Mundial y docencia: Hinchas que dan ejemplo al mundo
El video dio la vuelta al mundo hace apenas un par de días. Los seguidores de las selecciones de Japón y Senegal, en medio de la alegría que sentían por el hecho de que sus equipos habían ganado sus respectivos partidos -frente a Colombia y Polonia, respectivamente- dedicaron varios minutos a limpiar las tribunas de los estadios rusos que los acogieron. Esta demostración de urbanidad y educación es una de las demostraciones más claras de que el torneo mundial de fútbol ofrece mucho más que entretenimiento a través de 64 encuentros. Cultura y civilización que nos llegan desde dos países distintos, lejanos, de razas e idiomas totalmente ajenos a nosotros, pero que nos hablan directo a la educación de nuestros hijos. Más allá de que el video se haya hecho viral, docentes y padres de familia debemos seguir este ejemplo y hacer que trascienda la curiosidad de la noticia.
Durante los veranos, uno de los reportajes clásicos de la televisión peruana es el estado calamitoso en el que quedan las playas populares tras los fines de semana de la temporada, debido al descuido y la indiferencia que demuestran los bañistas con respecto a los desperdicios que generan y no se toman la molestia de recoger. Incluso en las playas del sur, y su circuito anexo de discotecas nocturnas, podemos ver que jóvenes y no tan jóvenes de muy buena situación económica dejan calles, plazas y locales en condiciones lamentables luego de divertirse y cometer excesos de todo tipo: botellas de vidrio y plástico, papeles, desperdicios orgánicos, todo termina ensuciando la ciudad sin que se les active ningún remordimiento ni vergüenza ante la desconsideración y atropello que cometen contra los espacios públicos, que son para uso y disfrute de todos.
La descripción de esta situación es solo una de las muestras de nuestro bajo nivel educativo y cultura urbana, problemáticas que afectan a ambos extremos del espectro socioeconómico de nuestro país. Por eso nos sorprendemos tanto, casi como si estuviéramos frente a una escena de ciencia ficción, al ver cómo hinchas de países tan lejanos a nosotros, y tan diferentes entre sí, como Japón y Senegal -que ganaron su derecho a asistir al Mundial de Fútbol como nosotros- dan al mundo una lección de limpieza, conciencia urbana y respeto por la propiedad ajena, al dedicar varios minutos a recoger los desperdicios que produjeron tras las dos o tres horas en las que hicieron uso de las instalaciones de los estadios de las ciudades de Saransk y Moscú, en las que jugaron sus selecciones.
Japón es uno de los países con las mejores economías del mundo. Y es sabido que poseen uno de los sistemas educativos mejor organizados, con estrategias y presupuestos que permiten una educación pública de alta calidad. Además, cuentan con tradiciones como el Osoji, que se estimula desde la educación básica. Para los japoneses, la pureza del entorno representa también la pureza del alma. Por tal motivo se destina un horario para que los niños limpien salones, patios, baños y espacios comunes. Esta situación, lejos de verse como un castigo, forma de una tradición que enseña a comprometerse con el cuidado del entorno, manteniendo todo limpio y ordenado. El Osoji tiene su origen es un ritual japonés de fin de año que consiste en limpiar la casa o el negocio a fondo, para comenzar un año nuevo purificados y limpios física y espiritualmente. (Fuente: Estabueno.com.ar).
¿Y Senegal? Lejos de ser un país del Primer Mundo, este país ubicado al oeste del África Sub-Sahariana, reporta niveles altísimos de pobreza extrema en sus áreas rurales e índices preocupantes de niños mendigos, que no tienen acceso a la más mínima educación ni condiciones de vida acomodadas. Sin embargo, las poblaciones urbanas que han logrado acceder a educación, muchos de ellos con profesiones en el extranjero gracias a becas europeas -Senegal fue colonia francesa durante casi 300 años-, como los integrantes de los grupos de hinchas que pudieron llegar hasta Rusia para alentar a su selección de fútbol con alegres cánticos, bailes y coloridas vestimentas, han dejado en alto el nombre de su pequeño país (su área es nueve veces menor que la del Perú), con esta demostración de limpieza y respeto.
La pregunta que nos hacemos es entonces: Si Japón es uno de los países más desarrollados y ricos, y Senegal está en la orilla contraria ¿cómo es que los dos dan muestras de urbanidad al mundo, del mismo tiepo y valor? ¿Podemos hacer nuestra esa forma de ser de la noche a la mañana y hacer que nuestras nuevas generaciones dejen atrás los malos y destructivos hábitos que aun exhibimos como sociedad? Ahora que el video de senegaleses y japoneses limpiando es viral ¿significa que nosotros ya no botaremos envolturas de galletas o golosinas desde las ventanas de nuestras camionetas 4×4 o desde los micros? ¿Recogeremos bandejas, vasos y botellas de los cines al terminar las funciones? ¿Dejaremos las playas limpias después de veranear?
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El mundial Rusia 2018 nos deja un ejemplar hábito de acracter comun, para mantener el orden y la limpieza de calles, avenidas, parques, estadios, coliseos, mares, oceanos, paisajes y complejos arqueológicos, etc… Asi mismo no he visto cronicas rojas de delincuencia ni quejas por estas cosas. Si eso se hace en nuestra patria, seria refundarla y eso corre a responsabuilidad de la educación.