Reflexiones Magisteriales: Recibamos el Año Nuevo con moderación y esperanza

Año Nuevo con moderación y esperanzaUna vez más llegamos al fin del año y, como siempre, las sociedades se aprestan a cerrar este nuevo ciclo del calendario -una creación humana que permite organizar nuestros tiempos, actividades y expectativas según el paso de las estaciones, los meses, las semanas y los días- con fiestas y brindis en los que todo parece estar rodeado de optimismo, buenos deseos y actitudes positivas. Sin embargo, esos festejos terminan, cuando no se toman las debidas precauciones, en tragedias que pueden marcar la vida para siempre. No es catastrofismo pero preguntémonos cuántos de nosotros tenemos un familiar o un amigo, conocido, colega o compañero de trabajo que no ha estado cerca de algún lamentable hecho ocurrido en la noche de Año Nuevo: el choque en la Costanera que se llevó a la joven prima que regresaba de una fiesta en la playa, el vecino que colapsó por beber mucho, los niños mutilados por el uso indiscriminado y descuidado de fuegos artificiales de dudosa procedencia. Este 2015 que está llegando a su fin no será, por supuesto, la excepción, ya que la gran mayoría de persona suele no hacer caso a las recomendaciones bajo la creencia popular de que “no pasa nada”. Sin embargo nos corresponde a nosotros los maestros ejercer nuestro papel de conciencia, ese angelito que aparece sobre el hombro derecho para aconsejarte las cosas que no quieres hacer, y quizás logremos reducir o minimizar los riesgos de que pases a formar parte de la estadística y las terribles noticias de cada Primero de Enero. En esta nota, algunas reflexiones al respecto.

Los seres humanos nos regimos por patrones de tiempo que nos dan la sensación de continuidad y movimiento. En ese sentido, pasar de un año a otro es motivo ideal para renovar energías, replantear objetivos y cargar combustible para un nuevo ciclo de doce meses, que casi unánimemente se espera sea mejor que el ciclo de doce meses que está concluyendo. También es motivo para celebrar, tanto de ida como de vuelta: se celebra el final del 2015 y el inicio del 2016. Imaginariamente, cerramos una puerta para abrir otra, cuando en realidad, más allá de que sea feriado, el 1 de enero es un día como cualquier otro, que se convierte en algo especial debido a nuestro enfoque. Y sean cuales sean nuestros planes para esta Noche de Año Nuevo, ese enfoque es, por lo general, positivo.

Es bueno mirar la llegada del Año Nuevo con optimismo, pero ese optimismo debería venir en concordancia con actitudes más cuidadosas y consideradas con el entorno en el que nos movemos a diario. Los rituales celebratorios de la modernidad llegan cargados de excesos, bajo la premisa de que todo está permitido si se trata de “botar el Año Viejo” y en el camino, esos excesos pueden traer consecuencias funestas que echen por tierra los buenos deseos con los que comenzamos la fiesta. Por eso es necesario recibir el Año Nuevo con moderación y esperanza, sin importar que la publicidad nos diga que hay que lanzar todo por la borda y entregarse a las interminables e ilimitadas fiestas, sin ningún autocontrol.

No se trata de no festejar, sino simplemente de hacerlo de manera juiciosa. Desde siempre hemos celebrado la llegada del Año Nuevo con reuniones familiares o entre amigos, fuegos artificales y brindis en los que prima la felicidad y la buena onda, además del alivio que genera que el año anterior se termine, de una vez, llevándose consigo todos los problemas y correrías que nos angustiaron en los doce meses pasados.

Pero ¿qué sentido tiene eso si durante la celebración misma nos exponemos a que nos suceda algo, a nosotros o a nuestros amigos? Las noticias del 1 de enero son siempre las mismas: accidentes trágicos en las carreteras, incendios a causa del uso indiscriminado de pirotécnicos, colapsos por excesos de todo tipo. Comenzar el año en los pasillos de un hospital no parece ser lo que uno quisiera al momento de hacer el primer brindis ¿verdad?

Dejémosles a los medios de comunicación los recuentos de noticias malas, en las que predominan las desgracias, los actos de corrupción y los cinismos extremos, y recibamos este 2016 con esperanza y moderación, para que realmente comience en paz y tranquilidad. Celebrar es bueno, pero excederse puede resultar fatal.

¡¡ FELIZ AÑO NUEVO 2016 A TODOS NUESTROS ASOCIADOS, LECTORES Y SEGUIDORES !!

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One Response to Reflexiones Magisteriales: Recibamos el Año Nuevo con moderación y esperanza

  1. ITZ VÁZQUEZ dice:

    Qué buen texto, contiene estupendas y certeras frases que hacen reflexionar acerca de ciertas actitudes o costumbres que tenemos o sobre cosas tan importantes que a veces no valoramos.

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