El Día de la Tierra y el Enfoque Medioambiental
Como cada año desde 1972, el mundo celebra el 22 de abril el Día de la Tierra, una fecha que ha adquirido mayor relevancia con el paso del tiempo, a raíz de los múltiples cambios que la actividad industrial humana ha producido en la salud de nuestro planeta, nuestro único hogar. Uno de los siete enfoques transversales para la formación integral del individuo en la Educación Básica Regular se refiere, precisamente, a la consolidación de una conciencia medioambiental en el estudiantado, que se refleje en el respeto y buen uso de los recursos naturales (agua, energía eléctrica) y la adopción de prácticas que favorezcan la conservación del ecosistema en el que vivimos, con responsabilidad y conocimiento de lo que ello significa.
La Madre Tierra, la Pachamama, la diosa Gea -conocida también como Gaia- fuente de vida y sustento para la humanidad, está de celebración el 22 de abril. En distintas latitudes, miles de personas son instadas a tomar conciencia del cuidado y preservación que debemos observar para asegurar la vida en la Tierra, nuestro hogar. Pero ¿bastará solo un día? ¿Acaso la contaminación ambiental, la depredación de recursos naturales, el calentamiento global, la extinción de especies animales y vegetales, el deshielo, la problemática del agua, etc., no son cuestiones que deberían preocuparnos, a nosotros y a las autoridades, de manera cotidiana y permanente?
La existencia de un Día de la Tierra -como ocurre con el Día del Agua, la Hora del Planeta y otras fechas similares- son solo simbólicas, orientadas a que se tomen decisiones importantes, de carácter global, que demuestren un compromiso real con la protección de la Tierra. Y para ello aun nos falta mucho camino por recorrer en términos de acciones concretas. Aprovechemos este día, instaurado en 1972, para reflexionar sobre ello, en nuestras casas y en las aulas, basados en la presencia del Enfoque Medioambiental como uno de los ejes de la formación integral del alumno, según los contenidos del Currículo Nacional para la Educación Básica Regular.
"Las prácticas educativas con enfoque ambiental contribuyen al desarrollo sostenible de nuestro país y del planeta, es decir son prácticas que ponen énfasis en satisfacer las necesidades de hoy, sin poner en riesgo el poder cubrir las necesidades de las próximas generaciones, donde las dimensiones social, económica, cultural y ambiental del desarrollo sostenible interactúan y toman valor de forma inseparable". Con este concepto, el currículo nacional define su orientación a la creación de conciencia medioambiental en las próximas generaciones.
La conservación del medio ambiente incluye temas como el cuidado del agua, la contaminación del aire, el uso responsable de la energía eléctrica, la preservación de especies animales y vegetales, la promoción del reciclaje y segregación de desechos orgánicos e inorgánicos, entre otros. Todo esto, en las aulas, debe traducirse en una educación medio ambiental que genere conciencia en la población que, una vez acaba da la escuela, será la protagonista del desarrollo nacional.
Las consecuencias del calentamiento global -aumentos de temperatura, mayores volúmenes de lluvia, etc.- no depende únicamente de lo que ocurra en el Perú. De hecho es un fenómeno mundial. Pero si en cada casa aprendemos a usar lo mínimo indispensable de agua, luz eléctrica; respetamos los ecosistemas para proteger la vida animal y vegetal; y compartimos esos hábitos con más personas; haremos realidad este enfoque transversal en aras de una sociedad más preparada para asumir responsabilidades y cumplir retos de cara al futuro.
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