¿Y quién fue José María Eguren?
En Lima, cada distrito – de los antiguos – tiene su propia Gran Unidad Escolar. La de Barranco se llama José María Eguren, bautizada así en honor a nuestro gran artista, que vivió en este bohemio distrito desde su infancia. Fundado originalmente en 1944 como Colegio Nacional de Segunda Enseñanza, se convirtió en G.U.E. en 1962 por la cantidad de alumnos que albergaba, cuando el Ministro de Educación era nuestro célebre historiador Jorge Basadre Grossman. Poco a poco se convirtió en uno de los colegios nacionales más prestigiosos, destacado en los desfiles escolares y celebraciones patrias. Hoy eso es historia pues, como todos sabemos, los colegios estatales ya no son lo que eran antes. Algunos personajes como el compositor de música criolla Manuel Acosta Ojeda, el expresidente Alan García Pérez y conocidos futbolistas como Roberto Palacios, Juan Jayo Legario, entre otros, pasaron por sus aulas. Pero ¿quién fue realmente José María Eguren? De eso trata este nuevo artículo de la serie biográfica ¿Y quién fue?
Nació en Lima el 7 de julio de 1874, y ese mismo día fue bautizado en la Iglesia de San Sebastián, en el barrio de Monserrate. A los seis años de edad, en 1880, tras la ocupación del ejército chileno en Lima, sus padres lo llevaron a vivir a la hacienda Chuquitanta, a las afueras de la capital, donde su progenitor era administrador. Al año siguiente también vivió en la entonces hacienda Pro, y a pesar de haber terminado la ocupación sureña en 1883, sus padres procuraron mantenerlo en esos lugares (aún) campestres, por contar con un clima más propicio para el niño José María. De esta manera, el futuro poeta vivió lejos de sus hermanos, de su familia, y muy cerca de la naturaleza, un elemento clave en su concepción del arte y la literatura. No hay duda de que la soledad del entorno natural perfiló sus años de aprendizaje visual.
En 1892 Eguren participó con un óleo en la Exposición Nacional de 1892 en Lima. Cinco años después, en 1897, ocurrió algo trascendental en su vida: el joven de 23 años se mudó al balneario de Barranco, tras la muerte de sus padres. En 1911 publicó Simbólicas y La canción de la figuras en 1916, con estos dos libros Eguren mereció la admiración de los escritores de su época. Salía así de su círculo privado, y se abría al mundo con sus versos rítmicos, de mucho color y densidad conceptual. Para fines de la década de 1910 su otra vocación, la pintura, gozó de algún reconocimiento de las élites culturales del país. Y es que Eguren, siendo un delicado pintor de imágenes casi oníricas, pasaría la prueba de fuego al contar con la venia del maestro Teófilo Castillo (1857-1922), quien era para los asuntos de artes plásticas, lo mismo que Clemente Palma lo era para la literatura: la autoridad máxima.
Su curiosidad por la tecnología, y concretamente por los objetos que venían revolucionando el arte y la vida cotidiana de la gente, lo llevó a fabricar en 1923 una cámara fotográfica muy pequeña, según algunos dicen, de “dos centímetros”, con la que reprodujo una gran cantidad de fotografías, muy nítidas y que aún se conservan en buen estado. El Eguren fotógrafo manejaba con precisión la técnica de la imagen y, por sobre todas las cosas, mantuvo su visión estética de la realidad. Es muy probable que, por andar en sus andanzas fotográficas, haya sufrido un golpe severo, que lo inmovilizaría por un buen tiempo. El hecho ocurrió en 1928 y tras superarlo, el artista lo definió curiosamente como “una excursión fotográfica”. Eguren aprovechó este descanso obligado para preocuparse en publicar, en 1929, en la editorial Minerva, el libro Poesías, en el que incluyó Simbólicas, La canción de las figuras, y sumó un volumen más: Sombras y Rondinelas.
Un año antes de su muerte, en junio de 1941, José de la Riva Agüero le dio una gran noticia: su elección como miembro numerario de la Academia Peruana de la Lengua correspondiente a la española. Lamentablemente, solo lo disfrutó algunos meses. Agotado y solitario, como lo fue casi toda su vida, pero principalmente durante sus últimos diez años, José María Eguren murió en una madrugada de otoño, de humedad y neblina, el 19 de abril de 1942. Tenía 68 años de edad.
Tuvo una vida bastante apacible, aunque agobiada por algunas penurias económicas. Además de escritor fue acuarelista y fotógrafo. Trabajó asimismo como profesor.
Gracias maestro Eguren por introducirme a la niña de la lámpara azul…