Reflexiones Magisteriales: Tras la clasificación al Mundial de Fútbol

La clasificación de la selección peruana de fútbol al vigésimo primer Campeonato Mundial que se jugará el próximo año en la lejana e histórica Rusia ha generado un desborde de emociones entre las masas fanáticas de este deporte, puesto que es la primera vez que esto se consigue tras 36 años de eliminaciones y múltiples cuestionamientos a la seriedad con la que nuestros futbolistas afrontaban su actividad profesional. Las celebraciones -que han incluido una declaratoria de feriado por parte del Ejecutivo para el sector público- sirven para elevar el ánimo de la población pero también dan pie a excesos innecesarios. Como docentes, nos toca reflexionar y orientar a nuestros estudiantes para ver las cosas en su verdadera dimensión.

Desde el punto de vista pedagógico, incentivar la práctica deportiva siempre será algo positivo, sea fútbol, voley, natación, tenis, atletismo, ajedrez o cualquier otra disciplina. El ejercicio físico, el trabajo en equipo, el respeto a reglas de juego, la coordinación mente-cuerpo, todas estas capacidades se desarrollan mejor cuando la enseñanza de deportes es aplicada desde los primeros años de escuela. Por ello es importante recuperar para el sistema educativo y su currícula el área de Educación Física, como complemento al aprendizaje intelectual y académico.

Tanto los deportes colectivos (fútbol, voley, baloncesto) como individuales (natación, tenis, atletismo, gimnasia) son además un elemento fuerte para la consolidación de la identidad de los países. Esto relaciona al deporte con la idea de orgullo nacional, una de las características primigenias del deporte de competencia. Desde las Olimpiadas de la Grecia antigua hasta los Mundiales de Fútbol de los siglos 20 y 21, los equipos se convierten en representaciones de los ejércitos y cada partido es una guerra. Los cánticos de las barras, las caras pintadas con los colores de cada país, las banderolas y demás usos y costumbres del público que asiste a los espectáculos deportivos modernos constituyen una conexión con esos orígenes fundamentales del deporte. 

En el mundo moderno se añade un nuevo elemento a la actividad deportiva profesional: la noción del deporte como negocio. Y en ese sentido, la evolución ha sido vertiginosa en los últimos 20 o 30 años, con deportistas que reciben contratos millonarios por ser imagen publicitaria de algún producto (en deportes exclusivos como el tenis, el golf o el automovilismo se asocian a marcas lujosas de relojes, carros, ropa, etc.). En cuanto al fútbol, que es desde hace mucho tiempo el deporte más popular del mundo occidental, las "ventas" de jugadores entre un equipo y otro alcanzan cifras estratosféricas, mientras que los sueldos de los futbolistas "top" a nivel mundial y los contratos de transmisión televisiva de los campeonatos son caldo de cultivo para evasión de impuestos, corrupciones múltiples, y otros vicios de la modernidad.

Todos sabemos que en el Perú, el fútbol es el deporte más popular y que mayores ganancias genera en taquillas, publicidad, impulso a diversas actividades comerciales, rating televisivo, etc. A pesar de que nuestra historia futbolística reciente no ha tenido éxitos a nivel internacional, salvo individualidades o triunfos ocasionales sin trascendencia, la población vive con pasión desmedida este deporte. La clasificación al Mundial de Rusia 2018, producida ayer utilizando la última herramienta que ofrece el reglamento de la FIFA -el llamado repechaje- ha generado una serie de desbordes populares que deben ser vistos con optimismo pero también con una necesaria dosis de reflexión para no sobredimensionar las cosas.

La nueva generación de jugadores que ha sido promovida por el actual entrenador -el ex delantero argentino Ricardo Gareca- es joven y aguerrida, y su logro será inspiración para muchos niños y adolescentes que nunca han sido parte de historias pasadas de selecciones que tenían más oportunidades de competir a nivel mundial. Para capitalizar esto debemos enfocar bien las cosas y no caer en las exageraciones de la prensa deportiva ni confundir a nuestros alumnos con las actitudes sobreactuadas que hemos visto en calles y plazas esta mañana: escenas de adultos alcoholizados en la vía pública, celebraciones ruidosas hasta la madrugada, etc. La algarabía, comprensible y hasta cierto punto saludable para un país en constante estado depresivo por los problemas que lo aquejan, puede volverse negativa si no se tienen claras desde el principio.

Esto no significa, desde luego, que no sea una noticia positiva la clasificación al Mundial Rusia 2018. Está bien celebrar, felicitar a los que han conseguido ayer el triunfo. Pero que no sea pretexto para actitudes que refuercen los aspectos más negativos de nuestra sociedad, que está ávida de buenos ejemplos que sirvan para que nuestras próximas generaciones superen a las actuales.

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3 Responses to Reflexiones Magisteriales: Tras la clasificación al Mundial de Fútbol

  1. naldy vera dice:

    Es muy cierto lo mencionado en el articulo, como no alegrarse que nuestro querido pais se clasifique al Mundial, pero tambien es importante como docentes que formamos generaciones de niños y jovenes ORIENTAR en forma pertinente y acertada las diferentes manifstaciones de algarabia que hemos presenciado. Pareciese que estamos en una sociedad que necesita desesperadamente algo para motivarse, y muchiisima gente cae en la exageracion, en la ridiculez, en el fanatismo absurdo y es lamentable que los adultos no den un buen ejemplo a los niños y jovenes, se ha visto un despedicio humano.

    Los padres y maestros deben comprometerse a diario en predicar con el ejemplo, pues aunque suene a clichet, lo cierto es que formamos el presente y el futuro de nuestro pais

     

  2. edward malafay tapullima dice:

    exlente la reflexión, y que sigan los juegos escolares nacionales también….

  3. Franco dice:

    Muy buena reflexion, felices por el triunfo pero todo con cautela.

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