Leoncio Prado: Un héroe que merece todo nuestro respeto
La historia del Perú ofrece momentos y personajes que merecen nuestra admiración y respeto. Además de los héroes más representativos, como por ejemplo Bolognesi, Grau, Ugarte o Cáceres, tenemos también una galería de héroes no tan mencionados en los listados históricos pero que merecen, de la misma forma que los conocidos por las grandes mayorías, ser recordados por el valor que tuvieron de ofrendar su vida en defensa del país. A esta galería de héroes que no son tan ubicables para las masas pertenecen, por ejemplo, Mariano Melgar, José Olaya, Isaac Recavarren y, por supuesto, Leoncio Prado, cuyo fallecimiento se produjo un 15 de julio de 1883.
Tres datos que nos harán recordar por siempre a Leoncio Prado, el hombre, el militar, el héroe: Fue hijo de Mariano Ignacio Prado, el presidente peruano que huyó del país en el momento más álgido de la guerra contra Chile. Fue medio hermano de Javier Prado Ugarteche, conocido académico y científico cuyo nombre sirve ahora para identificar a una de las principales avenidas de nuestra capital; y de Manuel Prado Ugarteche, quien fuera dos veces presidente del Perú (de 1939 a 1945 y de 1956 a 1962). Leoncio Prado Gutiérrez, además, es el nombre del colegio militar más conocido de Lima, en el que han estudiado gran cantidad de peruanos ilustres.
En toda clase de Historia del Perú se reseña la captura y posterior fusilamiento del joven Leoncio Prado, que era conocido en su armada como "Pradito", que había nacido en Huánuco en 1853. Tras participar activamente en diversos enfrentamientos defendiendo al ejército nacional, Prado cayó en manos chilenas en la batalla de Huamachuco, provincia de la región La Libertad, al norte del Perú. Tan solo tenía 29 años de edad al momento de ser fusilado, mientras estaba convalesciente por las serias heridas que tuvo en la batalla.
Según testimonios de los soldados chilenos que ejecutaron la orden de fusilamiento, fue el mismo Leoncio Prado, desde su camilla, quien les dio órdenes de disparar, marcando la señal con tres golpes de cuchara al platillo que sostenía la taza de té que había solicitado, como última voluntad antes de morir. Compartimos con ustedes la narración precisa de este terrible momento que pinta de cuerpo entero la valentía y decisión de Leoncio Prado:
"Antes de su ejecución, Leoncio Prado solicitó tomar una taza de té.
Enseguida, cuando entraron dos soldados pidió que fuera aumentado su número para que dos le tirasen a la cabeza y dos al corazón. Al ser cumplido este pedido dio breves instrucciones a la tropa sobre la trayectoria de sus disparos y agregó que podían hacer fuego cuando hiciera una señal con la cuchara y pegase tres golpes en el cachuchito de lata en el que había estado comiendo.
Se despidió enseguida de los oficiales chilenos, los abrazó, les dijo: "Adiós compañeros". La habitación era pequeña. Al frente y al pie de la cama se colocaron los cuatro tiradores y detrás de ellos se pusieron los tres oficiales allí presentes. El Coronel Leoncio Prado cumplió con dar las órdenes para la descarga. "Todos llorábamos (manifestó Benavente) todos menos Pradito".
Se mandó fusilar al militar que había ganado el corazón de sus enemigos, dicen que los integrantes el pelotón de ajusticiamiento dispararon sus armas con los ojos nublados por la lágrimas. La muerte de Leoncio Prado se valoró como la de un héroe. Se relata así:
Nos colocamos tras los cuatro soldados; las lágrimas nublaron mi vista. ¡Todos lloramos, todos, menos Pradito! Tomó la cuchara, le pegó un golpecito para limpiarla, enderezó un poco más el cuerpo, se irguió; saludó masónicamente con la cuchara, pegó pausadamente los tres golpes prometidos, sonó una descarga y, dulcemente, expiró en aras de su patriotismo, por su nación, por el Perú, el hombre más alentado que he conocido, el heroico coronel Leoncio Prado. El cabo avanzó dándole un balazo en el pecho, para cumplir con la ley, acabó de apagar así los latidos de ¡aquél gran corazón que no palpitó sino para servir a su patria".
La versión chilena con el vivo testimonio de los que estuvieron en el sacrificio, es la única fuente primaria de su muerte, dado que los oficiales chilenos fueron los únicos que presenciaron los últimos momentos de Leoncio Prado.
Considero que llamar héroe a Leóncio Prado es una exageracuon. Pues la historia está hecha por hombres y muchas veces estos hombres obedecen a ciertos intereses se CLASES SOCIALES. Tal es el buen apellido PRADO perteneciente a la aristocracia dueña de salitreras de ese entonces. El apellido claramente quedó MANCHADO ante la huida del Presidente Mariano Ignacio Prado al inicio de la Guerra. Había que limpiarlo de alguna manera y que mejor oportunidad al final de la guerra aprovechando la muerte de uno de sus hijos. Mejor oportunidad no iban a tener los historiadores aristocráticos para INFLAR Y VENDERNOS una historia de INMOLACION a base de una TAZA DE TE, Y ORDERNAR . Pregunto si eso es TRASCENDENTE???? para la historia la forma de su muerte con su taza de té, claro que NO. Que peleó por el Perú, claro que sí !!! Que murió por el Perú ?? Claro que sí . Pero pregunto también no lo hicieron miles se peruanos en dicha guerra. Y la historia ni siquiera los recuerda porque no sin apellidos importantes. Para mí y con el respeto que tengo a cada opinión. Considero que Leóncio Prado no puede igualarse con otros héroes que si hicieron acciones TRASCENDENTES como Grau, Bolognesi Ugarte, Cáceres .