Los estados del sur de Estados Unidos de Norteamérica se caracterizaron por su apoyo a las políticas esclavistas y de opresión contra la población de origen africano que habitaba en esa región durante la guerra civil, que tuvo lugar en territorio de ese país entre 1861 y 1865.
Para 1929, año del nacimiento de Martin Luther King Jr., en Atlanta, capital del estado sureño de Georgia, poco o casi nada había cambiado en la mentalidad de la población de origen europeo que persistía en implantar políticas de segregación racial. En este contexto crece y se forma la actitud rebelde y de desobediencia pacífica del líder propulsor de los derechos civiles de la población negra norteamericana.
Luther King Jr., fue hijo del pastor bautista Marthin Luther King Sr. y de Alberta William King, una mujer que se dedicaba a tocar el órgano de una iglesia. En un principio, su padre había escogido el nombre de Michael para él, pero decide cambiarlo por el de Martin Luther en 1934, debido a un viaje a Europa y a la profusa admiración que despierta en él, el reformador protestante alemán Martín Lutero.
A los quince años, Martin Luther King Jr., ingresa al Morehouse College, una universidad que formaba parte del sistema discriminatorio racial de la época, sin haber terminado su formación secundaria. En 1948 se gradúa en la especialidad de Sociología del Morehouse College para luego proseguir con sus estudios en el Crozer Theological Seminary en Chester, Pensilvania, donde obtiene una licenciatura en Teología en 1951. Cuatro años más tarde, el futuro Premio Nobel de la Paz consigue su doctorado en Teología Sistemática por la Universidad de Boston.
Sin embargo, hay un acontecimiento que cambia de manera radical la vida de Martin Luther, dirigiéndola de las aulas de formación académica hacia la lucha pacífica y de protesta que va a caracterizar toda su trayectoria. En diciembre de 1955, Rosa Parks, una mujer afroamericana es detenida por irrespetar las leyes que exigían que una persona negra le cediera el asiento a un hombre blanco dentro de un bus. Martin Luther organiza un boicot de buses en la localidad de Montgomery, Alabama y es apoyado por toda la población que, como él, sufría las leyes discriminatorias de ese entonces. La situación se torna extrema, Luther King es arrestado y su hogar es atacado con explosivos por parte de partidarios de la derecha racista norteamericana.
El resultado de la gesta de Marthin Luther después de estos eventos no pudo haber sido de un carácter más eficaz, ya que la Corte Suprema de los Estados Unidos determina en noviembre de 1956 la ilegalidad de las leyes que dieron origen a las revueltas. Las protestas que comenzaron con lo que se conoció mundialmente como “Boicot de buses de Montgomery Park” llevaron a las calles a 40,000 negros nacidos en el nuevo continente.
El gran logro de Martin Luther King Jr. a través de toda su carrera es la característica no violenta de su resistencia que se había inspirado en personajes como Henry David Thoreau, el escritor, poeta y filósofo autor de La desobediencia civil puesta en práctica por Gandhi en la India. Luther King Jr. se distancia de todas las prácticas violentas que posteriormente fueron adoptadas por organizaciones como Las Panteras Negras, influenciadas por el pensamiento de Malcom X, otro líder afroamericano. Es cierto que las protestas, marchas y manifestaciones de la población negra norteamericana durante los años cincuenta tuvieron algunos capítulos de violencia y agresión física y verbal, sin embargo Martin Luther nunca fue partidario de este tipo de comportamiento, haciendo siempre un llamado para que los manifestantes exigieran sus derechos de manera completamente pacífica.
Los episodios de Albany, Georgia, en 1962, cuando Luther King fue arrestado por tomar parte en manifestaciones pacíficas; Birmingham, Alabama, 1963, donde nuevamente fue arrestado, incidente que lamentablemente terminaría con el execrable atentado a la iglesia baptista de la calle 16 y la consiguiente muerte de cuatro muchachas negras a manos de la organización criminal racista llamada Ku Klux Klan, no hicieron más que reforzar la profunda convicción de Luther King Jr. de llevar hasta las últimas consecuencias su batalla por el reconocimiento, legalización y aceptación por medio de acuerdos pacíficos de los derechos ciudadanos de la población afroamericana.
La famosa marcha sobre Washington, en agosto de 1963, fue sin lugar a dudas la concentración con más repercusión y la que finalmente inmortalizaría a Luther King Jr. En esta multitudinaria manifestación, él pronuncia una sublime frase: “I have a dream” o “yo tengo un sueño”, el sueño de ver una Norteamérica en la que el origen étnico no fuera sinónimo de vejaciones y derramamiento de sangre. Este mensaje fue escuchado por más de 250,000 personas de todas las etnias que se reunieron frente al Capitolio de los Estados Unidos y presenciaron este memorable e histórico momento.
Un fatídico cuatro de abril de 1968, en Memphis Tennessee, Marthin Luther King Jr., el incansable y enérgico defensor de los derechos civiles afroamericanos, fue abatido a balazos por un confeso norteamericano de origen europeo, una ironía del destino que quien protestara sin violencia ni agresión por una causa a todas luces justa, fuera asesinado de una forma tan violenta.
El legado de Martin Luther King Jr. es imperecedero, sus ideas trascienden al paso del tiempo y no dejaran nunca de ser vigentes sobre todo allí donde exista injusticia, discriminación y odio debido a prejuicios de tipo racial y étnico.