Reflexiones Magisteriales: Sobre evaluaciones y evaluadores
La coyuntura magisterial no es ajena a nuestra institución, desde el punto de vista de la reflexión y el conocimiento que necesitamos tener sobre la realidad de los maestros, independientemente de sus colores políticos, procedencias étnicas, opiniones y niveles de formación y experiencia. Porque la razón de ser de Derrama Magisterial es seguir haciendo crecer sus fondos de retiro para garantizar una vejez digna. Más allá de los apasionamientos e incluso las diatribas que hemos venido recibiendo, producto de la amplia desinformación que existe con respecto al sentido de nuestro trabajo, nuestra tarea es seguir rentabilizando los aportes voluntarios. Pero, en el camino, surgen temas que exigen de nosotros, maestros, una reflexión propia, ajena a los intereses que por lo general mueven a los bandos opuestos que, por lo general, se suelen formar en este tipo de situaciones.
El tema que hoy mueve a la huelga que aun se sostiene, a pesar de los acuerdos y las marchas y contramarchas de los grupos políticos y magisteriales enfrentados, es el de la llamada Evaluación de Desempeño Docente, que muchas personas no docentes recién están comenzando a conocer y, desde luego, no siempre de la mejor manera. No vamos a entrar a detalles técnicos ni oficiales sobre sus concpetos y mecánicas (para eso está la web del Ministerio de Educación y los especialistas que, de vez en cuando, aparecen en medios de comunicación masiva (en realidad, deberían aparecer más seguido para ofrecer a la población elementos de juicio reales y no las abstracciones que comúnmente se difunden con fines políticos, tanto de uno como de otro lado del debate).
Aquí la cuestión se pone compleja debido a que al parecer, tanto evaluados como evaluadores no tienen debidamente claro qué van a medir, cómo lo van a hacer, o aun más grave, quién lo va a hacer. En las primeras ocasiones en que se comenzó a hablar de la Evaluación de Desempeño Docente en círculos asociados al sector magisterial -el Minedu, instituciones como Foro Educativo, el Consejo Nacional de Educación, nosotros mismos en nuestro Congreso Encinas, etc.- diversos profesionales autorizados en la materia manifestaron que esta era, de todo el paquete de evaluaciones que venían de la mano con la reforma de la carrera magisterial, la más auspiciosa pues no tenía relación con exámenes de conocimientos sino que se orientaba a observar al docente en el aula, una fortaleza que incluso profesionales de la educación que han tenido formaciones académicas deficientes podían explotar por lo que aplicaban a diario, su experiencia de décadas enseñando.
Pero de repente eso cambió y ahora la Evaluación de Desempeño Docente se ha convertido en la principal amenaza para miles de maestros que sienten que "no la pasarían" de aplicarse tal y como está planteada. Es más, que no la pasarían ni siquiera en las tres oportunidades que, según lo que dice la norma. Estas dudas aparecen en los profesores que aun no deponen su medida de fuerza por dos razones, ambas atendibles: a) los parámetros no estarían bien establecidos con relación a los límites de comportamientos "reprobables" contenidos en las seis rúbricas que deben obtener y b) las características de las personas que van a estar a cargo de las evaluaciones.
¿Porque estas razones, enmarcadas en aspectos formales/técnicos de la Evaluación del Desempeño Docente, no han merecido la atención de la actual gestión ministerial? Porque han sido expresadas a destiempo y por personas no reconocidas para temas de representación sindical y negociación. Otra vez, la política, esa que no debiera interferir en la educación por ser un servicio y un derecho que tiene que alcanzar por igual a todos nuestros niños y adolescentes, interfiere el avance. La política es la que genera los adjetivos, las acusaciones de un lado y de otro, las puertas cerradas, las reacciones destempladas. No la técnica pedagógica ni el futuro de los niños. Esa distorsión debe quedar clara a todos los maestros que, dentro o fuera de las aulas, no pierden oportunidad de enseñar algo a los demás -sus colegas, familiares, amigos, alumnos- para poder explicarla. Los bandos pertenecen a partidos políticos, no a tendencias pedagógicas.
¿Deben ponerse bajo la lupa tanto evaluaciones y evaluadores desde un punto de vista netamente técnico y pedagógico? Por supuesto que sí. Quizás esa sea la llave que abra la puerta hacia la salida de este momento en que la crispación y fuertes dosis de desinformación afectan a nuestro sistema educativo.
Si evaluamos el desempeño profesional del docente solo desde el punto de vista "técnico pedagógico" como desea el GBM( que dirige la educación globalizada) sin visión de buscar la justicia social, continuaremos en el sistema educativo que fabrica desempleados y potenciales delincuentes (hasta con corbata) para soportar la inseguridad sin límites. Yo no comparto. Si los colonizados por el amor al dinero sobre todas las cosas comparten, es problema de ellos;pero, no se quejen de la abundancia de ladrones y corruptos.
Ya es tiempo en solidarizarse con el mensaje del PAPA FRANCISCO: "El colonialismo nuevo y viejo engendra pobreza, miseria y migraciones forzadas…"
Para lograr la paz y desarrollo para todas las sangres sólo se necesita una alianza o "fusión" entre las estructuras de la civilización occidental y andina y, una pedagogía que forme ciudadanos "para servir a la colectividad de diversas formas".