¿Y quién fue Yma Súmac?
Durante la década de los años cincuenta, una cantante peruana conquistó el mundo de la música y el cine en Estados Unidos, al punto de hacerse conocida bajo el apelativo de “Princesa Inca”. Sus atuendos costumbristas y su desafiante mirada le dieron un aire de exotismo y misterio. Pero en realidad fue su voz, que cubría un rango superior a las cinco escalas, una característica casi sobrenatural, la que la convirtió en una estrella internacional que llegó a trabajar, en sus años de mayor brillo, junto a artistas como Charlton Heston, Edith Piaf y Libertad Lamarque, entre otros. En nuestro medio se hizo popular su versión del clásico huayno Vírgenes del sol, composición de Jorge Bravo de Rueda que es, después de El cóndor pasa y La flor de la canela, la tercera canción peruana más famosa en el mundo entero. Sin embargo,la carrera musical de Yma Súmac no se limitó a la interpretación de música nacional sino que destacó en un género que hoy podríamos denominar “de fusión”, que combinaba el jazz con la música latina (preponderantemente el mambo) y que muchos musicólogos de la época denominaron “exotic music”. Yma Súmac, nombre en quechua que significa “qué linda”, nació un 13 de septiembre de 1922 (habría cumplido 93 este año) y falleció en el 2008, dos años después de regresar al Perú tras una ausencia de más de tres décadas. Conozcamos más sobre la vida y carrera de esta ilustre artista nacional en nuestra sección biográfica “¿Y quién fue?”.
Su nombre verdadero fue Zoila Augusta Emperatriz Chávarri del Castillo y nació en la Provincia Constitucional del Callao, de padres provincianos (su padre fue cajamarquino y su madre, ancashina). Estas raíces le permitieron criarse escuchando la música vernacular, que comenzó a interpretar desde muy niña dadas sus dotes para el canto. Sin embargo, la joven Zoila jamás grabó un disco en su país, pues inició su carrera discográfica en Argentina, al lado de su esposo, el peruano Moisés Vivanco, también peruano, con quien produjo un álbum de temas del repertorio nacional, aunque de poca resonancia.
Su éxito comenzó a gestarse tras la grabación del disco Voice of the Xtabay en 1950, un álbum en el que combinó sus orígenes andinos con algo de jazz y mambo, llamando la atención del público por su extraordinario rango vocal, capaz de alcanzar elevadísimas notas similares a las de un pajarillo y descender a tonos graves de cantante masculino barítono o bajo, una cualidad sin antecedentes en el mundo de la música. Artistas de la talla de la cantante y actriz alemana Marlene Dietrich o el compositor ruso de música instrumental contemporánea Igor Stravinsky, se contaban entre sus admiradores.
Yma Súmac, que en español significa “qué linda”, llegó a los EE.UU. cargada de misterio ya que, desde sus años de residencia en el Perú se difundió la noticia de que era descendiente directa del Inca Atahualpa. Tomando en cuenta la época en la que este rumor fue distribuido, en la cual no existían tecnologías como las del ADN para confirmar esta clase de parentescos, es probable que no haya pasado de ser un ardid publicitario, aunque existen informaciones en las que se afirma que un cónsul peruano, de nombre José Varela Arias, ratificó el parentesco con el último monarca del Imperio Incaico. Pero, más allá de eso, lo que le dio real fama fue esa sobrehumana capacidad para cantar, capacidad que la llevó hasta Hollywood, donde grabó dos películas: Secret of the Incas (1954) y Omar Khayyam (1957).
En 1959 apareció en el mercado su espectacular grabación de Vírgenes del sol, que figuró en su sexto dsico titulado Fuego del Ande. Esta versión fue la que hizo llegar la voz de Yma Súmac hasta nuestro país y sus éxitos en el extranjero comenzaron a ser reseñados tímidamente. Durante los años del gobierno de Juan Velasco Alvarado, su música y actuaciones tuvieron mayor difusión, al punto que comenzaron a surgir otras cantantes sopranos, intérpretes de huaynos y música andina “de coloratura” como Wara Wara (Judith Acuña Pichilingüe) y Siwar Q’ente (Ana Condori Sulca), entre otras, bajo la influencia de Yma Súmac.
Durante los 60s y 70s Yma Súmac se paseó por diversos escenario de Estados Unidos, Europa y hasta el Japón con su peculiar estilo y desarrolló una personalidad fuerte y temperamental. Nacionalizada norteamericana, fue invitada a cantar al Perú en diversas oportunidades pero no tuvo buen recibimiento pues algunos sectores consideraron como su cambio de nacionalidad como “una traición”. A pesar de sus éxitos en el exigente mercado internacional, sus críticos en el Perú consideraban de poca calidad su propuesta y ella respondió con cierta acrimonia y desprecio por su país.
Sin embargo, con el surgimiento de las nuevas tecnologías y géneros musicales “de fusión”, las nuevas generaciones redescubrieron la voz de Yma Súmac y comenzaron a usar sus canciones como fondo de comerciales y programas de televisión. En el año 2008 Yma Súmac retornó al país y recibió, de manos del gobierno de Alejandro Toledo y de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, condecoraciones y reconocimientos de toda clase. Dos años después falleció víctima del cáncer.
Cantante de registro sorprendente, Yma Súmac cosechó tantos éxitos como críticas, pero dejó un legado musical y artístico que hoy es motivo de orgullo para un país que no supo apreciarla en el cenit de su carrera, confirmando aquella máximo de que “nadie es profeta en su tierra”. Aquí les dejamos unas muestras de su canto:
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