¿Y quién fue Sérvulo Gutiérrez?
Este año se celebra el primer centenario de uno de los artistas plásticos más importantes del Perú en el Siglo 20. El iqueño Sérvulo Gutiérrez fue una de las personalidades que más animaron la escena artística limeña con sus conocidas aficiones por la bohemia y las bebidas espirituosas. Su carisma produjo una leyenda de su nombre, asociado siempre a las clases más elegantes a pesar de su origen humilde. Boxeador, resanador de esculturas, poeta ocasional, su nombre ahora identifica a uno de los centros culturales más conocidos de Lima Metropolitana, como homenaje permanente a su influyente carrera pictórica. Hoy, en un nuevo capítulo de «¿Y quién fue?» hablaremos del pintor Sérvulo Gutiérrez, a 100 años de su nacimiento.
Sérvulo Gutiérrez Alarcón nació en Ica en febrero de 1914. Fue el quinto hijo de una familia numerosa dedicada desde varias generaciones anteriores a su nacimiento a la artesanía y la restauración artística. Desde temprana edad, el futuro pintor trabajó en diversos oficios entre los cuales cabe destacar el oficio de mozo de restaurante y de peón durante la construcción de la carretera Pisco-Castrovirreyna.
Sérvulo Gutiérrez es considerado el artista peruano más representativo de su generación gracias a su aguda y vehemente representación del expresionismo en su variación latinoamericana. Cabe destacar que Gutiérrez fue un pintor completamente autodidacta.
Muchos han olvidado que este talentoso pintor peruano fue también un excelente boxeador, disciplina en la que llegó a ser campeón nacional en la categoría de peso gallo. Fue incluido en el equipo peruano del deporte de los puños y participó en el campeonato sudamericano efectuado en Córdoba, Argentina, competición en la que obtuvo el subcampeonato de su categoría.
Sin embargo, Sérvulo Gutiérrez siempre sintió una predilección por la pintura. Por esta razón decidió permanecer en Buenos Aires, ciudad en la que trabajó durante varios años al lado de Emilio Pettoruti con el objetivo de perfeccionar sus conocimientos. En Buenos Aires contrajo nupcias con Zulema Palomieri y tuvo una hija a quien llamo Lucy.
Con el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, Gutiérrez retornó a Buenos Aires, procedente de París, ciudad a la que había acudido en busca de algo de inspiración. En la ciudad del Río de La Plata conoció a Claudine Fitte, uno de sus grandes amores y mujer con la que se establecería en Lima durante algún tiempo, ambos disfrutaron mucho la vida bohemia de la Lima de esos años.
El proceso artístico de Sérvulo Gutiérrez se ha dividido en tres periodos: uno monumentalista entre los años 1942 y 1945. En esta época creativa, su pintura osciló entre los esquemas académicos y su inclinación por el modernismo estético entonces presente en artistas como Szyszlo y el arquitecto Luis Miró Quesada. En esta etapa de su carrera, Gutiérrez se acerca mucho a los pintores Independientes, con formación en Europa y completamente opuestos a los indigenistas liderados por Sabogal.
En su segunda etapa de creatividad, la así denominada etapa auténticamente expresionista, su pintura se vuelve mucho más libre, fuerte e intensa. Esta etapa comprende la época entre los años 1946 y 1954. De estos años sobresalen los retratos de Doris Gibson, fundadora de la revista Caretas, con quien sostuvo un tórrido romance que fue la comidilla de las crónicas sociales de ese entonces.
Finalmente, la última y tercera época o la etapa mística de su creatividad, estuvo comprendida entre los años 1955 y 1961. En esta fase de su creación, Gutiérrez se muestra como un pintor obsesionado por delinear las caras principalmente de Santa Rosa de Lima y del Señor de Luren sobre diversos tipos de superficies (muros, cartones, papeles y servilletas).
La laguna de la Huacachina fue, en aquella época, un lugar preferido por el talentoso artista, allí realizó varias pinturas de paisajes con la laguna como motivo, el desierto con sus dunas y su singular y hermosa vegetación. El pintar los paisajes representaba una especie de liberación para Gutiérrez porque se trataba de un trabajo más creativo y sin la imperiosa necesidad de ceñirse tanto a la realidad como si era el caso en los muchos retratos de personas que realizó.
La pintura más conocida de este inigualable pintor es, sin lugar a dudas, Los Andes, un cuadro que muchos consideran como su obra maestra. Algo que muchos desconocen es que Sérvulo Gutiérrez también escribió poesía, a continuación compartimos uno de sus poemas que lleva el título: El Huarango
«Debajo de un árbol lleno de esperanza, Tenía los brazos dislocados en todas partes y era casi como un hombre tremendo, olía como si fuera mi abuelo, no caminaba; estaba frente al mar.
Se agarraba a la esperanza de un solo color: Ica de frente la esperanza; el rosado de tu cuerpo eterno en las arenastiene el tiempo que nosotros los iqueños hemos regresado para darte en partela voluntad de nuestro cariño y eso es todo.Ahora tengo tiempo para mirarte bruja mía,pájaro indígena.Con esos dos colores yo te siento; uno de los tuyos.
Es tal vez un rojo, el otro que acaba de morir. En un niño mío…Si en las arenas te encuentro Huarango dadme esperanzas. Tal vez tú no te acuerdes de mí, yo comía tus semillascuando era un niño tú fuiste bueno conmigo, y no me olvido.
Y al salir, mi madre me esperaba con una flor del cementerio, Entonces, descubrí, que yo vivía, que tenía tiempo; la muerte ya era mía. Árbol extraño, no te miento. ¡Déjame arriba!»
Sérvulo Gutiérrez dejó de existir un 21 de julio en la ciudad de Lima a la edad de 47 años. Su legado artístico perdura hasta hoy y ha servido y sirve como fuente de inspiración a nuevas generaciones de artistas y pintores en nuestro país y el extranjero.
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