¿Y quién fue José María Químper?
En el estudio introductorio del tomo 7 de nuestra Colección Pensamiento Educativo Peruano, titulado Reconstruir y educar: Tareas de la nación, 1885-1905, escrito por el filósofo Augusto Castro Carpio, se incluye un interesante acercamiento a las ideas educativas del abogado camanejo José María Químper, asociado tradicionalmente a su rol como ministro de Hacienda y Comercio durante los años terribles de la Guerra del Pacífico y, previamente, a su activa participación en los comités organizadores de la defensa peruana frente a la escuadra española en el histórico combate naval del 2 de mayo de 1866. Formado en derecho y teología en la UNSA, Químper desarrolló un pensamiento educativo de naturaleza social, con preocupaciones que bien podrían trasladarse a la actualidad, en cuanto a su defensa de la educación pública como elementos liberador del individuo así como agente democratizador de la sociedad. Asimismo, Químper consideraba que la educación no podía ser vista como un negocio y que había una estrecha relación y corresponsabilidad entre la familia y la escuela cuando se trataba de educar e instruir a las nuevas generaciones. José María Químper, cuyo nombre identifica actualmente a un conocido distrito de la provincia arequipeña de Camaná, es nuestro personaje en la sección biográfica «¿Y quién fue?».
José María Químper (Camaná, Perú, 9 de septiembre de 1828-Lima, 4 de junio de 1902) fue un político y abogado peruano. Fue hijo del coronel Manuel Químper y de María Mercedes Caballero de las Llamosas. Muy niño aún fue trasladado a la ciudad de Arequipa, donde cursó sus estudios escolares en el Colegio Nacional de la Independencia Americana. Pasó a cursar estudios superiores en la Universidad Nacional de San Agustín; allí se graduó de doctor en Letras (1847) y doctor en Teología (1847).
Su carrera política la inició en 1854, cuando se sumó a la revolución liberal que estalló en Arequipa contra el gobierno de José Rufino Echenique y siguió la campaña como secretario del general Ramón Castilla. Después de la batalla de La Palma del 5 de enero de 1855, se estableció en Lima y ejerció la abogacía; pero protestó por la disolución de la Convención Nacional en 1857 e involucrado en una conspiración, tuvo que salir desterrado a Chile.
Instaurado el nuevo gobierno, de corte dictatorial, formó parte del gabinete ministerial, como secretario de Gobierno. Ese gabinete, presidido por José Gálvez Egúsquiza, ha sido llamado por Jorge Basadre como el “de los talentos”, pues todos eran personalidades de notable calidad intelectual. Con el fin de regularizar el ornato de la capital, reglamento la arquitectura civil y atendió a la salubridad pública; en el ramo de correos expidió una legislación que mejoraba el servicio postal; modificó la demarcación territorial, asesorado por el sabio Antonio Raimondi; se implantó la navegación a vapor en los ríos de la selva; reglamentó el censo de la población, pero su planificación fracasó por falta de personal idóneo.
Químper fue uno de los que contribuyeron activamente en la organización la defensa del Callao, donde se desarrolló el memorable combate del 2 de mayo de 1866. Elegido diputado por Camaná en 1867, renunció a la secretaría de Gobierno y se incorporó al Congreso Constituyente reunido poco después y cuya presidencia desempeñó durante un mes. Pero poco después se alzaron el general Pedro Diez Canseco en Arequipa y el coronel José Balta en Chiclayo, en defensa de la Constitución de 1860, y triunfante esta revolución, Químper prefirió retirarse temporalmente de la política.
Entre 1870 y 1871 viajó por diversos países de Europa y América, para dedicarse luego a su profesión de abogado. Pero cuando su amigo Mariano Ignacio Prado volvió al poder como presidente constitucional de la República, se le confió el Ministerio de Hacienda y Comercio en dos períodos: primero desde el 25 de julio hasta el 1 de septiembre de 1879; y después en plena guerra con Chile, desde el 1 de noviembre hasta el 21 de diciembre del mismo año, cuando se produjo el golpe de Nicolás de Piérola. Aunque intentó reanimar la maltrecha economía del país dictando medidas oportunas, sus esfuerzos se vieron anulados por la desorganización política.
En 1877 publicó su obra Derecho político general, en cuyo segundo capítulo expresa su preocupación por la educación como derecho fundamental de las personas y, en particular, por el estado de la educación pública en el Perú: “La educación pública debe estar organizada de manera que todos los ciudadanos reciban lo que necesitan según sus aptitudes y condición social… Y por lo mismo que la enseñanza es una función, tampoco puede ser considerada como una industria que sea preciso dejar bajo el régimen de la libre concurrencia…” Químper fue un pionero del pensamiento educativo liberal y social, pues considera que el éxito de una buena educación necesita de buenos padres, buenos profesores y buenos gobiernos. Para él la educación puede ser el elemento transformador de la sociedad y del individuo (Augusto Castro, tomo 7 de la Colección Pensamiento Educativo Peruano de Derrama Magisterial, Reconstruir y educar: Tareas de la nación, 1885-1905).
El 29 de enero de 1884 fundó el Partido Liberal. Ese mismo año fue desterrado a Iquique, por su oposición al presidente Miguel Iglesias, retornando tras ser depuesto dicho gobernante. Elegido, una vez más, diputado por Camaná (1886), entabló durante varias legislaturas una lucha enconada para evitar la firma del Contrato Grace. Una táctica suya fue promover el ausentismo de la minoría para frustrar el quórum legal, por lo que el gobierno del general Andrés A. Cáceres se vio obligado a vacar las representaciones de la oposición y recién entonces pudo lograr la aprobación del contrato (1889).
Privado de su curul parlamentaria, Químper optó dedicarse al ejercicio de su profesión y a la defensa doctrinaria de los principios liberales. Era un hombre rico y como tal contribuyó en la realización de importantes obras de bien social. En La Bolsa de Arequipa del 16 de enero de 1889, se puede leer la gratitud que le expresa la beneficencia de Camaná, por intermedio de Aníbal D. Espinoza, por haber contribuido con 500 soles de su peculio para la construcción del hospital de Camaná, suma con la que fueron construidas dos espaciosas, bien ventiladas y cómodas salas, prometiendo el entonces diputado por Camaná ayudar siempre con recursos hasta terminar dicha obra.
Publicaciones:
Exposición a los hombres de bien (1880), Manifiesto del ex-ministro de Hacienda y Comercio a la Nación (1881), Las propuestas de los tenedores de bonos (1886), El liberalismo (1886), obra de divulgación sobre los principios básicos de dicha ideología, editada en 12.000 ejemplares que fueron distribuidos gratuitamente, Derecho Político general (2 volúmenes, 1877), Ocho meses de gobierno (1887), en torno al gobierno de Cáceres, Discurso que comenzó a pronunciar al discutirse el contrato Aspíllaga-Donoughmore (1889), en defensa de los intereses de la nación peruana frente a los tenedores de bonos representados por Michael Grace.
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