¿Y quién fue Carlos Chiyoteru Hiraoka?
Hubo un tiempo en que el Perú fue un país al que anhelaban llegar extranjeros emprendedores, que escapaban de los horrores de la guerra a hacer fortuna. Algo así como lo que ahora son naciones como Australia, Canadá o los mismos Estados Unidos, que para algunos aun sigue siendo «tierra de oportunidades». En esas épocas, hoy desaparecidas, llegaron personajes de distintos países que lograron establecer su residencia en nuestras tierras, hacer familia y florecer como empresarios en diversos rubros. Ciudadanos alemanes, italianos, franceses, chinos y japoneses crearon emporios comerciales que aun hoy están activos, y se han convertido en algunos casos en parte de nuestra vida. Uno de ellos es nuestro biografiado de hoy, un señor nacido en la provincia japonesa de Kumamoto, que llegó a Ayacucho y abrió una pequeña tienda para comercializar de todo, desde alimentos hasta útiles de escritorio. Hoy esa tienda es la más grande cadena de almacenes de electrodomésticos, tecnología y accesorios para el hogar y la oficina, y cuenta con cuatro inmensos locales en Lima Metropolitana (Centro de Lima, Miraflores, San Miguel e Independencia), y hasta una marca propia de artefactos, Miray. Nos referimos a Carlos Chiyoteru Hiraoka. ¿Conoces su historia? Aquí te la contamos…
Don Carlos Chiyoteru Hiraoka, un ser humano predestinado a trascender en el tiempo por sus actos de generosidad, nació en la provincia de Kumamoto, Japón, el 1 de junio de 1914. Llegó al Perú por primera vez en el año 1933, gracias al llamado que le hiciera su hermano Luis Hiraoka quien, por aquel entonces, ya gozaba de las bondades propias que brindaba el país sudamericano. En 1934 -debido a razones familiares- tuvo que volver a su tierra natal, y en 1936, retornó al Perú por segunda vez, para quedarse definitivamente.
Don Carlos era odontólogo de profesión, sin embargo, tenía un problema: no hablaba español, por lo tanto, hasta 1937, tuvo que ganarse el sustento en diversos trabajos y oficios que se le presentaban. Fue en estas circunstancias, que en el año 1938 llegó a sus manos un aviso publicado en un periódico de la colonia japonesa por un paisano suyo, el próspero comerciante don José Ishikawa, propietario de una cadena de tiendas en la ciudad de Ayacucho, donde solicitaba un empleado para una de ellas.
Don Carlos, con el entusiasmo y la actitud que lo caracterizaron durante toda su vida, se presentó y fue contratado; posteriormente, en el año 1939, a los 25 años de edad fue promovido y enviado a la ciudad de Huanta, lugar que se convirtió en su nuevo hogar, su tierra adoptiva y donde dio inicio a su gran y exitosa historia familiar y comercial.
En Huanta, su tierra adoptiva, Carlos Hiraoka se adaptó rápidamente a sus costumbres, su comida y tradiciones, aprendió a bailar huayno, a hablar español y algo de quechua, constantemente solía decir «yo soy japonés de nacimiento, pero huantino de corazón», ganándose la simpatía y el aprecio de toda la comunidad huantina, que lo eligió como alcalde en 1960 (durante el primer gobierno del Fernando Belaúnde Terry), cargo que desempeñó exitosa y satisfactoriamente, demostrando responsabilidad y una inquebrantable vocación de servicio.
A partir de 1959, en diversas oportunidades, Don Carlos ejerció el cargo de Presidente del Rotary Club de Huanta, así mismo fue destacado miembro del Club de Tiro Huanta, instituciones que sirvieron para congregar a los más connotados paisanos de la ciudad, donde se organizaban actividades sociales y deportivas, en un c1ima de amistad, para confraternidad y mucha camaradería.
En 1939 tuvo la oportunidad de conocer a una distinguida dama natural de Huanta llamada Rosa Torres Galván, quien ingresó a trabajar como cajera de la casa comercial Ishikawa, que administraba don Carlos. Se casaron en 1941 y tuvieron 8 hijos: Carlos, Vidal, Raúl, Guillermo, Luís, Jesús, Carmen y Martha. Don Carlos quería mucho a Huanta, su tierra adoptiva, y se sentía muy agradecido y reconocido por haber sido recibido en ella con los brazos abiertos.
Huanta, ciudad ayacuchana conocida como la Esmeralda de los Andes, recibió de la familia Hiraoka Torres diversas muestras de ese agradecimiento personal de don Carlos, a través de donaciones públicas y privadas, entre las que destacaron la piscina reglamentaria para el Colegio González Vigil (1969); la casona de 1,600.00 m2 para la ciudad, donde funciona el Centro Cívico desde 1975; construcción de aulas y losas deportivas en la escuela San Ramón (donde estudiaron sus hijos), entre otras.
Asimismo, en la ciudad de Lima donó el inmueble para la sede del Club Social Huanta en el Distrito de Magdalena del Mar, la construcción de centros educativos en algunos pueblos jóvenes, la construcción del Jardín Japonés: la construcción del Policlínico Peruano-Japonés, entre otras. También ayudó a muchas personas humildes, en su gran mayoría ciudadanos huantinos, entre campesinos, estudiantes y profesionales recién egresados que permanecen en el anonimato, constituyendo este hecho una gran lección de vida que los ha marcado por siempre.
Se trasladó a Lima y desde 1964 ejerció, además de su labor empresarial, diversos cargos que le permitieron trabajar a favor de la comunidad peruana y japonesa, por lo cual fue reconocido y condecorado por autoridades locales, nacionales e incluso por el gobierno japonés.
Como empresario abrió la tienda Importaciones Hiraoka, en un local ubicado en la Av. Abancay, en 1964, convencido de triunfar. Con la ayuda de sus familiares y amigos, Hiraoka fue construyendo un imperio comercial en la venta de electrodomésticos, tecnología y artículos para oficina y hogar, aunque al principio no fue nada fácil.
Su tenacidad y don de gente le sirvieron para generar una cultura empresarial en la cual el cliente es siempre lo más importante y la calidad de atención, tanto para la venta como para la solución de quejas y y reclamos, un atributo indispensable para cualquier trabajador que desee formar parte de su empresa. Esta política se tradujo en el éxito comercial y prestigio de Importaciones Hiraoka, que hoy cuenta con 4 locales en distritos estratégicos de Lima Metropolitana, posee su propia marca de artefactos (Miray) y servicios de traslado y servicio técnico.
Don Carlos Hiraoka partió de este mundo el 23 de marzo de 2004, a los 90 años de edad, dejando un gran legado y lección de vida a su familia y a todos aquellos quienes han tenido la oportunidad de conocerlo.
Fuente: Blog Armonía Huanta
Muy interesante la biografía, este personaje es un ejemplo de trabajo, tenacidad y emprendedora para los peruanos.
Me encanto la biografia de este empresario x q pudo crear una empresa a pesar de estr en su pais
me encanto la biografía de este gran empresario muchos jóvenes deberían leer, aplicar su ejemplo y salir adelante a pesar de muchos obstáculo que no presenta la vida .
Muy interesante buena biografía
Digno ejemplo: Don Carlos Chiyoteru Hiraoka. PRESENTE!!!!
fallecio a los 89 años