Tesoros de la humanidad: La Piedra de Rosetta
Hace exactamente 215 años fue descubierta una de las piezas arqueológicas más conocidas de la antigüedad: un fragmento de roca negra (se trata de una roca ígnea parecida al granito llamada granodiorita) que perteneció a una estela egipcia, en la que estaban inscritas líneas de jeroglíficos que permanecieron indescifrables durante más de dos décadas. La Piedra de Rosetta, llamada así por el lugar en el que fue encontrada a fines del siglo 18, se convirtió desde su hallazgo en uno de los objetos más preciados por investigadores de todo el mundo, debido a que constituyó una muestra de información oficial de la sociedad egipcia. Aun cuando no era posible conocer sus contenidos al principio, la fascinación que generó en experto egiptólogos y lingüistas impulsó su protección y estudio hasta 1822 que fue descifrada por el célebre profesor universitario Jean-François Champollion. Desde 1802 la Piedra de Rosetta se encuentra en el Museo Británico de Londres, donde es hasta ahora la pieza más visitada.
El francés Pierre-François Bouchard descubrió la Piedra de Rosetta en julio de 1799, un año después de que los ejércitos napoleónicos invadieran Egipto. Se trataba de un gran bloque de granito de unos 548 kilogramos de peso, grabado aproximadamente el año 196 antes de la era Cristiana y que fue hallado en un pueblo llamado Rashid por los árabes y conocido como Rosetta por los franceses. Este pueblo se encuentra cerca del delta del río Nilo.
El equipo de científicos que trabajaban para el ejército de Napoleón quedó atónito al percatarse que sobre la piedra estaban grabados tres tipos extraños de diferentes escrituras. Sobre la parte superior de la piedra se encontraban unos jeroglíficos imposibles de comprender. Al medio del bloque de granito había un texto en demótico, una antigua escritura egipcia, y sobre la parte inferior de la piedra podía leerse una especie de griego muy antiguo.
El griego antiguo y el demótico eran lenguas de las cuales se tenía conocimiento por los estudios de los especialistas, pero lo que sí significó un verdadero reto para los estudiosos de la época fueron los jeroglíficos. Inmediatamente se contactó a varios expertos en lenguas para descifrar el contenido de la extraña escritura. El sueco Johan Akerblad logró comprender algunos de los nombres inscritos en la piedra comparando los textos griego y demótico. Luego el inglés Thomas Young reemplazó a Akerblad en su tarea y concluyó que los signos que aparecían en el texto egipcio debían hacer referencia a nombres reales.
Hacia 1803 apareció la primera traducción del texto griego de la que se tiene conocimiento. Tuvieron que pasar veinte años más antes de que se pudiera conocer en su totalidad el significado del texto en demótico, lengua descifrada por el profesor francés Jean-François Champollion en París en 1822. Champollion, que era experto en muchas lenguas, entre ellas griego y copto, logró descifrar siete signos demóticos de la Piedra de Rosetta apoyándose para este fin en sus conocimientos de copto.
A partir de este fabuloso hallazgo, el experto francés pudo identificar y traducir los signos jeroglíficos que se correspondían con el tipo de escritura en demótico y griego antiguo. Este fue sin lugar a dudas el principio del desciframiento final de la escritura jeroglífica. Pero, ¿qué texto contenía la Piedra de Rosetta? La Piedra de Rosetta es una especie de duplicado de un decreto público elaborado por un consejo general de sacerdotes reunido en Menfis con motivo del primer aniversario de la coronación del faraón Ptolomeo V Epífanes, rey de todo Egipto. Los jeroglíficos hacen referencia a los honores concedidos al faraón por los templos de Egipto y enmarca sobre todo privilegios de tipo económico para los sacerdotes.
Es interesante conocer el exacto contenido de lo que viene inscrito en la piedra y que compartimos a continuación en idioma español: “Bajo el reinado del joven que recibió la soberanía de su padre, el señor de las insignias reales, siempre cubierto de gloria e instaurador del orden en Egipto, piadoso hacia los dioses, superior a sus enemigos, que ha restablecido la vida de los hombres, Señor de la Fiesta de los Treinta Años, igual que Hefaistos el Grande, un rey como el Sol, gran rey sobre el Alto y el Bajo País, descendiente de los dioses Filopáteres, a quien Hefaistos ha dado aprobación, a quien el Sol le ha dado la victoria, la imagen viva de Zeus, hijo del Sol, Ptolomeo, viviendo por siempre, amado de Ptah. En el año noveno, cuando Aetos, hijo de Aetos, era sacerdote de Alejandro y de los dioses Soteres, de los dioses Adelfas, y de los dioses Evergetes, yFilopáteres, y del dios Epífanes Eucharistos, siendo Pyrrha, hija de Filinos, Athlófora de Berenice Evergetes; siendo Aria, hija de Diógenes, canéfora de Arsínoe Filadelfo; siendo Irene, hija de Ptolomeo, sacerdotisa de Arsínoe Filopátor, en el día cuarto del mes Xandikos”.
Se trata de un texto para cuya comprensión es necesario tener conocimiento de la mitología egipcia, sin embargo podemos apreciar que además de los otorgamientos implícitos en el texto, se hace referencia a todos los títulos y líneas de consanguinidad de la deidad a la que se hace mención. En la actualidad la Piedra de Rosetta puede ser apreciada en el Museo Británico en la ciudad de Londres, Inglaterra.
http://www.artesanias-egipcias.com.ar/piedra_rosetta.htm
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