29 de enero: Fallece el poeta peruano Martín Adán

29 de enero: Fallece el poeta peruano Martín AdánLa poesía de Martín Adán, inspirada y colorida, melancólica y personal, se convirtió en uno de los símbolos del Barranco contemporáneo, aquel distrito de aires coloniales y locales bohemios que hoy se ha transformado en dos o tres cuadras de actividad comercial y turística -el Puente de los Suspiros, la Ermita, el bulevar- mientras sus hermosas casas solariegas con zaguanes y enrejados sucumbieron al boom de la construcción en todas sus principales calles, plazas y avenidas. Martín Adán fue el pseudónimo de Rafael de la Fuente Benavides, un vecino de este emblemático distrito de nuestra capital. Martín Adán falleció un día como hoy, hace 33 años. Lo recordamos en esta nota:

Rafael de la Fuente Benavides es un nombre largo y desconocido para la mayoría de personas. Martín Adán, el pseudónimo que utilizó durante su carrera como escritor, permitió que se hiciera conocido entre los círculos literarios aunque en la actualidad tampoco sea muy famoso que digamos, por lo menos entre las enormes masas de personas que no han hecho de la lectura una práctica común en sus vidas. 

Martín Adán es uno de los escritores peruanos más talentosos del siglo 20, sin embargo continúa siendo un personaje únicamente entre reducidos círculos académicos, literarios y un mínimo porcentaje de estudiantes universitarios que han entrado en contacto con sus enrevesadas poesías y narraciones en prosa (poética) en las que da cuenta de su amor por Barranco, su imaginación desmedida y sus conductas nocturnales, que lo hicieron convertirse en uno de los personajes más representativos de la bohemia limeña de los años cincuenta.

Desde su primera obra La casa de cartón (1928) hasta sus ensayos De lo barroco en el Perú (1968), la obra de Adán se paseó por caminos de vanguardia, condenándose voluntariamente a ser entendido solo por sectores instruidos y urbanos, reforzando la imagen elitista que lo acompaña hasta ahora. Leer a Martín Adán es complicado al comienzo, pero muy satisfactorio cuando se llega a apreciar sus vuelos imaginativos, su dominio del idioma y, sobre todo, esa combinación permanente entre lo autobiográfico y lo ficticio, como en aquel misterioso poema titulado Aloysius Acker, que él mismo destruyera en 1933 porque contendría referencias a ciertos aspectos de su vida íntima que decidió no hacer públicos.

Rafael de la Fuente Benavides (Lima, 1908 – 1985) fue un poeta y narrador peruano considerado uno de los fundadores, junto a José María Eguren y César Vallejo, de la poesía moderna en su país, así como un innovador en la prosa de ficción.

En 1927 ingresó a la Universidad de San Marcos para cursar letras y derecho. Ese mismo año aparecieron en la revista Amauta (firmados con el pseudónimo de Martín Adán, que mantendría toda su vida) algunos fragmentos de su libro La casa de cartón, publicado el año siguiente, y el poema Navidad. Durante los siguientes años publicó poemas y ejerció la crítica literaria en diversas revistas, principalmente Amauta y Mercurio Peruano, además de frecuentar las tertulias literarias de José María Eguren y José Carlos Mariátegui.

Martín Adán fue cayendo luego progresivamente en el vértigo de una honda crisis intelectual y emocional que lo llevó a una vida de autodestrucción por el alcohol. Escribía en servilletas o pedazos de papel con una caligrafía temblorosa; la protección de unos pocos amigos salvó parte de esos materiales heterogéneos y a veces incoherentes. En 1935 sufrió un primer internamiento en el Sanatorio de Magdalena, pero es a partir de 1937 cuando su residencia en sanatorios se hace más frecuente a causa del alcoholismo crónico. Durante su primer internamiento en el Hospital Larco Herrera (entre 1937 y 1941), finalizó De lo barroco en el Perú, su tesis doctoral en letras (1938).

A esta reclusión siguieron otras en el mismo hospital (de 1943 a 1946, de 1947 a 1949), hasta que alrededor de 1963 fue internado definitivamente en una clínica particular, que solo abandonó en marzo de 1983 para volver a alojarse en el Hospital Larco Herrera, y a partir del año siguiente en el albergue Canevaro, que acabaría siendo la última morada del poeta.

Entre las distinciones que mereció se encuentran el Premio Nacional de Fomento a la Cultura en el área de poesía los años 1946 y 1961 y el Premio Nacional de Cultura de Literatura correspondiente al bienio 1973-1974. En 1956 fue elegido miembro de la Academia Peruana de la Lengua.

Martín Adán publicó en prosa La casa de cartón (1928) y De lo barroco en el Perú (1968), y los poemarios La rosa de la espinela (1939), Travesía de extramares (1950), Escrito a ciegas (1961), La mano desasida (1964), La piedra absoluta (1966) y Diario de poeta (1975). Parte de su obra se encuentra desperdigada en diarios y revistas: algunos fragmentos del poema Aloysius Acker, destruido por el autor, los trabajos Autores del primer siglo de la Literatura Peruana (1939-40) y Una primitiva bibliografía amazónica (1942), el romance La campana Catalina y el poemario Mi Darío.

Bajo el cuidado de Ricardo Silva-Santisteban se publicaron dos volúmenes que comprenden casi toda su producción literaria: Obra poética (1980) y Obras en prosa (1982); pero falta rescatar la gran cantidad de manuscritos inéditos que se encuentran en la colección de papeles personales de Martín Adán que se encuentra depositada en la Universidad Católica del Perú.

 

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