La influencia de Alejandro Octavio Deustua en el pensamiento, y por tanto en las estructuras de la sociedad peruana de finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, es de una notable magnitud, que repercute hasta nuestros días.
Para comprender a Deustua es necesario adentrarse en las raíces de la corriente filosófica conocida como espiritualismo, originaria del filósofo alemán Rudolf Christoph Eucken y del francés Henri Bergson. Esta forma de reflexión defendía la libertad creativa del alma humana ante el corsé o camisa de fuerza que quería imponerle a esta el positivismo con sus métodos científicos, la otra corriente de pensamiento predominante en el Perú y el mundo a inicios del siglo XX.
Hijo de don Remigio Deustua, escribano público, y de doña Toribia Escarza, Alejandro Octavio Deustua vio la luz 22 de marzo de 1849, en Huancayo, Junín. Desde muy temprana edad dio muestras de sus cualidades para interpretar formas de pensamiento muy complejas, alcanzando su bachillerato en Filosofía por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos apenas a los veinte años. Tres años más tarde, es decir en 1872, obtiene el grado de Doctor en la misma especialidad, evidenciando así su vocación para el estudio de la disciplina surgida en Grecia.
Este estudioso peruano concebía a la filosofía como el paradigma creador de una sociedad ,cuyo principal motor de bienestar y desarrollo fuera un sector educativo fuerte, dinámico y siempre a la vanguardia. La creación de un núcleo de pensadores formados en las Universidades Nacionales y llamados después a dirigir al país, fue su principal, como se constata en muchos de sus trabajos.
Ocupó varios cargos académicos, manifestando siempre su interés por lanzar una reforma del sistema educativo peruano y lograr así una robusta estructura de intelectuales que fuera el motor del progreso nacional. Consigue su primer puesto como catedrático adjunto de Literatura General y Estética en la Universidad Decana de América, cargo que ejerció entre 1882 y 1884. En 1884 obtiene, finalmente, la cátedra principal de las materias de Humanidades mencionadas.
En 1895, el Gobierno del Perú advierte el gran potencial del aún joven pensador y lo nombra Director de Justicia, Culto, Instrucción y Beneficencia, además de Secretario de Primera Clase en las representaciones del Perú en Argentina y Brasil.
Es enviado a Europa, por primera vez, en 1895, por encargo del gobierno de Nicolás de Piérola para investigar los métodos de enseñanza escolares y analizar sobre su posible adaptación a la realidad peruana. En 1901 es elegido Senador por Lima en las filas del partido civilista, partido que propugnaba las ideas que eran el centro del pensamiento de Deustua, es decir, la administración del territorio peruano por las clases mejor preparadas.
En 1915 asciende a Decano de la Facultad de Filosofía y Letras de su Alma Máter y finalmente es nombrado Rector de la misma, en 1928. Entre sus obras más importantes se deben mencionar: Las ideas del orden y la libertad en la historia del pensamiento humano (1922), Estética general (1923), La cultura nacional (1937), El problema de la educación, Informe sobre la enseñanza, El problema universitario y Cultura política (1936). Son conocidos sus debates acerca de la realidad educativa del Perú con Manuel Vicente Villarán, desde la otra orilla del pensamiento intelectual, más asociada a sectores populares que la postura aristocrática de Deustua.
El pensamiento de este intelectual peruano es de una invalorable dimensión porque su aporte para encontrar una solución al problema del sector Educación de nuestro país sigue siendo de una vigencia trascendental, aún 69 años después de su muerte.
Alejandro Octavio Deustua falleció en Lima, en 1945, a la edad de 96 años.