Encinas: Un legado pedagógico que merece ser conservado para el futuro
En pocas semanas se iniciará el VIII Congreso de Educación Encinas, llamado así en homenaje perenne al educador puneño José Antonio Encinas (1888-1958), una de las mentes más lúcidas que ha dado este país en términos de gestión educativo y vocación hacia las nuevas generaciones. Los textos de Encinas son de revisión obligatoria para todos aquellos jóvenes que, a pesar de las dificultades que atraviesa el sector y el país, sientan en el pecho esa llama de sensibilidad y cariño hacia sus estudiantes, conscientes de la importancia que una buena educación tiene en el desarrollo de una sociedad justa y solidaria. Hoy, más que nunca, necesitamos esa escuela nueva que Encinas promovió.
La composición dentro de las estructuras sociales del Perú, no ha cambiado demasiado desde la época del educador peruano José Antonio Encinas (1888-1958). Por esta razón su pensamiento sigue vigente aún hoy, 60 años después de su muerte.
En el pensamiento sobre la educación que propulsaba José Antonio Encinas, la cuestión indígena tuvo un rol central. Según Encinas, era esencial comprender al indígena desde su dimensión humana para poder desarrollar un sistema educativo que pudiera ayudarlo a desplegar todas sus potencialidades. El indígena, como todo ser humano, vive, crece, percibe y sociabiliza dentro de una realidad que aprehende e interioriza en el proceso de desarrollo de su personalidad.
El contexto histórico en que José Antonio Encinas elabora sus postulaciones sobre la educación, es un contexto en que varias agrupaciones de la sociedad abogaban por la reivindicación del grupo indígena como un grupo social tan valioso como los otros que formaban las estructuras sociales del Perú de la primera mitad del siglo XX.
El notable educador puneño creía que era posible utilizar a la escuela como un espacio animado y con vida a fin de introducirlo en el proceso educativo del niño y de esta forma cambiar la manera en que el infante aprende a percibir y lidiar con su entorno. Este cambio en la cosmovisión del indígena lograría cambiar la formación de su personalidad de una manera en que se sintiera parte de un todo y no un elemento aislado y explotado.
Encinas pensaba que no se debía circunscribir a la escuela al rol de un ente que solo ayuda al individuo a aprender a leer y escribir, sino que además de cumplir esta función, la escuela debía asumir un rol que ayudara a mejorar el entorno social del indígena. Este entorno está estrechamente relacionado a la mejora de las condiciones en que el indígena practica la labor central de su vida en comunidad, la agricultura. De esta forma, el nativo sentiría que mediante la educación que le brinda el sistema educativo, más concretamente las escuelas, él sería capaz de moldear su propio destino, componente esencial en la vida de cualquier grupo social.
La naturaleza del pensamiento de Encinas buscaba sin lugar a dudas sentar las bases que hicieran posible un cambio para un horizonte de tiempo que fuera más allá del inmediato. La promoción de una reorganización que asignara un rol y papel más activo a la colectividad indígena, fue un componente fundamental de las reformas educativas propuestas por Encinas.
Para conseguir los objetivos de este sistema educativo integrador, sería necesario formar a maestros conscientes, sensibles y perceptivos al respecto del origen étnico social de cada niño, profesores capaces de penetrar en la compleja estructura del pensamiento humano para a partir de esta base, guiar al alumno en su formación educativa. El tipo de escuela que formaría a estos profesores fue conocida como un modelo de escuela social a desarrollar con el objetivo de lograr los cambios esperados.
El planteamiento de Encinas estaba, sin lugar a dudas, adelantado a su época. Su visión de la educación óptima, proponía la creación de escuelas que fueran formadoras integrales de los niños, es decir centros educativos con una perspectiva holística de todas las actividades que forman parte de la vida del individuo dentro de su entorno y contexto social: trabajo, distracción, forma de relacionarse socialmente, costumbres culturales, cosmovisión, ubicación geográfica, etc.
En el Perú de hoy, la problemática que desnudó Encinas prácticamente no ha sufrido cambios. La propuesta de un tipo de escuela que forme individuos de una manera integral y que haga de niños, hombres conscientes de su origen, ocupación, realidad y sentir, sigue siendo una propuesta imperante y una tarea pendiente.
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