Retablos Ayacuchanos: Una hermosa artesanía en riesgo de extinción
Hace una semana en un programa de noticias de señal abierta, se propaló un reportaje preocupante respecto del riesgo de desaparición que corre una de las tradiciones artesanales más hermosas de nuestro país: el Retablo Ayacuchano. En el reporte puede verse a jóvenes ayacuchanos, de entre 13 y 18 años, declarar que “no les gusta aprender a hacer retablos” porque, en resumen, no da plata. Este arte popular, que nació en tiempos coloniales pero que adquirió auge y prestigio como atractivo para turistas recién en la primera mitad del siglo 20, con artesanos de la provincia de San Marcos que se hicieron expertos en la elaboración de estas coloridas cajas de cedro que en su interior contaban historias desde religiosas hasta agrícolas, a través de figuras hechas de arcilla, ya no resulta atractivo para las nuevas generaciones y, ante la inevitable desaparición física de los maestros retablistas -los de la primera generación ya fallecieron prácticamente todo, y los de la segunda no han tenido a quien trasladar sus depuradas técnicas artesanales- y las prioridades de la vida moderna, no hay -o hay muy pocos- jóvenes que se perfilen como futuros retablistas, quizás más preocupados por pasar su tiempo libre en el Facebook o viendo algún “reality” (los más urbanos), mientras que los de áreas más rurales ya no ven como algo rentable seguir conservando esta tradición y se dedican a otras actividades que les permitan un mayor ingreso para sus comunidades. Lo cierto es que cada vez hay menos retablistas y esta bella manifestación artística de nuestro país amenaza con desaparecer, salvo por el trabajo intenso de maestros ayacuchanos que, ya sea en sus pueblos o instalados en Lima, aun proveen a las casas artesanales y mercados indios de estas obras fantásticas que son símbolo de aquel sincretismo cultural que unió el fervor religioso católico, propio del colonizador español; con el talento manual de nuestros compatriotas, reconocido en el mundo entero.
La palabra “retablo” proviene de la expresión en latín “retro tabulum” que a su vez fue reducida en la palabra “retabulum”, con la cual se designaba a la estructura arquitectónica, pictórica y escultórica que se sitúa detrás del altar en las iglesias católicas. Como tal, los retablos en formato grande se han desarrollado y colocado en todos los templos de la Vieja Europa católica desde el siglo 13 como decoración. Su estructura en tablas (o lienzos) se replica en los formatos pictóricos conocidos como dípticos o trípticos (un cuadro de formato amplio dividido en dos o tres secciones, cada una de las cuales cuenta escenas diferentes de un mismo tema, por lo general religioso. Uno de los cuadros más conocidos en este estilo es El jardín de las delicias pintado a inicios del siglo 16 por el holandés Hieronymus Bosch (El Bosco).
Los retablos han sido parte importante en el decorado de las iglesias católicas durante siglos, y llegaron también a nuestras tierras, evidentemente, tras la colonización española. Así, es muy común ver en las iglesias coloniales de Lima, Cusco y Ayacucho (y en el resto del país) estas estructuras que combinan la escultura, la pintura y la arquitectura en sus altares y capillas. La genialidad de los artesanos ayacuchanos radica en trasladar estos retablos a un formato mucho más pequeño, utilizando materiales diversos, para condensar el sincretismo religioso en exquisitas piezas de arte popular que, con el pasar de los años se convirtieron en una de las expresiones más admiradas del Perú, por su belleza, colorido, detallismo y diversidad.
“El antepasado más remoto del retablo (ayacuchano) es el pequeño altar portátil, denominado Capillita de Santero, que fuera introducido a tierras americanas por los españoles durante el Virreinato… consistían en unas cajas similares a las del actual retablo. En su interior había efigies de Santiago y de otros santos…”, cuenta el investigador Ignacio López Quispe en un artículo de 1999. Y en el mismo artículo, López Quispe añade: “En los últimos años del siglo 18, cuando la producción de las Capillitas de santero quedó en manos de artistas y artesanos indígenas y mestizos, estas obras fueron sufriendo una paulatina pero profunda transformación…”
En la actualidad hablar de retablos ayacuchanos genera admiración y orgullo nacional pero, al mismo tiempo, preocupa ver que más allá de esas manifestaciones positivas, se hace poco o nada por conservar esta actividad artesanal viva y en efervescencia, lo cual amenaza su existencia para las próximas décadas, básicamente por la falta de interés en las nuevas generaciones por aprender este arte popular. Salvo dos o tres destacados maestros retablistas como Cláudio Jiménez o Silvestre Ataucusi, que aun trabajan confeccionando estas finas y detallistas cajas de madera con figuras que representan desde el nacimiento de Jesús hasta las faenas agrícolas, hasta los horrores del terrorismo y los padecimientos del pueblo de Ayacucho en lasépocas en que Sendero Luminoso y el ejército estaban sumidos en la horrenda guerra que desangró nuestro país; las casas artesanales encuentran cada vez más dificultades para proveerse de retablos que mantengan el colorido, la exactitud y belleza de aquellos que desarrollaron este arte peruano desde inicios del siglo 20.
Citemos otra vez al investigador López Quispe: “Un acontecimiento trascendental para el desarrollo del retablo ocurre en el año 1931, cuando un grupo de artistas e intelectuales, presididos por José Sabogal, se interesa por el denominado “arte popular peruano”. Entre ellos es importante destacar a Camilo Blas, Teresa Carvallo, Julia Codesido, Carlos Camino Brent y pocos años después, José María Arguedas… (quien) llega a la conclusión de que uno de los más destacados representantes de los artesanos constructores de Cajones de San Marcos era don Joaquín López Antay, padre del cronista Ignacio López.
El artesano retablista es también conocido como “imaginero” y las figuras suelen ser elaboradas con una pasta arcillosa hecha a base de papa hervida y molida mezclada con yeso. La estructura de las cajas -llamadas Cajones de San Marcos por la procedencia de sus artesanos, ubicada principalmente en la provincia ayacuchana de ese nombre- son de madera y para su colorido acabado se utilizan pinturas, temperas y pinceles muy pequeños, cuando las figuras han secado. Aunque no hay una medida estándar, el retablo clásico puede medir 32 x 25 centímetros, con las figuras internas de 6 centímetros de alto en promedio. Pero se han visto también retablos más pequeños y más grandes, con representaciones internas muy sencillas y otras extremadamente recargadas y complejas, lo cual hace aumentar su valor.
La familia de Joaquín López Antay, quien falleció en 1981 y recibió en vida múltiples reconocimientos por su labor artesanal, es olo una de las que se dedicaron en esos años -segunda mitad del siglo 20- a desarrollar el retablo ayacuchano como expresión de peruanidad, pero hoy lamentablemente esa tradición está sufriendo por la indiferencia de la sociedad de consumo frente a estos productos, pues no hay una correspondencia entre la promoción de su valor como elemento de identidad nacional con el estímulo a que los más jóvenes también decidan dedicarse a aprender cómo hacerlos, con la finalidad de conservar su existencia. Aun hay familias que se dedican a hacerlos pero cada vez son menos.
En el reportaje indicaron que el maestro retablista q se encontraba en los olivos daba clases me interesaria aprender este arte para que no se pierda.
Son hermosos los Retablos Ayacuchanos, me podría enviar la dirección en Lima del taller donde los confeccionan¿se puede hacer un pedido con decoración especial ¿ gracias espero respuesta
Estimada prof. Magda, buenos días:
Revise esta página web, es de un artesano retablista:
http://www.pqs.pe/historias/gabriel-ataucusi-disenador-y-fabricante-de-retablos-ayacuchanos
Saludos cordiales,
Oficina de Imagen Institucional
Derrama Magisterial
Quisiera saber si aún hay retablos en exhibición en la derrama o si saben de algún lugar para comprarlos gracias
Estimada Alicia:
No tenemos en exhibición, si averiguamos de algún lugar le estaremos informando,
Muchas gracias por seguirnos
Oficina de Imagen Institucional
Derrama Magisterial
Buenas noches, por favor estoy realizando una investigación sobre los retablos ayacuchanos y me gustaría saber quién es el autor de este artículo
Es un arte maravilloso y muy bien catalogado en España.La pena es que no es muy conocido y por tanto valorado aunque lo conozco personalmente y espero y deseo que no desaparezca.
No mencionaron a un gran maestro artesano al cual pude conocer en vida, Jesus Urbano, hoy en dia se esposa sigue su labor de retablista en huampani alto.
Gracias por la información me sirvio de mucha ayuda.