Reflexiones Magisteriales: ¿Cómo enriquecer nuestro desempeño docente?
En esta nueva entrega de esta sección titulada Reflexiones Magisteriales, invitamos a los educadores que siguen esta bitácora a pensar un poco respecto de un importante tema relacionado a las labores cotidianas de un docente: ¿Cómo enriquecer nuestro desempeño profesional? Las artes, el buen descanso, la salud y el cultivo de nuestros hobbies y actividades favoritas son solo algunas de las herramientas que, sin estar estrictamente ligadas a la ciencia pedagógica, nos permiten elevar el espíritu y ampliar el horizonte de conocimientos que, después, podremos compartir con alumnos, otros colegas y allegados en la familia o en el círculo de amistades. La licenciada Ubillús nos presenta, en esta oportunidad, siete prácticos consejos para hacer que nuestra labor educadora mejore (haga click sobre la imagen para ampliarla)
Adquirir nuevos conocimientos y hábitos alimenta nuestra vocación
por Lic. Yvette Ubillús
Hace poco reflexionábamos acerca de nuestra historia personal, de cómo y cuándo decidimos ser maestros y también sobre la vocación que, aunque es lo más importante en nuestra carrera, ciertamente no es lo todo para afrontar día a día el reto de desarrollarnos en esta profesión.
El desarrollo profesional tiene grandes exigencias en los tiempos actuales, tanto para los maestros experimentados a través de los años que se enfrentan a los retos de los nuevos conocimientos y tecnologías como para los maestros nuevos que saben que la competencia es muy grande y complicada, con muchos otros profesores jóvenes que ingresan al mercado laboral cada año.
Existe, además, un agregado vital en nuestra lucha constante por la superación y el éxito profesional: nuestros alumnos. Los maestros no trabajamos con cosas, con maquinarias, con papeles nada más, no. Nuestro material de trabajo son seres humanos que reciben de nosotros conocimientos que los ayudarán a convertirse en mejores personas y eso sí nos compromete como a ningún otro profesional.
Dicen que la gente de negocios tiene que ser agresiva y arriesgada, que los investigadores deben ser meticulosos y dedicados, que en los ingenieros debe primar el cálculo perfecto y la absoluta exactitud, que los periodistas son audaces y persistentes y así, podríamos seguir con todas las profesiones, pero los maestros ¿cómo tenemos que ser?
Los maestros habremos de tener un poco de todos los atributos y además no perder la dimensión humana de la profesión que ejercemos. Debemos tener método para enseñar pero también intuición y paciencia, debemos tener metas claras que alcanzar con nuestros alumnos pero sin olvidar ser observadores de las circunstancias y analistas de los resultados, tenemos que ser cultos, informados, actuales y capaces pero siempre cercanos y empáticos con la clase.
También cuenta la disciplina, que no solo es la que impartimos en clase sino la que define nuestra vida personal y permite predicar con el ejemplo, muchas veces debemos tener dotes de psicólogos para identificar los problemas en el aula y amor de padres para acoger las necesidades y hasta sufrimientos de nuestro alumnos que involucran además a sus familias. Para abreviar nuestro listado, podríamos resumir que los maestros tenemos que ser de todo a la vez.
Por eso es importante que tengamos en cuenta las expectativas personales y externas que rodean nuestro día a día. Lo ideal es nutrir nuestra vocación y experiencia para reflejar esa plenitud en nuestras clases, recargarnos de energía inspiradora y motivadora que sea emulada por los alumnos, convertirnos en ejemplo de interés por el conocimiento y alimentar su curiosidad.
A estas alturas de nuestra reflexión ya podríamos sentirnos sobrecargados de responsabilidades y obligaciones pero, como profesores, sabemos que nuestro temple y carácter es un elemento fundamental para elevar el nivel de nuestra labor docente y de nuestro desarrollo personal.
Ante tal desafío, es un buen momento pensar en las opciones que tenemos para enriquecer nuestra vocación y acercarnos cada vez más a la ansiada realización personal, sin sacrificar aspectos trascendentales de nuestra vida. Nutrir los variados aspectos de nuestra personalidad es lo que nos permite consolidarnos como seres humanos satisfechos, positivos y emprendedores.
Nuestra jornada en familia y como maestros nos deja poco tiempo para nosotros mismos y para acopiar conocimientos nuevos cada día. Sin embargo, no debemos permitir que eso nos aletargue, ni nos desanime. Recordemos que siempre se puede finalizar el día con la satisfacción de haber aprendido algo valioso por pequeño o grande que sea.
Podemos empezar con estas 7 simples propuestas:
1. Dormir en paz: apague todos los aparatos electrónicos, deje el celular, la computadora y la televisión que interrumpen nuestro descanso debido a las ondas electromagnéticas que emiten. Por el contrario una breve lectura puede ayudarnos a relajarnos y conciliar el sueño.
2. Dejar las preocupaciones en pausa al acostarse: por muy leves o complicados que sean nuestros problemas recuerden que estos no desaparecerán con nuestra sola angustia y necesitamos la energía proveniente del descanso nocturno para estar más claros y vitales cuando llegue el momento apropiado para enfrentarlas.
3. Reflexionar unos minutos antes de levantarnos: eso nos permitirá dar gracias por el nuevo día, sentirnos más claros acerca de lo que esperamos de él, de lo que necesitamos para lograrlo y crear un espacio para alentarnos a nosotros mismos hacia el éxito diario.
4. Organizar nuestras obligaciones con anticipación: para no saltar de la cama desesperados por ganarle tiempo al tiempo que nos queda corto. Dejar nuestras cosas preparadas ayuda a despejar la mente de distracciones constantes y olvidos frecuentes.
5. Separar algunas horas a la semana: para dedicarlas a una buena película, un evento artístico, una exposición, una charla interesante, practicar un instrumento musical, pintar, etc. Todas esas cosas enriquecen nuestro discurso como profesores y amplían nuestros horizontes en general.
6. Conservar la tranquilidad: si tenemos más de un empleo o estudiamos fuera de las horas de trabajo hagamos un plan para llevar esta rutina tan exigente sin perder de vista que lo más importante es nuestra tranquilidad. Ningún ingreso extra, diploma adicional, ni logro material vale más que nuestra salud.
7. Intercambiar opiniones y experiencias con nuestros colegas: participemos de iniciativas con otros maestros para compartir experiencias y encontrar alternativas para mejorar nuestra labor.
Agradecemos sus numerosas comunicaciones contándonos sus experiencias y como ya saben si prefieren convérsenlo en la comodidad de su círculo más cercano, familiares o amigos, más aún si lo consideran tan íntimo que no quieren compartirlo públicamente con nadie, entonces solo reflexiónenlo personalmente y lleguen a una conclusión clara y sincera que les ayude a proseguir en este del camino de autodescubrimiento.
La estrategia que se plantea tiene muchos aspectos de verdad,practicarlos conducen al éxito.Lo determinante en un docente es su actitud mental positiva y eso se logra con mucha disciplina.
Exactamente, atender la parte humana del docente, revitaliza nuestra esencia, y como bien afirmas, calibra el discurso, creo que ganamos en espontaneidad y frescura.
Muy agradecida.
Shirley
Muy interesante aunque ya algunas de ellas siempre lo practicado pero lo tendré presente lo que me falta muchas gracias.
Me parece excelente los hábitos que plantea la Lic.
Si todos los maestros pudiéramos practicar las 7 propuestas
nuestro trabajo en el aula mejoraría considerablemente.
Resulta interesante el tema; pero sin embargo hay que reconocer que un profesor puede conocer su materia y otras disciplinas, pero sino tiene las cualidades de empatia y vocación de servicio, entonces sus alumnos aprenderán a medias y quizás no le importe que los esté perjudicando.
excelentes reflexiones…!!!!
ojala que llegue a buena cantidad de docentes para que asi
incluso nuestra imagen a la sociedad pueda mejorar…!!!