El teatro como recurso educativo
Las actuaciones escolares son poderosas formas de estimular el proceso enseñanza-aprendizaje pues nada más efectivo que la experiencia vivencial para fijar conocimientos e historias, así como para afinar las capacidades de apreciación, comprensión y análisis de lo que se busca enseñar. Las teatralizaciones permiten hacer que los alumnos se suelten, obtengan seguridad para desenvolverse frente a un público e incluso, descubran si tienen aptitudes potenciales para la actuación, lo cual en algunos casos puede ser determinante para su futuro vocacional y laboral. Pero más que un concurso de talentos, usar el teatro en clase es una amplia fuente de aprendizajes múltiples. Veamos por qué…
Las actuaciones escolares son siempre las más esperadas por los alumnos. La sensación de hacer algo emocionante, fuera del currículo que los obliga a estar toda la semana sentados en sus pupitres es motivo fijo de algarabía, entusiasmo, entre aquellos niños y adolescentes que disfrutan de esa clase de manifestaciones artísticas. Incluso quienes no están muy dotados para la actuación o que tienen otros intereses, más contemplativos, disfrutan viendo a sus amigos más desinhibidos encarnar personajes, cumplir roles distintos, hacer diálogos y recrear situaciones.
El teatro no debe ser un fin, sino un medio, afirman los especialistas. Una estrategia pedagógica motivadora, multidisciplinar y transversal. No debería limitarse a la representación de final de curso, sino el motivo por el cual invitar a todos los alumnos a participar en un proyecto colaborativo que es de todos, y a través del cual poder desarrollar habilidades y poner en práctica conocimientos (fuente: IDD-Innovación y Desarrollo Docente).
Representar la independencia del Perú, los juicios de Nuremberg o alguna escena romántica extraída de una ópera o una zarzuela, estimula a que los alumnos lean sobre los temas, sus contextos y personajes. Incluso, si el presupuesto del colegio lo permite –o si hubiese apoyo del estado y la empresa privada-, explorar situaciones de épocas pasadas permite aprender sobre cómo se vestían las personas en épocas pasadas, sus costumbres y lugares de procedencia. Existen muchas experiencias de maestros innovadores que, con mínimos recursos, incorporan el teatro a la vida escolar. A veces haciendo actuar a los estudiantes y, a veces, actuando ellos mismos, como el caso del profesor cusqueño Juan Ebert Quispe quien les habla a sus alumnos de Secundaria de la civilización egipcia, disfrazado de Faraón. Sus movimientos hacen fantasear al aula con cómo sería haber vivido allá en la antigüedad. Acto seguido, cambia a Ramsés por Pachacútec y da una emocionada clase sobre el poderío inca, dejando huellas indelebles en los pequeños. Dejando también ganas de escuchar la próxima clase.
Como señala el IDD: “Es sencillo entusiasmar a los alumnos con solo el hecho de plantear la interpretación de una obra. Luego llega el momento en que se toparán de frente con la necesidad de establecer métodos, ensayos, rutinas, responsabilidades con ellos mismos y con el resto del grupo. Aparte de todo esto, toda obra está enmarcada en un contexto histórico, socioeconómico, político y cultural determinado. Con lo cual, podemos hacer de la investigación una actividad para llegar a esos conocimientos entroncándolos con el programa establecido para ese curso. Y además, podemos hacer uso de tecnologías para esa investigación: televisión, Internet, fondos digitales de bibliotecas y archivos públicos. Conocer cómo grabar en vídeo para inmortalizar un ensayo para después visionarlo y corregir fallos”.
Otra forma de incorporar el teatro a la vida escolar es llevando a los alumnos, por lo menos una vez por bimestre, a una obra teatral para lo cual es necesario hacer contactos con las productoras vigentes y tener criterio para escoger aquellas obras que valgan la pena, con buenos actores y temas positivos.
Esta semana el mundo celebra el Día del Teatro ¿Has tenido alguna experiencia teatral con tus alumnos?
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