¿Y quién fue Horacio?
Cuando nuestra sede central recibe visitas de personas no relacionadas con la escuela pública, lo primero que ven es el busto de un personaje, pero no tienen la menor idea de quién es. Sin embargo, entre los docentes del Magisterio Nacional, la sola mención de su nombre de pila es suficiente para generar conversaciones, recuerdos entre los más veteranos, cálidas menciones y encendidos debates entre quienes conocieron su obra como profesor, poeta y dirigente sindical. La palabra Horacio no solo identifica el Concurso Nacional de Educación que nuestra institución organiza hace más de 20 años sino que además da nombre a nuestro Auditorio y es constante motivo de remembranza e identidad. Su nombre completo -Horacio Zeballos Gámez- sirve además de nombre de una gran cantidad de colegios en el interior del país, particularmente en Arequipa y Moquegua. Pero su carrera y trayectoria es desconocida para el común de la gente. Por ese motivo, queremos proseguir nuestra serie biográfica “¿Y quién fue?” hablando de Horacio Zeballos Gámez, a 70 años de su nacimiento.
Horacio Zeballos Gámez nació en el distrito Carumas, provincia Mariscal Nieto, región Moquegua, el jueves 20 de marzo de 1942. Estudió primaria en la Escuela de Varones 973, de su pueblo natal, donde destacó como declamador y actor; aquí inicia su creación poética. A los 11 años es nombrado Portero-Conductor de la Estación Radiotelegráfica de Carumas.
En 1955 viajó a Moquegua para estudiar secundaria en la Gran Unidad Escolar Simón Bolívar. A los 15 años trabajó en Toquepala, como obrero de la Southern Perú Copper Corporation, conociendo e identificándose con el trabajo y la lucha de los mineros.
En marzo de 1961 viajó por primera vez a Arequipa, ingresó a la Escuela Normal de Varones La Salle. Fue integrante activo de la Asociación Nacional de Escritores y Artistas de Arequipa – ANEAA. Al año siguiente publicó su primer poemario, de estilo romántico: El eco de mi voz; y en 1963, Pluma esclava, que contiene versos de profundo contenido social.
Tras graduarse como profesor de Educación Primaria, inicia su carrera como Director Unidocente de la Escuela Primaria Mixta 9678, del pueblo Pitay, distrito Santa Isabel de Siguas, a 110 km. de Arequipa. Desempeñó sus labores en condiciones deplorables, pero en Fiestas Patrias de aquel año inauguró el nuevo local escolar, construido por el pueblo bajo su dirección. En 1965 ingresó a la Facultad de Letras de la Universidad Nacional San Agustín de Arequipa, y luego a la de Derecho, estudios que no culmina debido a su decidida incursión en el sindicalismo y la política.
En la segunda mitad de los 60s, Horacio comenzó a involucrarse más en el trabajo sindical, organizando el Sindicato Distrital de Maestros Primarios de Sabandía, de donde es promovido, mediante elecciones, a Subsecretario, y luego a Secretario General del Sindicato de Profesores Primarios de Arequipa. Casi al final de esa década, organizó el Movimiento Independiente de Unificación Magisterial de Arequipa.
Paralelamente, su obra poética siguió sumando títulos con Los esclavos de corbata (1970), en la que expone la realidad, los reclamos y la protesta del magisterio peruano. En 1972 encabezó la huelga por la repatriación de los maestros y dirigentes populares que habían sido deportados por el gobierno de Juan Velasco Alvarado. Finalmente, consiguió que fueran repatriados y luego recibidos multitudinariamente en Arequipa, el 15 de abril de ese mismo año.
Horacio fue elegido como primer Secretario General del Sindicato Único (hoy Unitario) de Trabajadores en la Educación del Perú–SUTEP. Como consecuencia del Paro Nacional del 24 de octubre de 1973, Horacio, junto a 96 maestros, fue recluido en la Colonia Penal del Sepa, donde permanecieron presos casi 8 meses.
Durante todos los años setenta, Horacio Zeballos estuvo al frente de las luchas magisteriales del SUTEP, que eran respaldadas por la población pues encaraban con valentía los justos pedidos y reivindicaciones de los maestros del Perú, en una época marcada por el militarismo. A diferencia de nuestro actual ordenamiento social, político y económico, la acción sindical no estaba carcomida por intereses subalternos y respondía, en todo caso, a elevados conceptos idealistas de protección de la dignidad y el valor del docente. por tal motivo, la figura de Horacio creció gracias a su consecuencia, la cual es reconocida hasta ahora por aquellos amestros que llegaron a conocerlo de cerca.
En 1980 fue candidato a la Presidencia de la República por el movimiento político UNIR-Unión Nacional de Izquierda Revolucionaria, ocupando el quinto lugar en la votación. En la misma contienda electoral fue elegido Diputado por Arequipa. Por ese entonces su salud ya comenzaba a deteriorarse. Ese año presentó el que sería su último poemario, titulado Alegrías de la prisión, conjunto de 30 poemas escritos en condición de prisionero, en el cual expresa su irrenunciable compromiso con el pueblo y los maestros; asimismo, su homenaje a la mujer y al amor, su tributo a la amistad y su acendrado amor filial. Esta obra fue reeditada por Derrama Magisterial, en 2000, con el título Alegrías del prisionero.
Horacio falleció el 7 de marzo de 1984, en Lima, debido a un paro cardiaco por “coma hiperglucémico”. Fue enterrado en Arequipa. Tiempo después, sus restos fueron trasladados a un Mausoleo ubicado en la parte izquierda del acceso principal al camposanto, donde todos los años se realizan romerías en homenaje a su vida, dedicada al magisterio nacional, a los trabajadores y al pueblo.
Fue el fundador del SUTEP.
Participó en el Primer Congreso Nacional del Magisterio Peruano.
En 1965 se matricula en la Facultad de Letras de la Universidad Nacional de san Agustín de Arequipa y posteriormente en la de Derecho, cuyos estudios no culmina debido a su decidida incursión en el campo del sindicalismo y de la lucha política
Esta es una de las obras que me gusta más de él Los Esclavos de Corbata en la cual expone la realidad, pedido y protesta del magisterio peruano.
Estudió en la Universidad Nacional de San Agustín llegando a ser dirigente de su centro federado.
Horacio escribió artículos y poesía. Entre sus obras podemos citar “ Alegrías de la prisión”, “Pluma esclava”, “ El eco de mi voz”, “Los esclavos de corbata”, entre todas.
Fue unos de los mejores luchadores sindicales.