dice que los brazos del cazador, como también es conocido Orión, sostienen un escudo y una vara y están formados por otras dos estrellas.
Existen múltiples racimos y nébulas que pueden ser observados en esta increíble constelación. NGC 2169 es el nombre de un racimo abierto que se encuentra en la mitad del brazo Betelgeuse. Al lado de NGC 2169 se encuentra NGC 2194, otro racimo que contiene la increíble cantidad de 100 estrellas. Suspendida del cinturón de Orión, y sobre su espada, se encuentra su nébula. Otra de las nébulas de Orión es la de Cabeza de Caballo, posicionada en la parte derecha inferior si tomamos como referencia el cinturón de la constelación (el cinturón también es conocido como Las Tres Marías o Los Tres Reyes Magos y está compuesto por las estrellas Alnitak, Alnilam y Mintaka).
El complejo de nubes moleculares de Orión es un prominente sistema compuesto por hidrógeno, polvo, plasma y estrellas. Este sistema comprende la mayor parte de la constelación. Este armazón de estrellas se encuentra a una distancia de 1,500 años luz de nuestro planeta Tierra y está, a su vez, constituido por nebulosas de emisión, nebulosas de reflexión, nebulosas obscuras y regiones HII. Entre las nebulosas que conforman este sistema podemos mencionar: M42, la nebulosa de Orión; M43, la nebulosa de Mairan; la nebulosa M78, el Bucle de Barnard, IC 434 y la nebulosa antes mencionada, Cabeza de Caballo, así como las también citadas NGC 2023 Y NGC 2024, la nube molecular de Orión 1 y la nube molecular de Orión 2.
Orión está simbolizado por un guerrero que tiene una espada o garrote en la mano derecha y un escudo en la izquierda. A su lado se encuentran sus canes cazadores Canis Mayor y Canis Menor. La mitología griega sostiene que Orión fue un gigante que nació de la mezcla de los dioses Zeus, Poseidón y Hermes.
Según esta mitología, Orión fue el producto de una visita de los dioses a un anciano de nombre Hirieo, quien deseaba tener un hijo pero no podía. Los dioses, al estar muy agradecidos por la hospitalidad brindada por el anciano, decidieron concederle su ansiado deseo, objetivo que consiguieron miccionando sobre la piel del buey que habían degustado. La orden para el hombre anciano fue la de enterrar la piel de buey y desenterrarla después de nueve meses, plazo después del cual el viejo desenterró la piel y encontró que había nacido su hijo, al que decidió llamar Orión en relación con los orines divinos que lo habían engendrado.
Orión murió por la picadura de un escorpión, por lo que en el cielo se representa también su huída, de forma que Orión desaparece por el oeste antes de que Escorpio aparezca por el este.
Entre las constelaciones que se encuentran cerca a Orión no deben dejar de mencionarse a: Auriga, directamente al norte de Orión; Canis Mayor, cerca de la esquina suroeste de Orión; Canis Menor, justo a la derecha del cazador; Eriadnus, exactamente en la esquina suroeste; Géminis, cerca de la esquina noroeste de Orión; Liebre, al sur de la constelación más brillante; Monoceros, al oeste de Orión; y Taurus, situada exactamente sobre la esquina noroeste de Orión.
El Cazador fue divisado en el cielo por civilizaciones muy antiguas como Sumeria (primera civilización humana de la que se tiene constancia). En el antiguo Egipto también conocieron a Orión, además de los Aztecas que tuvieron conocimientos sobre la existencia de la brillante constelación. Se cree que en la China ancestral también se ocuparon de la constelación. Orión es, sin lugar a dudas, la constelación más fácilmente observable por los hombres desde la tierra, por lo que ha dado lugar a diferentes especulaciones e historias que han hecho de Orión un fascinante tema de estudio para los astrónomos.
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