Reflexiones Magisteriales: El racismo en la escuela
Uno de los vicios sociales más extendidos en nuestro país es, cómo no, el racismo. Aun cuando se han desplegado innumerables campañas mediáticas y de redes sociales para concientizar a la población sobre este tema, los casos de discriminación racial no solo no han disminuido sino que han aumentado y se han diversificado, adoptando formas sutiles que aparentan no ser racistas, pero que tratan de esconder (muchas veces sin éxito) esta inaceptable tendencia a pensar que hay tipos raciales “mejores” o “superiores” que otros. Esta problemática es muy común en los colegios y es necesario contribuir a que se erradique en beneficio del desarrollo de nuestros niños y adolescentes.
Los modelos de éxito y fama que, a diario, son difundidos masivamente por los canales de televisión (señal abierta) son una fuente inagotable de prácticas discriminatorias. Esta es una realidad cotidiana que no puede negarse a pesar de que el discurso oficial no se ocupe del tema porque eso significaría enfrentarse al gran poder de influencia socioeconómica de quienes programan y controlan los contenidos de estos medios de comunicación.
Pero no es la única razón por la cual el racismo, muchas veces encubierto en bromas o comentarios ligeros –para dar la sensación de que son expresiones “de cariño”- se pasea campante por las aulas escolares y universitarias. Nuestro país es, en el entorno latinoamericano, uno de los más afectados por esta tara social y, más allá de sumergirnos en sus fundamentos históricos, nos toca como educadores entender y comprender que hay formas de combatirlo, y que esas formas están en nuestras manos, en el comportamiento que tenemos en las propias aulas.
“Cholear” o “negrear” –es decir, calificar de manera despectiva usando los sustantivos “cholo” o “negro”- es una práctica muy común entre nosotros, que se manifiesta principalmente de habitantes de la capital hacia aquellos compatriotas que provienen del interior del país. Incluso la palabra “serrano”, que describe la pertenencia a la región más grande y de población mayoritaria en el Perú, la Sierra, es desde hace muchísimos años, usada como insulto.
Y aun hoy, en pleno siglo 21 y en tiempos de redes sociales y campañas mediáticas en pro de la integración y la inclusión –dos palabras muy de moda actualmente- vemos a diario casos en que una conductora prepotente, con tonalidades cutáneas ligeramente más claras, “serranea” a un efectivo policial y llega al punto de golpearlo, porque no permitió que ella hiciera lo que se le antojaba aun cuando eso incluía pasar por encima de los reglamentos de tránsito.
Este y otros casos, que reciben gran difusión a través de las pantallas de la televisión, es interiorizado por millones de niños y adolescentes –así como los contenidos de los programas de entretenimiento en donde todos los hombres son blancos, altos, fornidos y todas las mujeres esculturales, bonitas y sin un solo rasgo que remita a nuestra esencia andina- que, siendo de padres andinos, amazónicos o criollos costeños de apariencias opuestas (pensemos en descendientes de las culturas moche del norte o herederos de la diversidad serrana y afroperuana del sur), crecen avergonzados de su apariencia y reniegan de ella, aumentando la noción del auto-racismo, que finalmente los lleva a menospreciar a sus pares cuando detectan que sus pieles son aun más oscuras que las suyas.
Las familias también contribuyen a este problema, puesto que en diversos casos han hecho diferencias entre sus hijos porque “uno es más clarito que el otro”, socavando desde la primera infancia toda posibilidad de que los niños aprendan que todos somos iguales y merecemos el mismo respeto ya que nuestras potencialidades de aprender a ser mejores seres humanos y desarrollarnos personal y académicamente son las mismas, según nuestras específicas capacidades e inteligencias, como bien dice el neurocientífico Howard Gardner.
Así es , desde niños se ve que hay discriminación por el hecho de que unos son de piel más clara que otros, inclusive no quieren ni adjuntarse con ellos los de piel morena porque dicen que son negros y que huelen mal, eso se ve desde el nivel inicial
por que no hacen estudios sobre la herencia del genoma humano? , para que se den cuenta de donde viene la gente